En esta devoción se cumple la frase bíblica: Sus heridas nos han sanado...
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El Corazón de Jesús arde en amor por los hombres - en 2022 coincide con la fiesta de fuego y agua de San Juan - foto de Rhand McCoy en Unsplash |
José María Alsina, sacerdote superior de los Hijos de Nuestra Señora del
Sagrado Corazón (hhnssc.org), reflexiona sobre lo que aporta la
espiritualidad del Sagrado Corazón en nuestros días. Esta asociación de
clérigos busca "en todo dar
a conocer el Corazón de Cristo, clave de comprensión de la fe cristiana
y esperanza de salvación". Su artículo 10 razones por
las que la devoción al Corazón de Jesús es atractiva para un joven alcanzó
en ReL una gran difusión y numerosas copias y reenvíos.
En 2019, el padre Alsina estuvo paseando en el Cerro de los
Ángeles con una mujer mucho más "viral", María Martínez (Amaia),
antigua enfermera en Bilbao, que participó en numerosos abortos, muy
antirreligiosa, que se convirtió de forma asombrosa en una misa en el Himalaya.
Su testimonio de una hora en YouTube tenía
400.000 visitas en 2019 y 1 millón en 2022. Una entrevista más detallada y
espiritual que concede en MaterMundiTV acumula
otras 700.000). María acudió al Cerro de los Ángeles a la vigilia con
jóvenes de la noche del sábado 29 de junio al domingo 30 de 2019, cuando se
renovó la Consagración de España al Sagrado Corazón.
Alsina estuvo hablando con ella. "Al llegar al Cerro de los Ángeles nos acercamos con María al monumento
profanado durante la guerra civil española. María miraba aquel rostro de Jesús desfigurado por las balas
y los golpes de maza y repetía: 'Yo conozco ese odio'. Le pregunté: '¿qué quieres decir?' María me explicaba que
como fruto del mal que ella había causado y el mal que se había hecho a sí
misma, el odio invadió su corazón. La Iglesia y todo lo que
le hablaba de Dios para ella era una “denuncia” a su propio “mal”. Hasta que escuchó en su corazón esa palabra del Señor que
le decía que le amaba en su pecado, con su pecado. Eso le mostró cómo lo había
llevado Él en sus heridas. María me enseñó que el odio es fruto de no haber
conocido el Amor de Jesús que con la “herida de su Corazón”, cura al que está
“herido” por no haberle conocido".
De la herida de desconocer el Amor de Dios, dice el P. Alsina, se derivan muchas otras.
Él escribe una lista de 7, "de las que el Corazón
de Jesús nos cura".
7 heridas en nuestra cultura de las que nos sana el
Corazón de Cristo
1.- La herida de la desconfianza
La desconfianza arraiga en el corazón del que se
siente inseguro de sí mismo. El hombre de hoy es profundamente desconfiado. La
seguridad la encontramos en el sabernos amados. Viviendo en el Corazón de Jesús
escuchamos esa palabra sanadora: “Tú eres mi hijo amado el predilecto”. Esa
palabra nos sana y nos hace confiar contra toda desconfianza.
2.- La herida de la dureza de corazón
Decía San Bernardo que es el peor de todos los males.
La dureza de corazón muchas veces es fruto de un sufrimiento “mal encajado”.
¡Cuántos corazones duros encontramos que ya no saben gozar con el bien y
entristecerse ante el mal! El Corazón de Jesús ablanda nuestro corazón porque
nos hace descubrir que cuando nosotros sufríamos Él sufría con nosotros y por
nosotros.
3.- La herida del narcisismo
Narciso fue aquel joven que se ahogó mirando su propio
rostro en un lago. ¡Cuánta angustia en nuestros contemporáneos por vivir
siempre pendientes de sí mismos! Quien se sabe contemplado por un Amor
gratuito sale de sí mismo al encuentro de los demás. El que experimenta la
mirada del Corazón de Jesús, aprende a olvidarse de si mismo y a mirar a los
demás con admiración y agradecimiento.
4.- La herida de la impureza
El pecado original tuvo como primera consecuencia una
mirada posesiva del hombre respecto a la mujer y de la mujer respecto al
hombre. En nuestros días el consumo de pornografía ha llegado a límites insospechados.
Tiene como consecuencia más dificultad para vivir el amor desde una visión
integral del cuerpo como templo del Espíritu. El Corazón de Jesús cura
la herida de nuestra impureza restaurando la mirada hacia nuestro cuerpo y el
de los demás, percibiéndonos como un don y un misterio los unos para
los otros.
5.- La herida de la secularización
La sociedad occidental se ha acostumbrado a vivir sin
Dios. Como decía el título de un libro de Tatiana Gorícheva, rusa convertida en
la época soviética, "hablar de Dios resulta peligroso".
Un mundo sin Dios es un mundo triste porque no sabe responder a las preguntas
más profundas que anidan en el corazón humano. El Corazón de Jesús es
signo de un Amor que quiere reinar en todos los Corazones. La familia que
lo acoge, el pueblo que lo reconoce como su Señor queda curado de la herida de
la secularización y encuentra la paz y la alegría de la salvación.
6.- La herida de la indiferencia
A todos nos duele que en una conversación no
nos tomen en cuenta. El mundo digital nos tiene anestesiados ante el mundo
real que es el de los hombres que caminan a nuestro lado con alegrías y
esperanzas, con tristezas y sufrimientos. El Corazón de Jesús nos
despierta del sueño de la indiferencia ante el que vive y sufre a
nuestro lado y nos hace caer en cuenta de que Dios, en Jesús nos ha amado en
serio. Cuando nos abrimos a ese amor dejamos de ser indiferentes para con Dios
y para con los demás.
7.- La herida de la ingratitud
De las primeras cosas que se aprenden cuando uno se
sabe amado es a dar gracias. La carencia de amor gratuito incapacita al hombre
actual para la gratitud. Quien se pone ante el Corazón de Cristo percibe que
es amado por un amor que no pide a cambio más que nos dejemos amar por
Él. Ese amor nos cura y nos hace dar las gracias por ser capaces de
amar y de ser amados por Dios y por los demás.
María Martínez invitaba en 2019 a todos "a que
traigáis vuestras heridas" al Sagrado Corazón. El santuario sigue allí
abierto, y muchos otros, para quienes busquen el Corazón de Cristo.
Tus heridas nos han curado” (Is 53,5; 1Pe 2,24)
(Publicado
originariamente en www.carifilii.es en 2019;
adaptado en 2022 en la fiesta del Sagrado Corazón)
Fuente: ReL