"Los ataques de los que defienden el aborto solo descubren su mala conciencia", ha afirmado el mediático obispo español José Ignacio Munilla ante 200 líderes internacionales del movimiento 40 Días por la Vida
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Además
de los millones de cristianos que a día de hoy siguen entregando su sangre por
Cristo, más incluso que en otras épocas, «hoy vemos otro tipo de martirio: el
de aquellos que defienden en público que existen verdades objetivas, como que
el aborto es algo malo y siempre será malo». Son palabras del mediático obispo
español de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla, durante el I
Congreso Nacional que el movimiento 40 Días por la Vida está celebrando en
Madrid, y en cuya organización ha colaborado Aleteia.
«Una embarazada ya es madre»
Ante más de 200 líderes nacionales e internacionales de la causa
provida, monseñor Munilla -cuyas intervenciones en redes sociales y en Radio
María alcanzan una viralidad inusual para un obispo- aseguró que «el aborto se
ha convertido en la ‘piedra de toque’ para desenmascarar la mala conciencia y
el relativismo moral, porque entre matar o respetar la vida no puede existir un
punto intermedio».
Además,
señaló las incoherencias del discurso abortista para recordar que lo único
incuestionable es la necesidad de proteger al niño gestante: «A ninguna mujer
se le puede obligar a ser madre, pero es que una mujer embarazada ya es madre.
La cuestión es: ¿qué hacemos con el niño? ¿Le damos la oportunidad de vivir o
lo vamos a matar? ¿Aquí hay una vida, no? ¿Este niño es inocente, no? Pues
entonces vayamos adelante y lucharemos por él entre todos».
Un tipo de martirio actual
A pesar de que, en palabras del obispo, vivimos en una sociedad
«que intenta convertir en derechos nuestros deseos, e incluso nuestras heridas
afectivas, negando la realidad», hoy «siguen existiendo verdades objetivas,
como el derecho de los padres a educar a sus hijos o defender toda vida humana,
que no pueden ser ocultadas» sino con «ataques directos».
Por eso, acciones como «un video que muestra la felicidad de las
personas con síndrome de Down, como el que acaba de ser censurado en Francia, o
rezar en la calle para defender a los no nacidos (una práctica propia del
movimiento 40DPV y que pretende ser prohibida por ley en España), no son
soportadas por quienes tienen mala conciencia, o desean seguir en la oscuridad,
y se paga con la persecución legal, o con el aislamiento social», señaló el
obispo.
No es una cuestión religiosa
Monseñor Munilla recordó que la defensa de la vida no es una
cuestión religiosa, sino humana: «El aborto no es malo porque mi religión lo
prohíba, sino que mi religión lo prohíbe porque es malo». Y enfatizó: «Matar a
un niño inocente será siempre algo malo. Y no hay situaciones en las que pueda
estar bien: con el mal no se negocia. Como dice el Papa Francisco, con el
diablo no se dialoga, y para arreglar un problema, no se puede pagar a un
sicario. Hay cosas que son malas y nunca podrán ser buenas. Y el aborto es una
de ellas».
No temer el martirio
Ante leyes proaborto como las que recientemente se han aprobado en
España, Argentina o Colombia, monseñor Munilla animó a no dejarse amedrentar:
«Para acabar con los cristianos, el mundo nos halaga para seducirnos, o nos
persigue para atemorizarnos.
La mayoría de los cristianos está en el primer grupo: tratando de
hacer pactos con la mundanidad. ¡Ojalá estemos en el segundo, porque será que
hemos resistido la primera estrategia del maligno! Y el que no sea perseguido,
que se lo haga ver, porque el precio de la esperanza, el precio de seguir a
Cristo, es el martirio».
Y concluyó: «La causa provida forma parte de la piedra de toque
que derrotará a nuestro actual gigante con pies de barro, como el que retrata
el libro del profeta Daniel, que es un mundo fundado sobre la falsedad y de
espaldas a Dios. Aunque pueda parecer lo contrario, el aborto tiene sus días
contados porque el mal se destruye a sí mismo. Es Dios el que dirige los hilos
de la Historia».
José Antonio Méndez
Fuente: Aleteia






