A sus 72 años, Álvaro y su mujer María del Rosario han viajado a Roma desde Madrid (España), para dar su testimonio acerca de la importancia de la transmisión de la fe de los mayores a los jóvenes en el X Encuentro Mundial de las Familias
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Álvaro y María Ángeles dan su testimonio en el Encuentro Mundial de Familias. Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa |
Álvaro es presidente nacional de
Vida Ascendente, un Movimiento Laical de personas jubiladas y mayores, y jamás
se habría imaginado que la historia de su padre, que pasó hace tantos años, iba
a contarse en un día como hoy en Roma ante más de 2.000 personas.
“Mi intención es transmitir
a los mayores esperanza en un un tema que genera mucho dolor y desconcierto,
que es cuando una persona está tratando de transmitir su fe a sus hijos y a sus
nietos y no lo consiguen”, explicó Álvaro a ACI Prensa.
“Para consolar y esperanzar a los
mayores a que no dejen de dar su testimonio, he podido contar lo que le pasó a
mi padre, que se pasó toda su vida dando testimonio de aquel milagro que él
había vivido”.
Un milagro entre lágrimas
Durante la Guerra Civil española,
el padre de Álvaro se sintió atraído por las juventudes comunistas. Luchó en
contra de la religión y las iglesias y terminó encarcelado durante más de 6
años.
Al salir de prisión se enamoró de
su mujer, que era diez años más mayor que él, y pronto se casaron. Después de 3
abortos, nació Álvaro. Sin embargo, a los pocos meses el bebé enfermó con
pulmonía doble.
El padre de Álvaro, en medio de
la desesperación por ver a su hijo enfermo, sintió la necesidad de acudir
a una iglesia.
Sin saber apenas rezar, llegó a
una iglesia a medianoche para rogar a Dios por la vida de su hijo.
De pronto, un sacerdote se acercó
a él y le preguntó qué le ocurría. El sacerdote, al escuchar su historia le
dijo: “No sabes rezar, caballero, pero hoy has rezado más que yo: vete a casa”.
Y esa misma noche, al llegar a
casa, su mujer le dijo que su hijo volvía a respirar sin ninguna dificultad y
que la fiebre había desaparecido. Los médicos no encontraron ninguna
explicación.
“Estaba vestido de cura, pero
estoy seguro de que era un ángel”, contó Álvaro a ACI Prensa.
“Mi padre no vio a sus hijos
acogerse en la fe y no decayó en ningún momento. Y años después, la semilla que
él había puesto estaba ahí, y cuando al Señor le pareció bien, la hizo crecer”,
aseguró Álvaro.
“En el tiempo de llorar nos
visitó el Señor”
A partir de esta experiencia de
encuentro con el Señor, el padre de Álvaro comenzó su camino de apostolado, que
le sirvió como ejemplo a Álvaro y su mujer María del Rosario para poder
afrontar todas las dificultades de la vida.
Entre estas dificultades, la
mayor fue ver enfermar espiritual y físicamente a su hija Eva, que pasó varios meses
en coma por un aneurisma en la cabeza.
Además, durante un tiempo huyó a
una comuna donde vivió alejada de su familia, hijos y también de Dios, llegando
incluso a querer terminar con su vida.
El ejemplo y la fe que Álvaro
aprendió de su padre le ayudó a nunca dejar de confiar en el Señor y
esperar con paciencia y esperanza la recuperación de su hija Eva.
“Ahora nuestra misión es
acompañar a nuestra hija a la casa del Padre con todo lo que conlleva”, aseguró
el matrimonio.
De alguna manera, Álvaro volvió a
repetir la historia de su padre, rezando al Señor por la recuperación de su
hija. “No teníamos ninguna certeza de nada. Estábamos convencidos de que se iba
a morir. No pedíamos al Señor por su curación, sino por su salvación”.
Pero el Señor tenía sus planes, y
esa es nuestra misión y tarea ahora, cuidar de nuestra hija. Y ahora sabemos
que el Señor nos cuidó siempre, y a ella ahora la vemos feliz, aunque dentro de
sus limitaciones”.
Su hija se va recuperando poco a
poco, y hace apenas un año dos de sus hijos fueron bautizados. Además, uno de
ellos fue adoptado por su tío, el hermano de Eva.
Las certezas de fe
El matrimonio español aseguró que
“el Señor está con nosotros cada día. Y para tener certeza de eso, no hay mejor
cosa que hacer memoria. Si uno mira hacia atrás en su vida, encontrará
ocasiones en las que ha sido consciente de que el Señor estaba a su lado”.
“Quizá no eres consciente en ese
momento, pero después te das cuenta. Hay distintas ocasiones en las que tienes
fe cierta de que el Señor estaba contigo, y eso es lo que fortalece la fe. Si
uno tiene esas certezas de fe, que ponga los ojos en el Señor, confíe y siga
caminando”, dijo Álvaro.
“Aunque no quiere decir que
coincida con lo que queremos, el Señor juega con nuestros planes, aunque lo que
esté pasando no lo entiendas en el momento”, aseguró.
“El amor es darse”
“Cuando la pareja mide su
relación en función de lo que el otro le hace felíz, lo más seguro es que se
rompa. Porque es imposible que te esté haciendo felíz siempre”, explicaron a
continuación los esposos.
“Pero si la pasión de la pareja
es hacer felíz al otro, es casi imposible que se rompa. Porque lo que estás
buscando es encontrar la manera de hacer al otro felíz. El amor es darse,
y cuando el amor se entiende desde el don, las parejas en las circunstancias
difíciles se unen más”.
“Esperamos que este Encuentro de
las Familias sirva para lo que pretende el Papa, cambiar la mirada hacia los
mayores, que serenemos el ánimo y veamos la realidad con serenidad, realismo y
sensatez”, concluyeron.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa