Los movimientos y las nuevas comunidades, insertados en el camino sinodal de la Iglesia, son "como las piezas de un mosaico, bellas si se toman una por una, pero que sólo juntas forman una imagen"
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Conferencia del cardenal Kevin Farrell en la Pontificia Universidad Lateranense |
En el ámbito del camino sinodal de los
movimientos, se celebró en la Pontificia Universidad Lateranense el congreso
teológico sobre el tema: "Movimientos y nuevas comunidades. La identidad
en el camino sinodal de la Iglesia", organizado con el Instituto
Universitario Sophia del Movimiento de los Focolares. Según el cardenal Farrell
hay que "adaptar a los nuevos desafíos las actividades de apostolado y los
servicios caritativos"
Los movimientos y las nuevas comunidades,
insertados en el camino sinodal de la Iglesia, son "como las piezas de un
mosaico, bellas si se toman una por una, pero que sólo juntas forman una
imagen". Ya somos "una estrella en el corazón de Dios", pero
"estamos llamados a componer constelaciones que orienten e iluminen el
camino de la humanidad". Así, citando el mensaje del Papa Francisco para
la última Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el 8 de mayo de este
año, la presidenta del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, quiso
expresar el primero de los retos que esperan a estas realidades de la Iglesia,
llamadas a "ir más allá de toda auto-referencialidad" y a caminar
juntos, "no sólo dentro de nuestras propias realidades, sino junto a
todos" como hermanos.
Después del congreso sobre el carisma de los movimientos
En efecto, se llevaron a cabo los
trabajos del congreso teológico titulado "Movimientos y nuevas
comunidades. Identidad en el camino sinodal de la Iglesia", organizado por
la Pontificia Universidad Lateranense y el Instituto Universitario Sophia de
Loppiano, en el Aula Magna de esta alta casa de estudios de Roma. Una
continuación ideal, largamente esperada pero pospuesta por la pandemia, de la
jornada de estudio del 2018 sobre "Carisma e Institución en los
Movimientos y Comunidades eclesiales".
En esa ocasión se analizaron las
novedades de las que eran portadoras las nuevas realidades eclesiales, así como
las cuestiones relacionadas, algunas de ellas inéditas, que superaban el marco
canónico existente. "Ya entonces – subrayó Margaret Karram – se percibía
la necesidad de seguir profundizando, incluso desde el punto de vista
teológico”.
Los cuatro retos del futuro
En su discurso introductorio, el cardenal
Kevin Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la
Vida, ofreció su mirada sobre el futuro y los retos que esperan a los
movimientos y a las nuevas comunidades en el tercer milenio, representados en
el congreso por el Movimiento de los Focolares, la Comunidad Emmanuel,
la Comunidad Shalom, la Fazenda de Esperança y Nuovi
Orizzonti, que la promovieron, pero también por muchas otras realidades.
El purpurado indicó cuatro de ellos,
desde el reto de la fidelidad dinámica y creativa al carisma hasta el de la
unidad, desde la sinodalidad hasta la labor misionera. La fidelidad creativa al
carisma es necesaria porque "la fuente" del encuentro con Cristo, que
ha producido nuevas formas de oración, modos de anuncio, vida común, caridad y
servicio, obras sociales y culturales, e incluso compromiso civil y acción
política, debe ser comunicada a las nuevas generaciones de miembros de una
manera nueva, pero en su forma original, y no "sus derivaciones o aplicaciones
parciales".
Un carisma que también debe adaptarse a las diversas culturas que se encuentran en la difusión y expansión del movimiento, porque "la fidelidad al carisma no significa 'petrificarlo'", como subrayó el Papa Francisco a Comunión y Liberación en marzo de 2015. Una fidelidad que significa "mantener el fuego vivo y no adorar las cenizas".
De la fidelidad dinámica al carisma al
reto de la unidad
El reto de la unidad es interno, para
superar los "personalismos" y las oposiciones entre
"corrientes" y permanecer en una única "familia
espiritual". Pero también es "externo", por lo que exige
conservar la "comunión con las Iglesias particulares y sus pastores".
Sin embargo, estos últimos, por su parte, para el cardenal Farrell, "están
llamados a comprender cada vez mejor la especificidad de los carismas" de
los movimientos y de las nuevas comunidades y "saber acogerlos
adecuadamente, y valorarlos, como instrumentos preciosos en la pastoral
ordinaria de las diócesis".
Los desafíos de la sinodalidad y de la
misionariedad
La sinodalidad en los movimientos, y este
es el tercer reto, exige potenciar la contribución de todos los miembros, para
que no sea sólo un grupo de unos pocos "iluminados" los que miren al
futuro del carisma. Y también implica "la delicada cuestión de la
formación de quienes pueden asumir funciones de liderazgo en el apostolado y
también en el gobierno de los movimientos".
Por último, desea la armonía y la
cooperación entre los diferentes "estados de vida", que deben caminar
juntos. Solteros y casados, laicos y sacerdotes o religiosos, y también fieles
y obispos. El cuarto reto es responder a la naturaleza de los movimientos que
son "intrínsecamente" misioneros. "Sus miembros, sin asistir a "escuelas"
o "cursos" específicos – recordó el cardenal irlandés – han sido
valientes anunciadores del Evangelio desde el principio. Esta es una riqueza
¡que debe ser conservada", dijo alejándose de toda auto-complacencia y
dirigiéndose especialmente a los jóvenes y a las familias.
Adaptar el apostolado y la caridad
El prefecto del Dicasterio para los
Laicos llamó entonces a todos los miembros de los movimientos y de las nuevas
comunidades "a un discernimiento, individual y comunitario, para captar lo
que el Espíritu Santo sugiere a la Iglesia" y a cada una de las diferentes
realidades. Porque el carisma no puede reducirse a una idea en conflicto con la
realidad. Además, invitó a los movimientos a actualizar "la formación
permanente ofrecida a sus miembros, teniendo en cuenta estos nuevos desafíos, y
a que se adapten a ellos las actividades de apostolado y los servicios
caritativos que todos llevan a cabo con admirable entrega".
Disertaciones de cardenales, laicos,
teólogos y economistas
El congreso también tuvo el objetivo de
dar un impulso al estudio teológico de los movimientos y las nuevas
comunidades, para conocer y comprender mejor su identidad profunda, sus puntos
de encuentro y su colaboración al servicio de la Iglesia y de la humanidad.
Intervinieron el cardenal Marc Ouellet,
prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión
Pontificia para América Latina; Linda Ghisoni, subsecretaria del Dicasterio
para los Laicos, la Familia y la Vida; monseñor Piero Coda, secretario general
de la Comisión Teológica Internacional y profesor de Ontología Trinitaria en el
Instituto Universitario Sophia; Elena Di Bernardo, de la Facultad de
Derecho Canónico, Institutum Utriusque luris, de la Pontificia Universidad
Lateranense; Mary Healy, del Seminario Mayor del Sagrado Corazón de Detroit, de
EEUU y Luigino Bruni, profesor ordinario de Economía Política y coordinador del
doctorado en Ciencias de la Economía Civil, de la Universidad Lumsa de
Roma.
Representantes de los movimientos que
promovieron el evento
Por parte de los movimientos y las nuevas
comunidades que promovieron el evento, además de Margaret Karram, participaron
Chiara Amirante, fundadora y presidenta de Nuovi Orizzonti; Michel-Bernard
de Vregille, moderador general de la Comunidad Emmanuel; Moysés Louro de
Azevedo Filho, fundador y moderador general de la Comunidad Católica
Shalom e Iraci da Silva Leite, una de las fundadoras de la Fazenda da
Esperança.
Alessandro Di Bussolo – Ciudad del
Vaticano
Vatican News