Los expresó en su última carta dedicada a la Virgen María, «¡Muestra que eres Madre!»
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| Juan Antonio Reig Plase despidió de la diócesis de Alcalá ofreciendo nueve consejos para enfrentar una sociedad secularizada |
Tres meses después de presentar su renuncia al Papa Francisco el 7
de julio, aceptada finalmente este 21 de septiembre, el obispo complutense de
Alcalá Juan Antonio Reig
Pla concluye hoy el
ejercicio de su ministerio episcopal comenzado hace más de 25 años. Su última carta pastoral, publicada
"a punto de finalizar" el ejercicio de dicho ministerio ha estado dedicada por entero a la figura de
la Virgen María bajo el título ¡Muestra que eres
Madre!.
A lo largo de su carta ha ofrecido una extensa catequesis sobre la
Virgen, la estrecha relación de María con su ministerio y algunas consideraciones para la devoción
"en un mundo poscristiano y secularizado".
Uno de los primeros aspectos sobre los que llama la atención de cara a
"la crisis que estamos sufriendo en España y
Occidente" -y que es principalmente de fe, según el obispo-, es
la necesidad de mantener la devoción mariana, pues ella "conduce a una fe
más profunda en Cristo".
En este sentido, destacó "la importancia de introducir a los niños con signos y gestos en la
tradición cristiana y católica. Estos gestos y símbolos son como
huellas que se graban en el alma y garantizan la seguridad de la fe y la
pertenencia a la Iglesia", añade.
A lo largo del texto, el obispo Complutense da respuesta a
interesantes cuestiones relativas a la devoción y la comprensión de la figura
de la Virgen, como el por qué de su elección como Madre de Cristo, de que el
Señor manifestase la maternidad de María sobre los hombres precisamente en el
Calvario o cómo se plasma esta maternidad en el orden de la gracia.
Las "actitudes
fundamentales" en la devoción a María
Asimismo, explica que si bien hay "múltiples modos de vivir
esta relación" con María, hay unas "actitudes fundamentales" que
todo hombre debe tener en torno a su "filiación mariana".
Entre ellas, alienta a manifestar una "veneración llena de afecto y de manera singular en
relación con su persona", que se debe expresar "en el culto de la Iglesia"
y "en nuestra devoción
privada", que debe "enraizarse siempre en el culto". Alude
además a la "confianza
total, sobre todo cuando estamos ante dificultades" y que debe
expresarse "en la oración constante y humilde". Como cuarta nota,
destaca la importancia de "introducir
a María en la casa de nuestra vida" para "que esta sea
fuertemente cristiana".
A continuación, el obispo emerito de Alcalá mencionó cómo María puede contribuir a
algunos de los principales retos religiosos del presente.
En este sentido se refirió a "la fe en un mundo
secularizado" al advertir sobre cómo este fenómenos "ha hecho
estragos en la sociedad y en la Iglesia", pero recordando "que Dios
es fiel a la alianza que ha sellado con la sangre de su Hijo", "que
no estamos solos" y "que nuestra respuesta no puede ser otra que la
misma fe con la que María acogió al Redentor".
"La crisis
que estamos sufriendo en España y en Occidente no es simplemente política,
social o moral. Nuestra enfermedad es más grave: sufrimos una crisis de fe
que nos impide ver la acción de Dios en nuestra historia. Por eso, la respuesta
a esta situación no es otra que María, la virgen creyente que responde con
docilidad extrema a la iniciativa de Dios", expresó.
Del mismo modo advirtió del riesgo de la Iglesia de convertirse "en una organización humana como
tantas otras que responden a los problemas sociales con sus propias
capacidades". Para ello, instó nuevamente a "mirarnos en el espejo de
María".
Acto seguido advirtió de que "la respuesta al misterio del
hombre no está en las fuerzas humanas" y que estas "solo pueden ser
camino para encontrar con la verdadera salvación, que viene de Dios". Por
ello alentó nuevamente a imitar a María para acoger de nuevo la sombra del
Espíritu Santo, para que fecunde las entrañas virginales de la Iglesia, de tal
manera que pueda dar a luz a Cristo y dar frutos de santidad".
Antes de concluir, ofreció nueve consejos para hacer frente a la "crisis" de
Occidente y "la situación de la Iglesia":
1º Recurrir a María
"En estos momentos, también nosotros hemos de recurrir a María para que,
viendo nuestra situación, la situación de la Iglesia, interceda ante
su Hijo con las mismas palabras: ¡No tienen vino! En nuestro caso, la ausencia
del vino es provocada por la crisis de fe y por habernos apartado del manantial
de la vida. Por eso, junto al anuncio cristiano, necesitamos la conversión del
corazón para seguir de nuevo las indicaciones de Cristo: ¡Haced lo que Él os
diga!".
2º La respuesta es María
"Así pues, la respuesta a nuestra situación es María. De
nuevo hemos de ser conscientes que donde Ella se hace presente de nuevo es
posible la fiesta. No es
posible la fiesta, el deseo de infinito cumplido, donde no hay apertura a la
divinidad, donde no se hace presente Cristo, el vencedor del pecado y de la
muerte. Él nos trae la alegría de la salvación. Las “fiestas” de este mundo
acaban siendo como las “fiestas de los locos” que buscan la exaltación de las
emociones y no tienen más horizonte que la muerte. La alegría brota de la
resurrección, de saber que la muerte ha sido vencida para siempre y nos abre a
un horizonte de eternidad".
3º Crear un hábitat posible
para la fe en la sociedad postcristiana
"La Iglesia, disminuida y pequeña como la conocemos hoy,
tiene una gran responsabilidad: anunciar, como los primeros cristianos, la resurrección de
Cristo, la victoria definitiva sobre la muerte y crear como ellos pequeñas
comunidades, un hábitat posible para la fe en medio de una sociedad
postcristiana. Nuestras familias cristianas han de ser conscientes de que
necesitan el calor de la comunidad pequeña donde escuchar la Palabra de Dios,
participar conscientemente de la Eucaristía y aprender el servicio en el amor
compartiendo los bienes".
4º Imitar a los primeros
cristianos como antídoto a la ingeniería social
"Este es el camino que los primeros cristianos recorrieron y
que nosotros hemos de redescubrir. Ante una sociedad planificada globalmente, ante procesos de
ingeniería social que han provocado la soledad del individualismo y la
decadencia del relativismo moral, cuyo único imperativo es “goza”, la Iglesia ha de presentarse con
mansedumbre y humildad como la casa donde se puede vivir. Nuestro programa es
la pobreza de Belén, la modestia de Nazaret y la locura de la cruz donde ante
la violencia venció el amor".
5º Cambar de mentalidad a
través de la catequesis
"Caminar a la intemperie o vivir simplemente de las
tradiciones que no cambian el corazón ya no resulta suficiente. La “nueva
evangelización” necesita del Catecumenado, de un proceso de iniciación
cristiana que provoque el cambio
de mentalidad y de la vida, que lleve al encuentro de Cristo y desemboque
en la comunidad de discípulos".
6º Renovar la catequesis: más
fe, conversión y cambio de vida
"Todo esto requiere un replanteamiento de la catequesis de
iniciación cristiana y una profundización en el significado salvífico de la
eucaristía y de los demás sacramentos. De la catequesis no hemos de esperar
solamente la comunicación de unos conocimientos sobre las verdades cristianas.
El anuncio cristiano reclama la fe, el encuentro personal con Cristo mediante
la Iglesia-comunidad. El encuentro con Cristo es real cuando cambia el corazón
y se produce por la gracia la conversión, el cambio de vida".
7º Acabar con el
"analfabetismo religioso"
"Con el encuentro personal con Cristo se requiere la
formación cristiana. Hoy el analfabetismo religioso es alarmante. De ahí la
necesidad de conocer todo el Catecismo de la Iglesia Católica para que, con una
fe formada, podamos ser testigos de Cristo y cooperar en la renovación de la
sociedad. Los católicos no
podemos retirarnos a los “cuarteles de invierno”. Lo propio de un
cristiano es la inmersión en el mundo (sin ser del mundo) para ser como la
levadura que transforma la masa".
8º La presencia de los
católicos en la vida pública
"Hoy es urgente la presencia de los católicos allí donde se
edifica la sociedad: el mundo del trabajo, las agrupaciones sociales, los
medios de comunicación, las empresas, la política, etc. Hoy es necesario que los católicos se
hagan presentes asociadamente en la vida pública con las señas de identidad de
la moral social o Doctrina Social de la Iglesia. Descuidar la dimensión social
del catolicismo no hace justicia a lo que significa el discipulado de Cristo.
Ni el individualismo, ni la retirada a los “cuarteles de invierno” son
expresión del sentido católico de la vida".
9º Dar testimonio desde la
familia
Es desde el seno de la comunidad cristiana, formado el sujeto
personal cristiano y las familias cristianas, desde donde uno tiene que ser
enviado a dar testimonio de Cristo, ordenar los bienes temporales según el
designio de Dios. También en esto nos ha de ayudar contemplar a María como
peregrina de la fe y como la mujer fuerte al pie de la cruz.
Artículo originalmente
publicado en Cari Filii News.
Fuente: ReL






