Fue conocido como «el Papa de septiembre» o «de la sonrisa»: será beatificado hoy 4 de septiembre
![]() |
Hoy domingo 4 de septiembre tendrá lugar en el Vaticano la beatificación de Juan Pablo I, el papado más breve de la época contemporánea |
Hoy domingo tendrá lugar la ceremonia de beatificación de Juan Pablo I, Papa número 263 de la Iglesia
que pasaría a la historia, entre otros motivos, por su breve reinado de 33 días entre
el 26 de agosto y el 28 de septiembre de 1978.
La ceremonia será presidida por el Papa Francisco y tendrá lugar
en la Plaza de San Pedro a las 10:30 (hora local). Durante la misma, la
Postulación entregará a Francisco una reliquia del nuevo beato. Pocas horas
antes de la celebración, a las 18:30 horas del sábado, tendrá lugar una vigilia
de oración en la basílica de San Juan de Letrán, presidida por el Cardenal
Angelo De Donatis -Vicario General de Su Santidad para la Diócesis de Roma-, en
la que el próximo beato tomó posesión como Sumo Pontífice.
Destacamos siete
aspectos y curiosidades fundamentales de su papado:
1º El Papa de la sonrisa
Quizá uno de los aspectos más extendidos de la figura de Juan
Pablo I es apodo por el que sería mundialmente conocido poco después de asumir
el papado, "el Papa de la
sonrisa". No fueron pocos los reporteros y periodistas que remarcaron este
aspecto de Albino Luciano: desde su primer saludo a los peregrinos como
Pontífice hasta en los pocos encuentros y oraciones públicas que marcaron su
breve pontificado, su sonrisa siempre
estuvo presente.
Lejos de ser fingida, numerosos testimonios personales
recogen como la sonrisa presidió
la vida de Luciani, ya fuese como Papa, como cardenal o incluso
durante su niñez y juventud con
la familia. Su sobrina, Amalia Luciani, lo recuerda como "un tío
especial, de esos que todo el mundo desearía tener". Al punto que
"cuando volvía a casa nunca reprochaba nada a nadie, al límite tenía una
cara seria y preocupada, siempre le volvía la sonrisa".
Recuerda, en fin, que "siempre estaba sonriendo" y que siempre animaba a sus
sobrinos cuando ellos o él mismo tenían dificultades: "Nos escuchó, nos
aconsejó y nos animó a ser pacientes, a afrontar las cosas y a confiar en la
ayuda de Dios".
2º Una sencillez y
humildad alabada por fieles y pontífices
Se podrían detallar decenas de ocasiones en que Juan Pablo I
profesó una extraordinaria
humildad, viviendo en su día a día el que sería su lema papal, humilitas.
Siendo Patriarca de Venecia, su sobrina relata una ocasión en la que le
acompañó a una reunión. Los presentes se alarmaron ante su aparente retraso,
cuando descubrieron que estaba al fondo de la sala, en un rincón, rezando el
Rosario esperando al comienzo de la asamblea.
Un episodio semejante tuvo lugar cuando una monja acudió a su
sobrina Pia para que convenciese
a su tío de comprarse calcetines al estar rotos todos los que tenía:
"La monja me contó que lo había intentado, pero que él le había dicho:
"`Hermana, eres tan buena con la aguja, encuentra la manera de arreglarlas
de nuevo y luego con este dinero haremos feliz a algún pobre. Cuando ya no aguanten más,
vamos a ver qué podemos hacer´".
Uno de sus sucesores, Benedicto XVI, recordaría precisamente
la humildad de Juan Pablo I como uno de sus rasgos más destacables: "La sencillez de Juan Pablo I fue
un medio de instrucción sólida y fecunda, que, gracias al don de una
excelente memoria y de una vasta cultura, se enriqueció con numerosas citas de
autores eclesiásticos y seculares".
Existen otros episodios
similares que muestran la gran humildad de este Papa, llegando a ser
monaguillo de su secretario personal.
3º Pionero de la Nueva
Evangelización
John L. Allen, en su artículo Desmintiendo cuatro
mitos sobre "el Papa de la
sonrisa", destaca que aunque Juan Pablo I no usó
literalmente la expresión "Nueva
Evangelización", realmente fue mucho más que el precursor de la misma, ya que "la
enseñó y la puso en práctica". De hecho, la mañana siguiente a su elección
pronunció un discurso ante el Colegio Cardenalicio recordando "a
toda la Iglesia que su primer deber sigue siendo la evangelización".
Pero su proyecto de evangelización trascendía la ambición misionera y destacaba más por el modo de
hacerlo: en las pocas intervenciones que se pudieron apreciar del mismo, el
estilo alegre, apacible y cercano en sus palabras era una evidencia. Tanto es
así que llegaría a ser considerado como un "profeta de la Nueva Evangelización" tras su muerte por
su carácter "extremadamente pastoral, cercano a la gente común y comprensible con sus
luchas y sueños y capaz de hacer que la enseñanza de la Iglesia fuese
accesible".
Representativo de ello es la anécdota en la que estando junto a la
multitud el 27 de agosto de 1978 en su primer Ángelus, escuchó a una niña sobre
los hombros de su padre diciendo que lo había entendido todo.
4º Su milagro, la curación
de una niña desesperada y deshauciada
En el decreto de la
Congregación para las Causas de los Santos, el Papa Francisco aprobó el milagro por el que será
beatificado Juan Pablo I este domingo. Se trata de la curación
milagrosa de una niña de diez años de Buenos Aires (Argentina) el 23 de julio
de 2011.
La pequeña padecía "encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica
refractaria maligna, shock séptico". Según informaron los medios
vaticanos, el cuadro clínico era muy grave y se caracterizaba por numerosas
crisis epilépticas diarias y un estado séptico causado por una bronconeumonía.
La iniciativa de invocar al Papa Luciani la tomó el párroco de la parroquia a
la que estaba encomendado
el hospital en el que estaba ingresada la joven y que era muy devoto
de Juan Pablo I.
Según el cardenal Stella, postulador de la causa de beatificación,
este fue "un milagro
que se lo debemos a la fe de quienes rezaban junto a la cama de esta niña
enferma" con graves problemas neurológicos "en condiciones
prácticamente desesperadas".
Sobre esta curación inexplicable, el cardenal Stella comentó a Vatican News que aquella niña
tiene ahora 20 años y asegura haber visto vídeos actuales de ella que la
muestran "caminando y hablando y se puede ver a una chica de casi veinte
años que está bien".
"Se lo debemos a la fe de quienes oraron alrededor de esta
persona cuando estaba enfermo. Es un evento que ciertamente tiene
características extraordinarias, porque nos ocupamos a nivel médico, pero sobre
todo hubo una noche, un
largo momento de oración, de intercesión, que es lo que en definitiva
califica a un evento de este tipo", agregó el postulador de la causa.
5º El Papado más breve de
la historia
Los 33 días que abarcaron el pontificado de Juan Pablo I, entre el
26 de agosto y el 28 de septiembre de 1978, supusieron el papado más breve de la historia
contemporánea y uno
de los nueve más fugaces de la historia de la Iglesia, igualado por
Benedicto V (fallecido en el año 966) y superado por pocos, como Teodoro II
(fallecido en el 896) o Sisino (en el 708).
Durante su breve pontificado, Juan Pablo I escribió tres cartas
apostólicas, pronunció cuatro audiencias, nueve discursos y dos homilías
públicas, la de Posesión de cátedra como Obispo de Roma y la de
inauguración del ministerio petrino.
6º "El año de los
tres Papas"
Las circunstancias
en torno a su papado resultaron en un "Año de los Tres Papas", en
el cual se convocaron dos cónclaves papales para nombrar un Papa sucesor: tras
la muerte de Pablo VI el 6 de agosto de 1978, Juan Pablo I fue elegido el 26
del mismo mes, 20 días después. El cónclave que siguió al fallecimiento de este
último el 28 de septiembre eligió como sucesor a San Juan Pablo II el 16 de
octubre.
7º Una versión oficial de
la muerte cuestionada
Juan Pablo I falleció
inesperadamente el 28 de septiembre de 1978, a la edad de 65 años y solo 33
días después de comenzar el papado. La brevedad de su pontificado y las circunstancias
de su muerte llevaron a escritores y periodistas a sugerir la posibilidad de
que esta pudo no haber sido natural. Sin embargo, la versión oficial del
Vaticano siempre fue que falleció por un infarto vinculado al estrés ocasionado por las presiones del
cargo.
Dos
cónclaves y tres pontífices en menos de un año
Juan Pablo
I sucedió en la sede de Roma a
San Pablo VI y precedió tras su breve pontificado a San Juan Pablo II. Luciani estuvo entre dos
Papas hoy santos y cuyos pontificados fueron muy extensos con 15 años por parte
de Montini y los casi 27 de Wojtyla.
Murió
repentinamente la noche del 28 de septiembre de 1978. Lo
encontró sin vida la monja que le llevaba el café a su habitación cada mañana.
La fama de santidad de Albino Luciani se extendió muy rápidamente, aunque
su causa de beatificación se abrió en 2003, en 2017 fue declarado venerable y
cuatro años más tarde se ha reconocido el milagro por el que será beato. Ahora
sólo falta que el Papa Francisco anuncie la fecha de esta ceremonia.
Albino Luciani nació en 1912 y era hijo de un obrero socialista
que había trabajado durante mucho tiempo como emigrante en Suiza. En la nota
que le escribió su padre, dándole el consentimiento para entrar en el
seminario, se lee: "Espero
que cuando seas sacerdote, estés del lado de los pobres, porque Cristo estuvo
de su lado".
Fue ordenado sacerdote en 1935 y en 1958, inmediatamente después
de la elección de Juan XXIII, que lo había conocido como Patriarca de Venecia,
fue nombrado Obispo de Vittorio Veneto. Luciani participó en todo el Concilio Ecuménico Vaticano II.
Tras la publicación de la encíclica Humanae Vitae,
en la que Pablo VI declaró moralmente ilícita la píldora en 1968, el obispo de
Vittorio Veneto promovió
el documento, adhiriéndose al magisterio del Pontífice. Pablo VI, que
tuvo la oportunidad de apreciarlo, lo nombró patriarca de Venecia a finales de
1969 y en marzo de 1973 lo creó cardenal.
Tras la muerte de Pablo VI, fue elegido el 26 de agosto de 1978 en
un cónclave que duró tan sólo un día.
José María Carrera
Fuente: ReL