5 – Septiembre. Lunes de la XXIII semana del Tiempo Ordinario
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Evangelio según san Lucas 6, 6-11
Otro sábado, entró él en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada: «Levántate y ponte en medio». Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer
una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar
una vida o destruirla?». Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano». Él lo hizo y su mano quedó restablecida. Pero ellos,
ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.
Comentario
¿Qué está permitido en sábado?
Jesús sigue peguntando cosas
difíciles, y nuestras respuestas pueden ser muy variadas. ¿Qué podemos hacer en
el día santo? Es obvio que podemos hacer el bien o el mal, ¿pero, por cuál nos
decantamos?
Es posible que, por una
interpretación literal y rigorista de la ley, pensando que el bien es el
seguimiento estricto, hagamos realmente un mal. El Maestro sigue enfrentándose
a unas castas religiosas, en las que la caridad, el amor, está ausente, y elijen
la escusa de un cumplimiento riguroso de la ley para olvidar que el hombre es
hijo de Dios y que sus derechos están sobre el sábado. Recordemos que Jesús ha
sido contundente: “El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el
sábado” y vivamos en consecuencia con ello.
Es posible que estemos mirando
atentamente lo malos que son escribas y fariseos sin tener en cuenta que lo
somos nosotros en no pocas ocasiones. La idea de estos personajes es mantener
el poder de la Ley sobre el hombre aplicando la máxima fidelidad en la
interpretación literal de los mandatos, sean de origen divino o hayan sido
añadidos después, aunque para dar un barniz de autoridad a normas puramente
higiénicas, coyunturales, le echemos las culpas a Dios de su autoría, y les
concedamos la misma importancia que a los mandamientos mosaicos. Exigimos
respetar el sábado, pero nos olvidamos de amar a Dios y al prójimo en primer
lugar, y después seguir con el resto de los preceptos, pero siempre supeditados
a los dos primeros y principales.
Respetemos el sábado, para nosotros el domingo, siempre en servicio de las necesidades humanas. Hagamos el bien sea el día que sea.
Fuente: Dominicos






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