La crisis de salud mental de la cantante Amaia Montero ha alarmado a sus seguidores. Curiosamente, una de sus más célebres canciones como vocalista de La Oreja de Van Gogh "esconde" un mensaje espiritual que puede ayudarle
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Christian Bertrand | Shutterstock |
«Nadie
como tú» es una de las más célebres canciones de La Oreja de Van Gogh.
Compuesta e interpretada por su entonces vocalista Amaia
Montero, formó parte del álbum «Lo que te conté mientras
te hacías la dormida», el tercero del grupo y con el que lograron 20 Discos de
Platino, uno de Diamante y 4 Discos de oro. Un auténtico
«hit» que les llevó a lo más alto de las listas de España, México, Estados
Unidos, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador…
Tal y
como dice su letra, después de «más de veinte años» de su grabación (en
diciembre de 2002), el tema vuelve a estar de actualidad para salir en auxilio
de su compositora, Amaia Montero. Porque como han recogido numerosos medios de
comunicación, la intérprete (que dejó el grupo en 2009) acaba de recibir el
alta tras un mes ingresada en un centro médico de Navarra por sus problemas de
salud mental.
Potente lectura espiritual
La familia de la artista (que no se ha apartado de ella durante el
ingreso) ha reconocido que Montero «no está pasando por su mejor momento». Y es
justo en este bache cuando puede recibir una ayuda inesperada a través de
«Nadie como tú», que ella dedicó a su hermana Idoia pero que esconde una
potente lectura espiritual cuando se escucha como una oración elevada a Dios en
un momento de fragilidad.
«Nadie como Tú…»
Sólo hace falta entonar el repetido «tú», con «T» mayúscula, y el
significado cambia por completo: «Nadie como Tú para hacerme reír. / Nadie como
Tú sabe tanto de mí. / Nadie como Tú es capaz de compartir / mis penas, mi
tristeza, mis ganas de vivir», arranca el tema.
Tampoco hace falta forzar la imaginación para encontrar un sentido
profundo al resto de la letra, si se canta dirigiéndola a Dios: «Tienes ese
don de dar tranquilidad /de saber escuchar, de envolverme en paz. / Tienes la
virtud de hacerme olvidar /el miedo que me da mirar la oscuridad».
Oración para un momento de angustia
Incluso encierra una interpretación que invita a la oración
contemplativa cuando la angustia no deja fluir las palabras del corazón, y a la
práctica ignaciana de «hacer memoria» de la propia vida para descubrir en ella
la presencia de Dios, con una mirada providente hacia el futuro.
«En silencio y sin cruzar una palabra
/solamente una mirada es suficiente para hablar. / Ya son más
de veinte años /de momentos congelados /en recuerdos que jamás se olvidarán. / Y pasarán los
años / y siempre estarás /buscando un plan / para que se hagan realidad / los
sueños que / soñábamos antes de ayer al dormir / hablando del tiempo que nos
quedará por vivir», se escucha en un momento del tema.
En resumen, un giro inesperado y espiritual para una conocida
canción, que puede ayudar, de forma alternativa y sorprendente (como la
Providencia) a quien esté atravesando un momento complicado. Como la propia
Amaia Montero:
José Antonio Méndez
Fuente: Aleteia