En la Audiencia General de este miércoles 21 de diciembre, el Papa Francisco invitó a los fieles a llevar un Evangelio de bolsillo con ellos y a detenerse a leerlo al menos 5 minutos al día, ya que la palabra de Dios “te toca el corazón y te cambia la vida”
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El Papa Francisco este miércoles 21 de diciembre. Crédito:Alan Koppschall/ACI Group |
En la catequesis de este
miércoles, el Papa Francisco reflexionó sobre algunos elementos indispensables
que ayudan en el discernimiento: la palabra de Dios, que no se impone; vivir
una relación afectiva con Jesús y verlo como un amigo; y el don del Espíritu
Santo, que habita en nosotros.
Ante los fieles que le escuchaban
en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre recordó la importancia del
discernimiento y explicó que si las decisiones no se toman de forma consciente,
“al final es la vida que elige por nosotros, llevándonos donde no quisiéramos”.
“Pero el discernimiento no lo
hacemos solos. Hoy entramos más concretamente en algunas ayudas que pueden
facilitar este indispensable ejercicio de la vida espiritual”, dijo a
continuación.
La palabra de Dios
En primer lugar, el Papa
Francisco dijo que “una ayuda indispensable es la confrontación con la Palabra
de Dios y la doctrina de la Iglesia”.
“Estas nos ayudan a leer
-continuó el Santo Padre-, lo que se mueve en el corazón, aprendiendo a
reconocer la voz de Dios y a distinguirla entre otras voces, que parecen
imponerse a nuestra atención, pero que al final nos dejan confundidos”.
Para el Papa Francisco, “la
Biblia nos advierte que la voz de Dios resuena en la calma, en la atención, en
el silencio”.
Asimismo, dijo que “para el
creyente, la Palabra de Dios no es simplemente un texto para leer, es una
presencia viva, obra del Espíritu Santo que conforta, instruye, da luz, fuerza,
descanso y gusto por vivir”.
En esta línea, señaló que “la
Biblia son como pequeños telegramas de Dios” y aseguró también que es “un
auténtico anticipo del paraíso”.
Más tarde, dijo que “la palabra
de Dios te toca el corazón y te cambia la vida. Dios quiere que seamos más
fuertes y más buenos cada día”.
Relación de amistad con Dios
A continuación, el Papa animó a
los fieles a no tener miedo de tener una “relación afectiva con el Señor
Jesús”, donde “el corazón habla al corazón y esta es otra ayuda indispensable y
no descontada”.
“Muchas veces podemos tener una
idea distorsionada de Dios, considerándolo como un juez hosco, severo,
preparado para vernos fallar. Con la cuerda para darnos. Jesús, al contrario,
nos revela un Dios lleno de compasión y de ternura”, aseguró.
“Quien permanece frente al
Crucifijo -explicó el Papa-, advierte una paz nueva, aprende a no tener miedo
de Dios, porque Jesús en la cruz no da miedo a nadie, es la imagen de la
impotencia total y a la vez del amor más pleno, capaz de afrontar toda prueba
por nosotros”.
“Los santos siempre han tenido
una predilección por el Crucifijo. La historia de la Pasión de Jesús es el
camino maestro para confrontarnos con el mal sin dejarse abrumar por él”,
añadió.
Para el Santo Padre, “es muy
hermoso pensar en la vida con el Señor como una relación de amistad que
crece día tras día. La amistad con Dios tiene la capacidad de cambiar el
corazón”.
El don del Espíritu Santo
Por último, el Papa explicó que
“uno de los grandes dones del Espíritu Santo es la piedad, que nos hace capaces
de reconocer la paternidad de Dios”.
“El Espíritu Santo es
discernimiento en acción, presencia de Dios en nosotros, es el don más
grande que el Padre asegura a aquellos que lo piden”, dijo a continuación.
Por ello, el Papa preguntó a los
fieles si rezan al Espíritu Santo e invitó a mantener siempre el diálogo con
él, ya que esto “te cambia y te hace crecer”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa