Lo que es bueno en nuestra vida, como el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el autocontrol, es fruto del Espíritu
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Photo Courtesy of Sr. Amata CSFN |
Jesús
mismo llama al Espíritu Santo el Paráclito. Él y Dios Padre saben mejor quién
es el Espíritu Santo. Entonces, ¿qué significa este misterioso nombre de
Paráclito?
«Yo le rogaré al Padre y él les
dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes».
La palabra griega original «paraklēton» que utiliza Jesús
es difícil de traducir con una sola palabra. Tiene un significado tan profundo
que a veces se traduce de varias maneras: como abogado, consolador, ayudante,
defensor, protector.
Los Padres de la Iglesia latina tradujeron con mayor frecuencia el
nombre Paráclito como Advocatus.
Nuestro abogado
El Espíritu de Jesús es nuestro «abogado». Encontramos muchas
veces en este mundo intentos de demostrar que seguir a Cristo es un error.
Somos incomprendidos o ridiculizados.
Entonces necesitamos el Espíritu que defiende la
Verdad del Evangelio, es decir, la paz y la certeza en nuestro interior de que
Jesús vive.
San Pablo escribe que lo que es bueno en nuestra vida, como el
amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad,
la mansedumbre y el autocontrol, es fruto del Espíritu (Gálatas 5, 22-23).
Anima a los creyentes a dejarse guiar por el Espíritu Santo.
El Paráclito es el que cuida de nosotros y nos anima (gr. parakaleo)
a no detenernos en el camino de la fe, a no perder la paz del corazón, es decir,
la certeza de que el Resucitado está con nosotros.
Es un consolador en el sentido de que nos da ánimo y
aliento en momentos de dudas y dificultad.
El Abogado nos conoce y es nuestro Defensor, el Paráclito nos
anima y sostiene en la fe, es nuestro consolador y protector. Este es el
Espíritu Santo que Jesús nos da.
Llámalo
El Espíritu Santo nos da libertad y no se impone. Él viene cuando
lo invocamos. Hay tantas situaciones en la vida en las que necesitamos la luz y
la ayuda del Espíritu Santo. De ahí que muchas personas recen un himno, o al
menos una estrofa, cada día:
Paweł Rytel-Andrianik
Fuente: Aleteia
7 junio 2022