“Los santos son perlas preciosas; están siempre vivos y son actuales, no pierden nunca valor, porque representan un fascinante comentario del Evangelio”, aseguró el Papa Francisco
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El Papa Francisco/Imagen referencial. Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa |
Lo dijo durante una reunión en la mañana de este jueves en el
Vaticano con los participantes del Congreso “La santidad hoy”, organizado por
el Dicasterio de las Causas de los Santos y que concluyó en Roma.
Al comienzo de su discurso, el Santo Padre recordó que el llamado
a la Santidad “está en el corazón del Concilio Vaticano II, que ha dedicado un
capítulo entero de la Lumen
gentium a la vocación universal a la santidad”.
La llamada a ser santos
Recordó que este capítulo afirma que “todos los fieles, cristianos, de
cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de
salvación, son llamados por el Señor, cada uno por
su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo
Padre”.
A continuación, el Papa aseguró que “también hoy es importante descubrir la
santidad en el pueblo santo de Dios: en los padres que crían con amor a sus
hijos, en los hombres y en las mujeres que realizan con dedicación su trabajo
cotidiano, en las personas que sobrellevan una enfermedad, en los ancianos que
siguen sonriendo y ofreciendo sabiduría”.
“El testimonio de una conducta cristiana virtuosa, vivida hoy por
tantos discípulos del Señor, es para todos nosotros una invitación a responder
personalmente a la llamada a ser santos”, defendió.
La experiencia de ser amados
En este sentido, el Papa Francisco aclaró que “la santidad no es un programa de
esfuerzos y de renuncias; es, ante todo, la experiencia de ser amados por Dios,
de recibir gratuitamente su amor, su misericordia”.
“Este don divino -continuó el Papa-, nos abre a la gratitud y nos permite
experimentar una gran alegría, que no es la emoción de un instante o un simple
optimismo humano, sino la certeza de poder afrontar todo con la gracia y la
audacia que provienen de Dios”.
En esta línea, el Papa explicó que “sin esta alegría la fe se reduce a
un ejercicio abrumador y triste; pero teniendo la ‘cara larga’
no se llega a ser santo, se necesita un corazón generoso y abierto a la
esperanza”.
“De esta santidad rica en buen humor nos da ejemplo el nuevo beato
Juan Pablo I. Para los adolescentes y los jóvenes también es un modelo de
alegría cristiana el beato Carlo Acutis. Y siempre nos edifica en su paradoja
evangélica la “perfecta alegría” de san Francisco de Asís”, dijo el Santo
Padre.
Asimismo, aseguró que "los santos no provienen de un mundo paralelo" y
aseguró que los fieles “están dotados, por gracia divina, de una innegable
percepción espiritual para identificar y reconocer en la existencia concreta de
algunos bautizados la vivencia heroica de las virtudes cristianas”.
Explicó también que la “fama de santidad” es genuina “cuando resiste a los cambios del
tiempo, a las modas del momento, y genera siempre efectos saludables para todos,
como podemos constatar en la piedad popular”.
Más tarde, advirtió que “en el uso de los medios digitales, en
particular de las redes sociales, puede existir el riesgo de forzamientos o
mistificaciones dictadas por intereses poco nobles. Se necesita, pues, un
discernimiento sabio y perspicaz por parte de todos los que se ocupan de
valorar la calidad de la fama de santidad”.
Perlas preciosas
“Los santos son perlas preciosas; están siempre vivos y son
actuales, no pierden nunca valor, porque representan un
fascinante comentario del Evangelio”, aseguró el Papa Francisco.
“Espero que las reflexiones y los requerimientos de su Congreso
puedan ayudar a la Iglesia y a la sociedad a acoger los signos de santidad que
el Señor no deja de suscitar, a veces también por los caminos menos pensados”,
dijo por último el Papa Francisco.
Por
Almudena Martínez-Bordiú
Fuente:
ACI Prensa