Mirar a las estrellas podría no ser lo primero que se viene a la mente de un católico cuando piensa en San Lorenzo, diácono que fue martirizado, al ser quemado vivo por los romanos en una parrilla
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| Lluvia de meteoros de las Perseidas en 2009. Foto: NASA/JPL. |
Sin embargo, en este mes de
agosto con frecuencia los católicos y todas las personas tienen la oportunidad
de ver una lluvia de meteoros que ha sido nombrada en honor de San Lorenzo.
Las Perseidas, también llamadas
las “lágrimas de San Lorenzo”, son una lluvia de meteoros asociadas con el
cometa Swift-Tuttle, que suelta polvo y escombros en la órbita terrestre
durante su órbita de 133 años alrededor del sol.
El cometa en sí mismo no presenta
una amenaza inmediata a la Tierra, al menos no durante varios miles de años.
Mientras la
Tierra orbita al sol, golpea piezas de escombros dejados por el cometa,
causando que se quemen en la atmósfera del planeta.
Esto causa una prolífica lluvia
de meteoros que puede ser vista con mayor claridad en el hemisferio norte desde
fines de julio hasta mediados de agosto, con un pico habitual alrededor del 10
de agosto, Fiesta de San Lorenzo.
Durante este pico, la tasa de
meteoros alcanza los 60 o más por hora.
El nombre Perseidas viene de la
constelación Perseo, llamada así por un personaje de la mitología griega, y lo
luminoso de la lluvia de meteoros o el punto del que pareciera originarse.
El nombre “lágrimas de San
Lorenzo” surgió por la asociación con la festividad y las leyendas que se
construyeron tras la muerte del santo.
San Lorenzo fue martirizado el 10
de agosto del año 258, en medio de la persecución del emperador romano
Valeriano, junto a otros miembros del clero católico de Roma. El santo fue el
último de los siete diáconos en morir.
Luego de que el Papa Sixto II
fuera martirizado el 6 de agosto, Lorenzo se convirtió en la principal
autoridad en la Iglesia en Roma, habiendo sido el tesorero de la Iglesia.
Cuando fue convocado ante los
verdugos, se le ordenó a Lorenzo que trajera todas las riquezas de la Iglesia
con él. Se presentó con un puñado de hombres lisiados, pobres y enfermos, y
cuando fue interrogado, respondió que “estos son la verdadera riqueza de la
Iglesia”.
San Lorenzo fue inmediatamente enviado
a su muerte, siendo cocinado vivo en una parrilla. La leyenda sostiene que
algunas de sus últimas palabras fueron una broma sobre el método de ejecución,
pues le dijo a sus asesinos: “¡Voltéenme, estoy cocinado de este lado!”.
Los católicos comenzaron a llamar
a la lluvia de meteoros “lágrimas de San Lorenzo”, incluso a pesar de que el
fenómeno celeste precedió a la vida y muerte del santo.
Algunas tradiciones italianas
sostienen que los pedazos ardientes de escombros vistos durante la lluvia de
meteoros representan los carbones que mataron a San Lorenzo.
Cualquier persona en el
hemisferio norte debería poder ver las “lágrimas de San Lorenzo”.
Los meteoros caerán desde
distintos puntos del cielo y no desde una dirección particular. Para una mejor
vista se recomienda ir a una zona rural, lejos de la contaminación de luz.
Traducido y adaptado por David
Ramos. Publicado originalmente en CNA.
Fuente: ACI Prensa






