El P. Giovanni Zaccaria, profesor asociado de teología de los sacramentos de la Universidad de la Santa Cruz en Roma, explica cómo debe hacerse el saludo de la paz en Misa
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Imagen referencial. Crédito: Unsplash |
En declaraciones a EWTN Noticias, el sacerdote explicó que el
saludo de la paz “es un gesto importante porque podríamos decir que el Señor
nos ha dicho dense la paz, cuando presentamos nuestra ofensa”.
En ese sentido, “el gesto debe ser hecho con paz, sin prisas, sin
agitación, sin irse de un lado al otro”.
Además, “el gesto debe denotar lo que hay por dentro. La paz es
participación de alegría pero no una fiesta desencadenada”.
“La Misa es una acción que denota la unidad de cielo y tierra. Es un tiempo
fuera de lo ordinario”, recordó el sacerdote.
Lo dicho por el sacerdote es acorde con una carta circular del
Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el
Vaticano, que se refirió al tema en junio de 2014.
En esa carta, el Dicasterio indicó que el saludo de la paz debía
mantenerse en el momento de la Misa en que está actualmente; ante la sugerencia
de algunos obispos de hacerlo en un momento distinto.
La misiva también alertaba sobre tres abusos al respecto:
1.- La introducción de un “canto para la paz”, inexistente en el
Rito Romano.
2.- Los desplazamientos de los fieles para intercambiarse la paz;
y
3.- Que el sacerdote abandone el altar para dar la paz a algunos
fieles.
¿Por qué arrodillarse en Misa?
El experto en teología de los sacramentos explicó que
“arrodillarse es un gesto que denota adoración, muestra que estamos ante algo
no usual ni habitual, sino que estamos ante algo realmente superior, estamos
ante Dios”.
“Ante Él la postura más correcta es la de estar arrodillados,
porque estoy adorando y con la postura del cuerpo alabamos a Dios que es Padre,
Hijo y Espíritu Santo”, agregó.
El sacerdote indicó que “el momento más importante para
arrodillarse es la plegaria eucarística, es decir cuando el sacerdote reza la
oración de consagración del pan y vino en cuerpo y sangre de Cristo”.
El P. Zaccaria recomendó también tomarse unos minutos luego de
concluir la Misa para “ofrecer un tiempo de oración íntima: para pedir,
desagraviar, dirigirnos al Señor pidiendo muchas cosas”.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI Prensa