"Yo las voy a apoyar siempre, toda la vida van a tener a su mamá. Y si quieren ir a la vida consagrada, adelante, sería una gran bendición", dice Leticia
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Las cuatrillizas, el día de su bautizo, en manos de su madre y otros familiares./Gentileza |
Celia
Leticia Espinoza Ledezma es originaria de Querétaro (México) y
tiene 35 años. Compartió con Aleteia el milagro de ser mamá de 4
hermosas niñas. Explica cómo Dios hizo milagros durante su
embarazo y después del nacimiento de las pequeñas.
– Eres mamá de cuatrillizas,
¿cuál es tu historia?
Fue muy rápido porque ellas son de 28 semanas de gestación, un
poco menos de siete meses. Yo me percato de que estoy embarazada como a las
seis semanas. Fui a la cita con la doctora particular y me dijo que se veían
cuatro ojitos y dos latidos de corazón. Y ya para mí era una
cosa excepcional, porque en mi familia no había casos de embarazo
gemelar, y ya desde ahí fue sorpresa para mí.
La doctora se quedaba pensando y veía y veía y me dice: «¿Sabes
qué?, tengo duda, porque te veo otro tercer latido, pero no quiero
confirmártelo. O sea, un embarazo gemelar te lo confirmo y queda pendiente el
tercero». Me dijo que esperaríamos otras semanas más para ver.
Después fui al
IMSS para llevar mi control prenatal y le platiqué a la doctora lo que me había
dicho mi doctora particular y ella me dijo: «No creo que sean de trillizo, pero
vamos a hacer el ultrasonido».
Ese mismo día fui al ultrasonido y confirmaron el tercero, un embarazo de
trillizos.
Como era un embarazo de alto riesgo, por ser embarazo múltiple, me
revisaban cada quince días.
A los 15 días regresé y el doctor revisaba y revisaba y no me
decía nada. Yo pensaba que algo andaba mal. Con él estaba otro compañero doctor
y le dijo que le ayudara a checar el ultrasonido. Yo me empecé a preocupar más.
«¿Cuántos ves?»
Le dijo: «¿Cuántos ves?». Y él le dijo: “Son cuatro, cuatro
embriones”. Yo quedé en shock con la noticia.
De
ahí intentamos llegar a la semana 28 de gestación y gracias a Dios llegamos,
porque la placenta ya no daba abasto para la alimentación de los bebés. Pero durante el
proceso tuve tres amenazas de aborto.
Finalmente, mis hijas nacieron el 5 de octubre del 2018.
A las 9:25 nació la primera y se llevan un minuto de diferencia, salvo de la
tercera a la cuarta, que se llevan dos minutos.
– ¿Cómo se llaman?
María Isabella, Leylani Marie,
Valentina Maryam e Ixchel María. Yo quería ponerles María a todas,
pero en el registro me dijeron que no se podía por ley.
Devoción a la Virgen
– ¿Eres muy devota de la Virgen
María?
Siempre. Soy católica y toda mi vida he profesado la
religión católica y creo firmemente en la Virgen María. Siempre
me encomiendo a ella, porque este es un trabajo muy arduo.
«Siempre me encomiendo a ella,
porque este es un trabajo muy arduo.»
Escuchando sus latidos
– ¿Cómo fue oír cuatro latidos?
Fue muy impresionante, porque era una experiencia única. Aparte,
el sentir el movimiento de muchas cosas, era muy raro. Cuando me
revisaban tardaban horas, porque no sabían si habían revisado al mismo o
faltaba alguno. Era muy curioso.
– ¿Cómo ha sido la rutina de
cuidados?
Ya van a cumplir cuatro años, así que el proceso de desveladas ya
pasó. Las cuatro estuvieron en terapia intensiva. Dios fue bueno
conmigo, porque me las dieron paso a paso: en diciembre me entregan a dos; en
enero me entregan a la tercera y en febrero me entregan a la cuarta, pues
tuvo una perforación en el intestino.
Entonces, fue como darme el permiso y la pauta para irlas
alimentando.
Infarto cerebral de una de las bebés
A los siete meses de su nacimiento, a Isabela, la primera, le
detectaron que había sufrido un infarto cerebral y empezó a presentar crisis
convulsivas. Con ella ahorita estoy yendo a terapia porque tiene
problemas en la psicomotricidad. Pero gracias a Dios está bastante bien.
Se le vio afectado como un 20% del cerebro y me dice la neuróloga
que va bastante bien.
– ¿Te mencionaron las causas de
sus padecimientos?
Del infarto no me saben decir si fue dentro de mi panza, o fue ya
posterior al nacimiento. Y la que tuvo la perforación, Leilani, era la que iba
mejor, pero un fin de semana le elevaron un poquito la dosis de la leche y,
como su sistema digestivo estaba muy inmaduro, no aguantó y se perforó.
Ese fin de semana estuvo horrible, porque no me daban esperanzas
de vida para ella, solo me dijeron que estuviera al pendiente del teléfono por
si me marcaban para decirme que mi hija ya no estaba.
De hecho, las enfermeras me decían: «Señora, pero si ya tiene a sus
otras tres niñas”; y yo les decía: “Sí, pero yo vengo por las cuatro». No
estaba dispuesta a soltarla y ellas me decían que la soltara. Gracias a Dios
reaccionó bien.
Posterior a eso, regresamos al hospital en varias ocasiones,
después de que me la dieron de alta, porque su pulmón era muy pequeño y
requirió muchas veces de intubación.
Y el hecho de estar intubada y extubada le generó displasia
pulmonar. Entonces, con cualquier gritito se le generaba pulmonía. Ese año estuvo
muy complicado y ya la conocían todos en el hospital.
Gracias a Dios ya no ha habido necesidad de regresar al hospital
con ninguna. Salvo con la que voy a terapia.
En este ciclo escolar que inició acaban de entrar a la escuela y
hasta ahorita todo está bien.
«No me bastaba con tres»
– ¿Tus hijas son un milagro?
Sí. Son un milagro muy grande. Cuando Leilani estuvo enferma, yo
le dije a Jesús: «Señor, Tú me las estás dando, déjamelas y yo voy a hablar de
ti, yo voy a predicar. Yo voy a hablar de que eres grande y de tu grandeza y
misericordia con nosotros». A mí no me bastaba con las
tres, yo quería a la cuarta conmigo también.
Acudió al Santísimo
– ¿Ibas al Santísimo?
El fin de semana que Leilani se puso enferma, mandaron a la
patrulla policía a buscarme porque no me podían localizar, porque mi teléfono
se había descargado.
El médico de guardia de la noche quería que yo estuviera enterada
de la gravedad, por si pasaba algo.
Los de la patrulla me dijeron que si tenía los medios para llegar
al hospital y yo les dije que sí, y mi hermana me llevó.
Toda mi familia se enteró y después de
ir al hospital fuimos a parar al Santísimo en la madrugada y le supliqué:
«Señor, si es posible, aparta de mí este cáliz, porque yo no quiero atravesar
esto».
Tenía mucho miedo de que sonara mi teléfono, pero Dios es muy
grande y no me va a dejar.
– ¿A
qué te gustaría que se dedicaran?
Lo que ellas elijan en su momento, yo las voy a apoyar. Siempre, toda la vida
van a tener a su mamá. Y si quieren ir a la vida consagrada, adelante, sería
una gran bendición.
La terrible propuesta del doctor
– Tu historia debe ser contada
ante un mundo que promueve el aborto.
Sí. Incluso, en la semana 13 de mi embarazo, como protocolo,
el doctor me dice: «Yo sé que no lo vas a elegir, pero yo tengo que decirte que
podemos extirpar uno o dos embriones para darle la oportunidad a los demás a
que se desarrollen mejor, pero lo tienes que elegir ya». En cuanto oí
eso, dije: «No,
vamos por los cuatro».
El proceso consistía en inyectar a dos embriones y ellos mismos se
iban a adherir a la placenta, para que los demás se desarrollaran
favorablemente y ganar tiempo.
– Qué forma tan técnica de
preguntarte si querías matar a dos de tus hijas.
Así es. Yo desde un principio dije que no, porque yo
soy provida.
– ¿Qué es lo que más disfrutas de
tus hijas?
He sido muy bendecida. Es algo que todavía no puedo discernir en
mi mente, pero sin duda me han venido a enseñar muchas lecciones. He vivido
muchas cosas en muy poco tiempo y creo que así va ser el resto de mi vida.
Yo le agradezco a Dios y les agradezco a ellas de que me hayan
elegido como mamá.
– ¿Qué
mensaje les das a las mujeres que piensan en el aborto?
Siempre he sido provida y creo que el ser valientes, el luchar por ese
ser que crece dentro de ti, realizarte como madre, es lo máximo. De
verdad que en cualquier circunstancia vale la pena tomar al toro por los
cuernos, y como viene. Eso te hace sentir plena.
Estos niños nos enseñan día a día cosas que no habías notado. Así
que no tengan miedo.
Jesús V. Picón
Fuente: Aleteia