El Papa renovó “enérgicamente” su llamamiento “a silenciar todas las armas y a eliminar las causas de los conflictos recurriendo incansablemente a las negociaciones”
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Foto referencial del Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa |
El Papa Francisco escribió un mensaje en el que aseguró que
“la posesión conduce fácilmente a la amenaza de su uso, convirtiéndose en una
especie de ‘chantaje’ que debería repugnar a las conciencias de la humanidad”.
Lo hizo con motivo de la primera reunión de los Estados Partes
del Tratado sobre
la Prohibición de las Armas Nucleares, publicado por la Oficina
de Prensa de la Santa Sede este martes 21 de junio, en el que defendió que esta
reunión “tiene lugar en
un momento que exige inevitablemente una reflexión más profunda sobre
la seguridad y la paz”.
“En el contexto actual, hablar o abogar por el desarme puede parecer
paradójico para muchos. Sin embargo, debemos seguir siendo conscientes de los
peligros de los enfoques ‘miopes’ de la seguridad nacional e internacional y de
los riesgos de proliferación”, defendió el Santo Padre.
A continuación, el Papa Francisco aseguró que no trabajar por el
desarme “se paga inevitablemente con el número de vidas inocentes que se cobran y se mide en
términos de carnicería y destrucción”.
Ante esto, el Papa renovó “enérgicamente” su llamamiento “a
silenciar todas las armas y a eliminar las causas de los conflictos recurriendo
incansablemente a las negociaciones”.
Una paz universal
Además, el Santo Padre subrayó que “la paz es indivisible” y que
para que sea verdaderamente justa y duradera, tiene que ser universal”.
“Si la paz, la seguridad y la estabilidad no se establecen
globalmente, no se disfrutarán en absoluto. Individual y colectivamente, somos responsables
del bienestar presente y futuro de nuestros hermanos y
hermanas”, defendió.
También aclaró que la Santa Sede “no duda de que un mundo libre de armas nucleares es
necesario y posible” y advirtió acerca de las “consecuencias
humanitarias y medioambientales que se derivarían de cualquier uso de armas
nucleares, con efectos devastadores, indiscriminados e incontenibles, en el
tiempo y en el espacio”.
'Su mera posesión es inmoral'
El Papa Francisco dijo también que “las armas nucleares son un
lastre costoso y peligroso”, cuyo uso “o mera posesión es inmoral”.
“Tratar de defender y garantizar la estabilidad y la paz mediante una falsa sensación de
seguridad y un ‘equilibrio del terror’, sustentados en una
mentalidad de miedo y desconfianza, acaba inevitablemente por envenenar las
relaciones entre los pueblos y obstruir cualquier forma posible de diálogo
real”, aseguró el Pontífice.
Además, aseguró que “la posesión conduce fácilmente a la amenaza
de su uso, convirtiéndose
en una especie de ‘chantaje’ que debería repugnar a las conciencias de la
humanidad”.
Por ello, el Papa señaló que “es importante reconocer una
necesidad global y urgente de responsabilidad en múltiples niveles”.
“Dicha responsabilidad es compartida por todos y se sitúa en dos niveles: en
primer lugar, a nivel público, como Estados miembros de la misma familia de
naciones. En segundo lugar, a nivel personal, como individuos y miembros de la
misma familia humana, y como personas de buena voluntad”.
Además, defendió que “la educación para la paz puede desempeñar un
papel importante, ayudando a los jóvenes a tomar conciencia de los riesgos y
consecuencias de las armas nucleares para las generaciones actuales y futuras”.
“Los tratados de desarme existentes son algo más que obligaciones
legales. Son
también compromisos morales basados en la confianza entre los Estados y entre
sus representantes, enraizados en la confianza que los
ciudadanos depositan en sus gobiernos, con consecuencias éticas para las
generaciones actuales y futuras de la humanidad”, explicó a continuación.
Por último, aseguró que estos acuerdos no son una forma de
debilidad, sino todo lo contrario, son “una
fuente de fuerza y responsabilidad, ya que aumenta la confianza
y la estabilidad”.
“La Iglesia católica mantiene su compromiso irrevocable de promover la paz entre los
pueblos y las naciones y de fomentar la educación para la
paz en todas sus instituciones. Este es un deber al que la Iglesia se siente
obligada ante Dios y ante cada hombre y mujer de nuestro mundo”, dijo por
último el Papa Francisco.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa