Porque llevan dentro la vida de otro ser humano, las madres son como “tabernáculos”, así escribió acertadamente santa Celia Martin, madre de santa Teresita
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Shutterstock I Ground Picture/ El embarazo es una etapa crucial en la maternidad. |
En cada iglesia hay un sagrario destinado a recibir la reserva
eucarística, es decir las hostias consagradas colocadas en un cáliz. Él
protege y custodia el cuerpo de Cristo. Del mismo modo, la Virgen María
fue el «primer tabernáculo» de Cristo al acoger a Jesús en su seno. Esta
es también la razón por la que en algunos lugares los tabernáculos se construyen tradicionalmente en estatuas
de la madre de Dios.
La frase de una santa y madre de
santa
Manteniendo este mismo
simbolismo, Celia Martin , la madre de Teresa de Lisieux, escribió en una de sus cartas que toda madre debe ser un
«tabernáculo» para su hijo por nacer:
Sobre todo,
durante los meses inmediatamente anteriores al nacimiento de su hijo, la madre
debe permanecer cerca de Dios, de quien el niño que lleva en sí es imagen,
obra, don e hijo. Ella debe ser para su hijo, de alguna manera, un templo, un
santuario, un altar, un tabernáculo. En una palabra, su vida debe ser, por así
decirlo, la vida de un sacramento vivo, de un sacramento en acción,
enterrándose en el seno de este Dios que tan verdaderamente la instituyó y la
santificó, para que ella atraiga esta energía, esta iluminación, esta belleza
natural y sobrenatural que él quiere, y que quiere precisamente por su medio,
comunicar al niño que está gestando y que nacerá de ella.
Santa Celia recuerda así a todas
las madres que la vida que llevan dentro es santa y preciosa para Dios y tiene
un valor inestimable a sus ojos. Es por eso que las madres deben hacer
todo lo posible para proteger la vida humana no nacida que llevan y hacer de
este tiempo de embarazo un momento privilegiado para acercarse a Dios.
Estar embarazada ciertamente no
es fácil, pero las madres pueden acudir a María en cualquier momento para
encontrar la fuerza, el coraje, el amor y la dulzura necesarios para atravesar
esta etapa de su vida y responder a este llamado de la vida humana a ser suyos.
Philip
Kosloski
Fuente: Aleteia






