Al menos tres leyendas diferentes intentan explicar por qué Cristo baja el brazo derecho, como si hiciera un gesto suave a quienes vienen a saludarlo
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| MANUEL COHEN via AFP |
Por varias razones, el Cristo de
la Vega es único. La amada imagen es llevada en procesión por las calles de
Toledo, España, el Viernes Santo. En lugar de estar clavado en la cruz, en esta
representación, el brazo derecho de Cristo se extiende hacia abajo, como si
hiciera un gesto amable a quienes acuden a saludarlo.
Esta imagen también se lleva en
procesión todos los viernes entre Semana Santa y Pentecostés (siete viernes en
total), en conmemoración de las Siete Últimas Palabras.
La pose distintiva del Cristo de
la Vega invita a preguntarse por qué el brazo derecho de Cristo no está clavado
en la cruz. Al menos tres leyendas diferentes tratan de explicarlo. En todos
ellos, la sagrada imagen hace el papel de juez o de testigo, respondiendo
milagrosamente a una petición.
Dinero debido
Según explica Mónica Arrizabalaga a ABC, el padre Antonio de Quintadueñas
escribió un compendio llamado “Santos de la Ciudad Imperial de Toledo” en 1651.
Su relato de la leyenda del Cristo de la Vega dice así (la traducción es
nuestra):
En el altar mayor de la iglesia
vi la imagen de Cristo Nuestro Señor. De alta estatura y con el brazo derecho
caído, algunos afirman que un judío no estaba dispuesto a pagar cierta cantidad
de dinero a un cristiano, argumentando que no le debía nada, nombrando al Santo
Cristo como su testigo. En ese mismo momento, la imagen bajó el brazo,
señalando al cristiano, dando a entender que la deuda era real.
La leyenda de los dos caballeros
El cronista del siglo XIX Sixto
Ramón Parro cuenta otra historia. En su libro Toledo en la mano asegura que dos caballeros se
batieron a duelo justo frente a la ermita donde se conserva la imagen de
Cristo. El que había insultado primero a su rival inmediatamente cayó al suelo,
y el vencedor le perdonó la vida.
Mientras caminaban juntos para
rezar ante la sagrada imagen, el Cristo hizo un gesto hacia el caballero
vencedor, bajando el brazo en señal de aprobación por su noble comportamiento.
Un santo italiano
El compendio de Quintadueñas
sugiere que el Cristo de la Vega podría ser una copia del que se encuentra en
la capilla de San Miniato, en Florencia. De hecho, la historia de los dos
caballeros podría ser una variación de esta.
Cuenta la leyenda que, siendo aún
soldado, San Juan Gualberto (no confundir con San Galgano) se vengó de un viejo
enemigo. Una vez derrotado, el hombre suplicó clemencia, arrodillándose con los
brazos extendidos. Gualberto lo perdonó y entró en un monasterio vecino para
rezar ante un crucifijo. La imagen bajó su brazo derecho, como si lo bendijera.
Gualberto se convirtió entonces en monje benedictino.
Otra explicación
Dejando a un lado las leyendas,
los historiadores del arte explican que la imagen podría haber sido parte de un
grupo escultórico de un Descendimiento de la cruz (también conocido como El
Descendimiento de Cristo), un motivo relativamente común en el arte cristiano
europeo. Aunque no se conservan otras imágenes, el conjunto escultórico habría
incluido representaciones de la Virgen María, José de Arimatea y Nicodemo.
Daniel Esparza
Fuente: Aleteia






