La ilusión del matrimonio es bellísima, tanto que cualquiera puede caer en ella enamorado, pero sin pleno conocimiento ni convicción de lo que el Sacramento conlleva
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Dominio público |
A lo largo de mi vida, me
he topado con muchos casos así; aquellas parejas que se amaban profundamente en
el noviazgo, pero que al casarse terminaron por desconocerse. ¿La razón?
Ciertamente solo ellos, como pareja, la saben.
Lo que sí puedo encontrar en
común en todos los casos es esta frase: «me hubiera gustado saberlo antes de
casarme». De ahí nace una serie de cuestionamientos que, sin duda,
pusieron sus matrimonios en la cuerda floja.
Debo aclarar que no soy experta
matrimonial ni nada por el estilo, pero conozco de primera mano muchas de estas
interrogantes (o realidades) que, aunado a mi experiencia en familia, quisiera
compartirte para evitar «sorpresas» cuando el casamiento esté a la vuelta de la esquina (o si te
acabas de casar).
Aquí te las comparto:
1. No te casaste para ser feliz
¡Qué declaración tan fuerte! Pero
tan necesaria; te casaste por vocación, para hacer feliz a tu pareja y
buscar juntos la santidad.
Claro que habrá momentos de
muchísima alegría, pero también experimentarán dificultades y crisis que
harán madurar su amor. Por ello, antes de hablar de consejos para
matrimonios y ya antes de casarte, te recomiendo que platiques con tu
pareja cómo les gustaría resolver conflictos, ya sea entre ustedes o con el
exterior.
Algunas personas prefieren
reflexionar un tiempo antes de charlar sobre el problema, otros prefieren
resolverlo en el momento. La recomendación es escuchar los métodos del otro y
tratar de respetarlos para el mayor beneficio de la pareja.
Recuerda que los
conflictos no siempre son señal de una pareja disfuncional, por el contrario,
podrían significar un crecimiento en pareja.
2. El silencio lastima
No tienes idea del enorme daño
que el callar puede causar. El silencio puede significar desinterés,
hostilidad y, en general, una mala disposición para construir una relación en
pareja sólida.
Si ya elegiste a la persona
con la que estás dispuesto(a) a pasar el resto de tu vida, por
favor, háblale. Uno de los mejores consejos para matrimonios es: tómense
el tiempo para tocar cuanto tema se les ocurra, sin temor ni prejuicios.
Están juntos para escucharse y comprenderse.
Grandes conflictos matrimoniales
se han surgido de una mala comunicación, inclusive solo por pena a tocar
ciertos temas. Piensa, «esta persona es con quien he elegido ir al Cielo, ¡más
vale que lo conozca bien!».
3. El servicio es parte de mi
misión matrimonial
En este punto te comparto una
frase que me topé en la red: «el matrimonio es una comunidad de
servicio». Creo que resume todo muy bien.
El que sirve a su esposa, se
sirve a sí mismo y viceversa. El apoyo es mutuo y en acuerdo (de
nuevo tienen que volver al tema de la comunicación). Quizás alguno tenga
responsabilidades laborales fuera de casa y el otro dentro, pero mientras estén
en común acuerdo, funcionará bien.
De nuevo, háblenlo, expongan sus
inquietudes y motivos. El matrimonio es de ambos.
4. Los hijos son una
encomienda de Dios
Son una bendición, sí, pero
también una gran responsabilidad que Dios mismo ha puesto en sus manos. La
misión como matrimonio también considera formar hijos en santidad, he ahí
la importancia de estar siempre abiertos a la vida y de empeñarse en
sembrar y crecer la Iglesia Doméstica.
¿Ya han hablado sobre este tema? Si no es así, les recomiendo
hacerse estas preguntas clave:
– ¿Estás dispuesto a recibir los hijos que Dios quiera obsequiarnos?
– ¿Estás dispuesto a recurrir a métodos naturales para la
planificación de nuestra familia, según la enseñanza de la Iglesia Católica?
– ¿Qué métodos de enseñanza te gustaría que siguiéramos con nuestros
hijos?
De estas preguntas – estoy
segura – surgirán muchas más.
5. El perdón es clave
Otro de los grandes consejos para
matrimonios: sí, en una relación de pareja muchas veces tendremos que pedir
perdón y aceptar la disculpa del otro. Les aseguro que pasará muchas más veces
de las que imaginas, pero en todas ellas, solo el perdón y la búsqueda de
mejora podrán opacar el rencor que sin duda (SIN DUDA) destruye
relaciones.
Aquí la clave: «Sean, pues,
misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6, 36).
6. El matrimonio es
para toda la vida
¡No deberíamos casarnos sin estar
convencidos de que es para toda la vida! Para aceptar este Sacramento y
recibir la Bendición de Dios, debemos estar consciente de que no hay
un plan B. Por eso, la decisión debe ser libre, auténtica y
plenamente meditada.
Si esto está claro, lo
podemos recordar cuando sea necesario y las crisis conyugales se convierten en
oportunidades para crecer juntos.
7. La cuerda de tres
hilos no se rompe fácilmente
En medio de la felicidad en
pareja pudiera ser muy fácil olvidarnos de la necesidad tan grande que es estar cerca de Dios.
Si aún no lo hacen, comiencen
a orar juntos, el uno por el otro y por la vida matrimonial; asegúrense de
construir un hábito que continúe y solo se refuerce en cada una de sus etapas.
Mediante la oración enriquecerán y cuidarán de su matrimonio; jamás tengan duda
de ello. Siempre hay tiempo para Dios.
¿Qué te parecieron estos consejos
para matrimonios?, ¿agregarías algunas ideas que consideres importantes? ¡Nos
encantará leerlas! Compártelas en los comentarios para que más personas puedan
conocerlas y aplicarlas.
Oro por ti.
Myriam Ponce
Fuente: Catholic Link