El Papa Francisco se reunió ayer por la mañana con los participantes del quinto Congreso Mundial de Stella Maris, a quienes agradeció “su testimonio de fe y los innumerables actos de bondad y caridad”
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| Crédito: Ministerio de Infraestructura de Ucrania / Daniel Ibañez- ACI Prensa |
Ante los presentes, recordó la labor de “tantos capellanes y voluntarios
a lo largo del siglo pasado y a quienes trabajan en nuestros mares y vías
navegables en beneficio de todos nosotros”.
“De hecho, desde sus pequeños y humildes comienzos, Stella
Maris se ha
convertido en la amplia organización que vemos hoy, proporcionando asistencia
espiritual, psicológica y material, en los barcos y en tierra,
a miríadas de marinos y personal marítimo de diversas nacionalidades y
tradiciones religiosas”, señaló a continuación.
El Pontífice explicó también que “la creación, nuestra casa común, se compone
de una vasta extensión de agua, que es esencial para la vida y el comercio, por
no hablar del turismo”.
“No debe sorprender, por tanto, que alrededor del noventa por ciento de
las mercancías del mundo se transporten en barcos, lo que es posible gracias al
trabajo diario de más de un millón y medio de personas, muchas de las cuales están alejadas
durante meses del apoyo de sus familias y de sus comunidades sociales y religiosas”, añadió.
En esta línea, lamentó que, a pesar de los avances tecnológicos,
“muchos trabajadores marítimos están sometidos no sólo a los retos antes
mencionados, asociados a la separación de sus países de origen, sino que
también siguen sufriendo una serie de condiciones de trabajo injustas y otras
privaciones, agravadas sobre todo por los efectos del cambio climático”.
“Además, los daños al medio ambiente marino, como a otros, afectan de manera
desproporcionada a los más pobres y vulnerables de nuestros hermanos y
hermanas, cuyos
medios de vida están incluso amenazados de extinción”, dijo el
Papa Francisco.
“Confío, pues -continuó el Pontífice-, que Stella Maris nunca
dejará de llamar la atención sobre los problemas que privan a muchos de la
comunidad marítima de la dignidad humana que Dios les ha dado”.
Por último, confió “a los capellanes, a los voluntarios y a todos
los asociados a Stella Maris a la amorosa protección de Nuestra Señora Estrella
del Mar” e impartió su bendición “como prenda de fortaleza, alegría y paz en
Cristo el Señor”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa






