Si todos tenemos un ángel de la guarda que nos cuida, consuela y acompaña durante nuestra vida terrenal hasta llegar al cielo, ¿Jesús, que es el Hijo de Dios, también tuvo uno?
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Imagen referencial. Crédito: Dominio público |
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que los ángeles son
seres espirituales creados por Dios para alabarlo y colaborar con Él. Al nacer,
Dios Padre nos asigna uno de ellos para que nos proteja de los peligros y nos
aliente a vivir unidos al corazón de Cristo.
Patti Maguire Armstrong, madre de 10 hijos y escritora de libros
que ayudan a los católicos a vivir su fe en la vida diaria, escribió en National Catholic
Register sobre el ángel de la guarda que habría acompañado
a Jesús durante su vida terrenal.
Armstrong recordó que el Jueves Santo, cuando Jesús fue a rezar en
el Monte de los Olivos, la Biblia narra que un ángel salió al encuentro del
Hijo de Dios para consolarlo.
San Lucas narra que esa noche de sufrimiento, Cristo le pidió a sus
discípulos que “oren para no caer en la tentación”, se apartó de ellos, y
arrodillado le pidió a Dios: “Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz. Pero
no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Entonces, relató, “se le apareció un ángel del cielo que le dio
fuerzas. Y, en medio de la angustia, oraba más intensamente. Le corría el sudor
como gotas de sangre cayendo al suelo”.
“¿Ese era su ángel de la guarda? Si Jesús era completamente Dios y
completamente hombre, y los hombres tienen ángeles guardianes, es razonable
pensar que sí”, dijo Armstrong.
“Una opinión cristiana piadosa sostiene que
San Miguel Arcángel cumplió este papel”, añadió.
Armstrong también djo que en el libro Encuentros con ángeles:
lo invisible: los compañeros invisibles de nuestra vida espiritual,
Odile Haumonte recordó que en la noche más oscura, cuando los apóstoles estaban
dormidos y Jesús sufría en silencio junto a Dios, un ángel velaba por Él.
“El ángel luminoso que iluminaba las tinieblas, el ángel puro que
alejaba los crímenes, el ángel confiado que alejaba las dudas. El ángel trajo
consigo toda la ternura de Dios”, señala Haumonte.
En ese sentido, Armstrong animó a los católicos a que “durante
nuestras propias noches oscuras, cuando la ansiedad ruge y los remordimientos y
el miedo nos abruman, podemos acudir al mismo ángel que consoló a Jesús durante
su noche de abandono”.
Además, dijo que Haumonte escribió que cuando Jesús rezó en
Getsemaní, donde “su libertad se encontró con nuestras ansiedades y temores”,
nos mostró que “la noche es dulce para el que descansa en Dios”.
Armstrong también señaló que el P. John Horgan escribió sobre la
devoción al Ángel de Getsemaní en su libro Sus Ángeles a Nuestro
Lado: Entendiendo Su Poder en Nuestras Almas y el Mundo.
El sacerdote dijo que durante su arresto, Jesús le habló a San
Pedro sobre los ángeles al recordarle su misión.
“¿Crees que no puedo pedirle al Padre que me envíe enseguida más
de doce legiones de ángeles? Pero entonces, ¿cómo se cumplirá lo escrito, que
esto tiene que suceder?”, le dijo.
“Uno de esos ángeles había aparecido momentos antes de eso”,
aseguró el sacerdote.
Además, dijo que en la antigüedad las enfermeras católicas solían
rezar al Ángel del Huerto de Getsemaní.
Explicó que ellas rezaban “para que pudieran ser fuertes al atender a los pacientes confiados a su cuidado, en especial, durante las largas y solitarias horas de la noche”, dijo Armstrong.
A continuación, compartimos la oración:
Oración al Ángel de Getsemaní
Oh Ángel de Getsemaní, elegido por el Padre para dar fuerza y
consuelo a Jesús durante su agonía, te pido que estés conmigo ahora mientras
vigilo a mi amado que está enfermo y sufriendo.
Ayúdame a ofrecer mi mejor cuidado, amor y protección a este hijo
de Dios.
Que mis palabras y mi toque se llenen de dulzura, mi presencia
traiga consuelo y mis oraciones traigan descanso y sueño reparador.
Haz lo que yo no puedo hacer, oh Ángel amoroso, para traer la
sanación y fortaleza al alma y al cuerpo, según la voluntad del Padre.
Amén.
Por Cynthia Pérez
Fuente: ACI Prensa