A las 18.05 de ayer sábado se han iluminado el árbol y el nacimiento de la plaza de San Pedro. «El pesebre nos llama a una Navidad distinta de la consumista y comercial», ha dicho el Papa en la audiencia a los donantes de la decoración vaticana
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| Detalle del Nacimiento en la plaza de San Pedro. Foto: Vatican Media |
La Navidad ha
comenzado este sábado en la plaza de San Pedro, aunque algo deslucida a causa
de la lluvia y el mal tiempo. Por eso, la tradicional ceremonia ha tenido lugar
en el Aula Pablo VI donde se han congregado las delegaciones que han donado los
nacimientos que adornan la plaza de San Pedro y el Aula Pablo VI y el árbol que
corona la plaza.
El pesebre que decora el Aula Pablo VI ha sido cedido por Guatemala cuya
delegación encabezaba el ministro de Relaciones Exteriores.
El impresionante nacimiento de madera con figuras a tamaño real que decora la plaza de San Pedro corre a cargo de la localidad de Sutrio, en la región de Friuli Venezia Giulia, en el norte de Italia. El abeto procede de los Abruzos, de la pequeña localidad de Rosello de tan solo 182 habitantes. El pueblo llevaba dos años esperando el honor de ser los donantes del abeto para el Papa.
Sin embargo,
pocos días antes de que el árbol se cortara, un activista ecologista logró
parar la tala porque el abeto procedía de una reserva. Finalmente, la situación
se salvó talando un abeto proveniente de un vivero. La decoración para el abeto
la han preparado los jóvenes pacientes de una institución psiquiátrica, La
Quadrifoglio, que incorporaron a su terapia la confección de las bolas y
guirnaldas.
Como cada año, los villancicos y el sabor de las tradiciones de estos
lugares han precedido el encendido del nacimiento y el abeto. Tras el cántico
abruces, «Vola, vola», a cargo de una coral de la región, se han encendido en
remoto desde el Aula Pablo VI tanto el árbol como el pesebre.
«El pesebre nos llama a una Navidad distinta de la consumista y comercial»
Por la mañana, las delegaciones donantes, con sus autoridades regionales y
locales, fueron recibidas en audiencia por Francisco también en el Aula Nervi.
En primer lugar, el Papa les agradeció estos regalos en forma de árbol de
Navidad y nacimientos. En su discurso aseguró que «el árbol con sus luces nos
recuerda que Jesús viene a iluminar también nuestras tinieblas, nuestra
existencia encerrada en la sombra del pecado, del miedo y del dolor». Explicó
que el árbol de Navidad además nos señala la importancia de conservar las
raíces, es decir, de vivir radicados en Jesús.
Por su parte, el nacimiento, indicó el Pontífice, «nos ayuda a rencontrar
la verdadera riqueza de la Navidad y a purificarnos de muchos aspectos que
ensucian el paisaje natalicio»: «El pesebre nos llama a una Navidad distinta de
la consumista y comercial, es otra cosa; nos recuerda cuanto nos hace bien
conservar momentos de oración y silencio en nuestros días muchas veces
dominados por el ritmo frenético».
«Raíces y contemplación», recomendó el Papa para esta Navidad: «Si queremos
festejar de verdad la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y
el estupor de la pequeñez, de la pequeñez de Dios que se hace pequeño».
Fuente: Alfa y Omega






