En el ángelus de este 15 de agosto, el Papa destaca que «la Virgen profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero los que prevalecen, sino el servicio, la humildad y el amor». «El verdadero poder es el servicio y que reinar significa amar», asevera
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| Dominio público |
En el ángelus de este lunes, 15
de mayo, solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, el Papa Francisco ha
asegurado que «Dios, a través de Ella, ha inaugurado un punto de inflexión en
la historia, ha establecido definitivamente un nuevo orden de las cosas».
«Ella, pequeña y humilde, ha sido elevada y —lo celebramos hoy— llevada a la
gloria del Cielo, mientras que los poderosos del mundo están destinados a
quedarse con las manos vacías. La Virgen, en otras palabras, anuncia un cambio
radical, una inversión de valores», ha aseverado.
Aludiendo al Evangelio en el que María va al encuentro de su prima Isabel, el Pontífice ha remarcado que al hablar con esta, mientras lleva a Jesús en su vientre, «anticipa lo que dirá su Hijo, cuando proclame bienaventurados a los pobres y a los humildes y haga una advertencia a los ricos y a los que confían en su propia autosuficiencia».
«La Virgen
profetiza que no son el poder, el éxito y el dinero los que prevalecen, sino el
servicio, la humildad y el amor. Mirándola en la gloria, comprendemos que el
verdadero poder es el servicio y que reinar significa amar. Y que este es el camino
al Cielo», ha abundado.
En este sentido, ha lanzado
varias preguntas a los fieles congregados en la plaza de San Pedro y a todos
los creyentes: «¿esa inversión profética anunciada por María toca mi vida?,
¿creo que amar es reinar y que servir es poder?, ¿que la meta de mi vida es el
cielo, el paraíso?, ¿o solo me preocupan las cosas terrenales y materiales?».
«Al observar los acontecimientos del mundo, ¿me dejo atrapar por el pesimismo
o, como la Virgen, soy capaz de distinguir la obra de Dios que, a través de la
mansedumbre y la pequeñez, realiza grandes cosas?», ha insistido, poniendo el
foco en que «Ella nos muestra que el Cielo está al alcance de la mano» si «no
cedemos al pecado, alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con
generosidad».
Al concluir, el Sucesor de Pedro
también ha dirigido un saludo a los presentes, entre ellos jóvenes de la
diócesis de Verona y jóvenes de la Inmaculada, y ha tenido palabras de afecto
para los mayores y enfermos, así como para todos los trabajadores que estos
días realizan tareas fundamentales para que otros pasen sus vacaciones. Tanto a
los fieles que estaban en el Vaticano como a los que se encuentran en otros
lugares, les ha pedido que se acerquen a un santuario mariano, si es posible, y
que pidan a la Virgen por la paz, especialmente en Ucrania.
Rodrigo Pinedo
Fuente: Alfa y Omega






