Francisco conversó sin papeles en la mano para pedirles que sean «predicadores» de la belleza
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Antoine Mekary | ALETEIA |
Verástegui es productor,
filántropo y pro-vida. Al papa Francisco le mostró el arma que le protege: el
rosario. “Es una oración poderosa, es una oración cristocéntrica, bíblica muy
completa, donde participa todo tu ser, tu corazón, tu mente, tu alma, tu
cuerpo, tu voz”, contó Verástegui a Aleteia.
Más de 25 artistas de todo el
mundo se reunieron recientemente con el Papa en un encuentro de dos horas y
media con motivo de una iniciativa organizada por el Vaticano y la Fundación
Vitae. El objetivo del evento ha sido transmitir valores a través del arte.
Francisco conversó sin papeles en la mano para pedirles que sean «predicadores»
de la belleza.
Entre los asistentes estaba Eduardo
Verástegui, quien contó a Aleteia más detalles del encuentro de los artistas
junto con el Papa, y más sobre su experiencia personal de fe y compromiso en la
transmisión de valores por medio del arte. Sin embargo, advierte: “Lo más
importante es la santidad, no ser famoso o hacer películas, o hacer discos o
pintar. Eso es secundario”.
¿Vienes a menudo al Vaticano?
Aquí tengo ya un cuarto. No,
mentira. Ojalá y viniera más seguido. Me encanta porque es la capital de
nuestra fe católica. Es donde vive el Papa, donde se toman decisiones muy
importantes que tienen un gran impacto en el mundo. Y además, Roma es una
ciudad hermosa; tierra de mártires que dieron su vida para que nosotros en este
momento tengamos esa libertad de ir a misa a la hora que sea, sin ninguna
persecución. Hay otro tipo de persecución, pero no como la que tenían antes los
católicos que dieron su vida por defender su fe.
¿Cómo les fue en esta reunión de
artistas con el Papa Francisco?
El Papa nos escuchó por más de
dos horas, cada quien desde su nacionalidad, desde sus creencias. Había
católicos, había cristianos, protestantes, había otros que están en búsqueda de
Dios. [..]Fue increíble porque hubo mucho intercambio también de artistas, de
cineastas, de guionistas, de músicos. Aprendimos mucho.[..] Estoy seguro de que
muchos frutos saldrán, sobre todo por el compromiso que cada uno hizo: salir
mejor de como llegamos, irnos con un compromiso de usar los talentos que Dios
nos dio para hacer de este mundo un mejor lugar donde reine más el amor, la
justicia, la generosidad[..].Un mundo donde Dios pueda reinar en cada hogar.
Cosa que hoy no sucede tanto; hemos sacado a Dios de las escuelas, hemos sacado
a Dios hasta de los seminarios, muchas veces de la política.
El mundo no entiende las razones
del espíritu…
En el momento en que mucha gente
ve que llevas a Dios contigo, te paran: ‘No, no mezcles la religión
con el arte, no mezcles la religión con la política’. A ver, no es que la
mezcles, es que no puedes dejar a Dios encerrado en un lugar para ir a otro
lugar donde no es bienvenido. ¿Cómo vas a dejar a tu mejor amigo, a tu
Salvador, a tu Padre, a tu hermano? No. O lo reciben o no entro. Porque somos
uno. Entonces es muy importante llevar ese mensaje como católico, mexicano,
guadalupano, es muy importante llevar el mensaje del rosario. Esta oración, le
dije al Papa, es un arma que cambió mi vida y quiero llevarla a todo el mundo.
¿Qué dijo el Papa cuando le
mostraste el rosario?
Bueno, pues imagínate, es el arma
que también él tiene. Entonces sabemos el poder que tiene el rosario. Yo
recomiendo que todo el mundo lo rece y el que no sabe rezarlo que aprenda a
rezarlo. ¿Sabes rezar el rosario?, me preguntó un sacerdote. Yo tenía 28 años y
lo traía de adorno, pero no sabía rezarlo. Me dio un librito que te enseña a
rezar el rosario y a partir de ahí empecé todos los días y me ha cambiado la
vida.
¿Por qué es tan poderoso el
rosario?
Es una oración poderosa, es una
oración cristocéntrica, bíblica muy completa, donde participa todo tu ser, tu
corazón, tu mente, tu alma, tu cuerpo, tu voz. Entonces, es el compromiso de
promover nuestra fe, primero que nada con nuestro ejemplo, no con proselitismo,
sino con testimonio y con amor, siguiendo un camino de bondad, de amabilidad.
Es difícil, no es fácil porque somos instrumentos rotos, desafinados, nos
caemos, nos levantamos, nos caemos otra vez. De pronto, pienso en la soberbia,
la vanidad y todas estas cosas que no te dejan avanzar. Pero bueno, para eso
existen los sacramentos, la confesión, la comunión diaria. Les recomiendo
comulgar todos los días. No hay nada más grande que le puedes regalar a tu alma
que la comunión diaria con Jesús, recibes su cuerpo, su sangre, su alma, su
divinidad todos los días. Imagínate la fuerza que recibes. Y como siempre he
dicho, todos somos pecadores, todos somos instrumentos rotos, desafinados. Pero
solamente Dios es el único que puede hacer melodías perfectas con instrumentos
desafinados. Por eso hay que ponernos en sus manos todos los días para que se
haga en nuestra vida su Santa Voluntad. Ese es el camino que te lleva al cielo.
¿Tienes muchos proyectos en tu
carrera después de esta visita al Papa?
Todavía no hay un proyecto en
concreto. Va a salir algo, pero todavía acaba de empezar la construcción y no
de uno, sino de varios proyectos. Lo que me llevo del papa Francisco,
obviamente es su compromiso con la Iglesia, el sacrificio que él hace todos los
días. Nosotros rezamos por el Papa todos los días. Él reza por el pueblo, el
rebaño, todos los días. Entonces, básicamente es la oración y el testimonio.
Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra, testimonio del amor, testimonio
de la misericordia de Dios.
¿Cómo logras equilibrar tu vida
profesional, personal y evangelizadora?
Todo lo que vale la pena requiere
sacrificio. Lo más importante para que las cosas sucedan, primero
cuestionarse: ¿quién soy?, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿cuál es el
propósito de mi vida? Porque si no contestamos a eso, va a ser imposible tratar
de adaptarte al mismo tiempo al mundo, al arte y a Dios. Si ni siquiera sabemos
lo más básico: el propósito de mi vida, es decir, conocer, amar y servir a
Dios. Dios nos ha creado para ser santos. Así que lo más importante es la
santidad, no ser famoso o hacer películas, o hacer discos o pintar. Eso es
secundario. Ese es un medio muy poderoso que puede hacer mucho bien a la
sociedad, pero no es el fin de nuestras vidas. El fin de mi vida es conocer,
amar y servir a Jesucristo. Ser santo con la gracia de Dios por medio de los
sacramentos, la oración del rosario, el servicio a los demás, leer la Biblia.
No puedes amar lo que no conoces. Palabra viva de Dios, leerla todos los días,
comer el alimento del alma, ayuno y penitencia. Cuando tienes esa estructura,
por lo tanto encuentras tu misión porque te acercas a Dios y escuchas realmente
cuál es tu misión. Se te presenta la misión.
Y luego, ¿qué pasa?
Entre más alejado de Dios, más
difícil es encontrar tu misión. Y una vez encuentres tu misión, las cosas se
van dando. Y si se dan bien y si no, también. No somos llamados a ser personas
de éxito, somos llamados a ser personas fieles a Dios. Lo decía Santa Teresa de
Calcuta. Ahora que si después de serle fiel a Dios viene el éxito del mundo, es
una bendición. Usemos ese éxito para hacer una diferencia en la vida de los
demás. Pero si no viene, no hay que comprometer nuestros principios, nuestros
valores, por quedar bien con el mundo, porque eso no viene de Dios. Entonces yo
creo que lo primero es ponerse de rodillas, abrir el corazón y decirle Señor:
‘estoy dispuesto dejar morir esa parte de mí mismo para que seas tú quien viva
dentro de mí’. Cuando pasa eso, ponte el cinturón porque la vida se pone
¡guau! ¡Qué película ni que nada! Esa es la gran aventura del católico
que se pone en las manos de Dios y está dispuesto a darlo todo por la gracia de
Dios. Obviamente, porque la fe es un regalo, es una gracia. Por eso, hay que
cuidarla, protegerla y pedirle a Dios que nos ayude a crecer en santidad.
¿Pone obstáculos el mentiroso de
la historia?
Es parte del crecimiento, porque
si no existieran esos obstáculos, ¿cómo vas a crecer? Tiene que haber retos,
obstáculos, adversidad. Es parte del juego. Tiene que haber noche, día,
oscuridad, luz. Vas a un gimnasio y levantas una pesa y la pesa tiende a bajar
y tú subes. Esa resistencia produce después un fruto, el músculo. Ahora el alma
también necesita luchar para producir músculo; las virtudes.
¿Qué es una virtud?
Es un buen hábito, que repetido
muchas veces, se vuelve una virtud.
¿Qué es un vicio?
Pues, es un mal hábito que
repetido muchas veces se vuelve un vicio. Es una guerra interna entre vicios y
virtudes. El lobo blanco y el lobo negro.
¿Quién gana?
El que más alimentes. La vida es
perfecta. Pase lo que pase, si vas a la profundidad, Dios lo permite para el
bien de todos aquellos que lo aman. ‘No se cae una sola hoja de un árbol, sin
que Dios lo permita’. Por eso hay que estar en oración con Dios, para
entender el dolor, para entender el mundo que está de cabeza. Bueno, pues vamos
a hacer algo. Me tocó vivir esos tiempos. ¿Por qué? Dios no se equivoca.
Estamos aquí. Es por algo que estamos en esos tiempos. Bueno, pues donde abunda
el pecado, sobreabunda aún más la gracia; quiere decir que donde hay mucho
pecado en el mundo, hay mucha gracia también.
Envía, por favor, un saludo a
nuestro lector o lectora…
Viva Cristo Rey! Viva la Virgen
de Guadalupe! Viva México! Dios los bendiga. ¡Ánimo!
Ary
Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia