“De Dios no ha salido el mal, pero ha creado un mundo con una libertad en la que es posible la existencia del mal derivado del pecado”
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Aciprensa |
El Obispo de Orihuela-Alicante,
Mons. José Ignacio Munilla explicó por qué Dios permite el mal en el mundo y
recordó que Dios permitió la cruz de Jesucristo, que es el mayor de los males
de todos los tiempos “porque de esa Cruz de Jesucristo vino la salvación del
mundo. Tu salvación y la mía”.
Mons. Munilla comenta, a través
de su canal de Youtube, el compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. En
esa ocasión explicó por qué Dios permite el mal en el mundo que se recoge en el
número 58 de esta obra magisterial.
En él se precisa que “la fe nos
da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del
mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya admirablemente con ocasión de la muerte
y resurrección de Cristo: en efecto, del mayor mal moral, la muerte de su
Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes, la glorificación de Cristo y
nuestra Redención”.
Mons. Munilla
recordó que “de Dios no ha salido el mal, pero ha creado un mundo con una
libertad en la que es posible la existencia del mal derivado del pecado”.
Y en ese sentido destacó que
“Dios no permitiría el mal si de él no hiciera salir el bien”.
“Dios es todopoderoso,
infinitamente bondadoso y su poder lo manifestó en la creación del mundo de la
nada, algo que solo lo puede hacer Dios. Esto supone una infinita omnipotencia
pero todavía es mayor la omnipotencia que se requiere de sacar bien del
mal que para crear el mundo de la nada”, explicó el Obispo de San Sebastián.
Además precisó que “esa obra de
la Redención en la que Dios saca bienes de los males, es el momento culminante
de la Revelación de Dios infinitamente poderoso y misericordioso”.
En el Catecismo de la Iglesia
Católica, en el punto 312, se recoge sobre este tema el episodio del Génesis en
el que José había sido vendido por sus hermanos como esclavo y llevado a
Egipto, donde pasó a ser ministro.
Hubo una gran hambruna y sus
hermanos fueron a Egipto a pedir ayuda. Y fue el hermano que ellos habían
vendido como esclavo el que les salvó de perecer.
“José, que había sido vendido, le
dice a sus hermanos: ‘No fuisteis vosotros los que me enviasteis aquí, sino
Dios. Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para
hacer sobrevivir un pueblo numeroso’”.
Mons. Munilla subraya en relación
a este pasaje del Génesis que “fue Dios el que lo permitió, por qué en Él hay
una primacía y señorío de Dios sobre la historia, por encima de los males
y los pecados, Dios sobrevuela con un designio de salvación que no entendemos,
pero que Dios reconduce y vuelve a reformular para que resulte para bien para
el hombre”.
En ese sentido el Prelado
recuerda otros textos la historia de la espiritualidad, como el de Santa
Catalina de Siena, que dice “todo procede del amor, todo está ordenado a la
salvación del hombre. Dios no hace nada que no sea para este fin”.
San Pablo también afirma que
“todo resulta para bien en aquellos que aman y confían en Dios”.
Además, Mons. Munilla explica que
“cuando caminamos por las ciudades y en ellas nos perdemos porque no hemos
seguido las directrices del GPS, éste nos dice “recalculando” y nos vuelve a
introducir”.
Aunque el Obispo de
Orihuela-Alicante apunta a que se trata de “una metáfora, una imagen nos puede
ayudar a entender cómo en el fondo a Dios no se le escapa el hilo de la
historia y de reconducir a bien los males del hombre”.
También cita a Santo Tomás Moro,
quien poco antes de morir decapitado escribe a su hija y le dice: “Nada puede
pasarme que Dios no quiera y todo lo que él quiere, por muy malo que nos
parezca, es en realidad lo mejor”.
“¡Qué acto de confianza! ¡Cuántos
bienes se han derivado del martirio de Santo Tomás Moro! Cuántas personas en
Reino Unido han vuelto a la Iglesia viendo a este hombre de bien”, apuntó.
En ese sentido destaca también a
la mística del siglo XIII, Juliana de Norwich que dice: “Comprendí pues, por la
gracia de Dios, que era preciso mantenerme firmemente en la fe y creer con no
menos firmeza que todas las cosas serán para bien”.
Mons. Munilla animó a unirse a
ese acto de confianza de que “todo será para bien y hacemos nuestra esa
afirmación”.
“¿Por qué Dios permitió la Cruz
de Jesucristo, que es el mayor de los males de todos los tiempos? Porque de esa
Cruz de Jesucristo vino la salvación del mundo. Tu salvación y la mía”, afirmó.
Fuente: ACI Prensa