El popular villancico tiene un significado más profundo de lo que podría parecer a primera vista
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| Ralf Liebhold - Shutterstock |
Muchos de nosotros, al
escucharlo, recordamos las Navidades de nuestra infancia; pero los primeros
cantantes que entonaron esta canción, en la década de 1940, lo hicieron
pensando en los refugiados de guerra y los soldados forzados al frente
«Sueño con una Navidad blanca»,
recita la canción que tenemos en los oídos y que nos conmueve cada vez que se
emite por radio. Y es quizás inevitable que nos sintamos un poco melancólicos
cuando recordamos las lejanas navidades de nuestra infancia. En ellas casi nos
parece que la nieve era más blanca, los adornos más festivos y los buenos
sentimientos más extendidos.
Pero, ¿es este el mensaje que
quiere transmitir la canción? ¿Qué estaba pensando realmente Irving Berlin al
componer esas famosas líneas?
Nostalgia
Originalmente, White
Christmas era el arrebato de un profesional obligado a pasar la Navidad
lejos de su familia
Te sorprenderá descubrir que
Irving Berlin cavilaba sobre las blancas Navidades de su infancia mientras se
preparaba para pasar una en la soleada California, de gira, en compañía de su
productor discográfico y el personal que lo acompañaba.
Era el año 1940; y el compositor,
apenado por estar fuera de casa, escribió la canción que conocemos bien… con
una notable diferencia: la comenzaba en estos términos:
Afortunadamente para todos
nosotros, Berlín no tardó mucho en darse cuenta de que la distancia de la
familia es sin duda una fuente de sufrimiento, pero que el ciudadano promedio
podría haber tenido alguna dificultad para empatizar con un hombre exitoso que
se queja de que tuvo que gastar su dinero en fiestas en un resort de cinco
estrellas de Beverly Hills.
Como resultado, el primer verso
se rompió; y esto permitió que la canción se transformara en una melancólica
reminiscencia de Navidades pasadas. Un símbolo de una infancia más inocente y
más alegre que muchas veces parecemos haber perdido para siempre.
White Christmas fue interpretada por el cantante Bing Crosby y lanzada en diciembre de 1941, logrando un moderado éxito de público. Lo que significa que el éxito no fue abrumador. Posteriormente, el propio Crosby declaró que no había captado de inmediato el potencial de aquella canción, que a primera vista ciertamente le había parecido bonita pero no tan especial como para convertirse en un gran clásico.
Y estalló la guerra…
Pero cuando, doce meses después
de aquella Navidad de 1941, las radios reanudaron su programación navideña: y
todo había cambiado. Estados Unidos llevaba en guerra ya un año. Muchas
familias no habían visto a sus maridos, padres, hijos durante meses; y muchas
mujeres eran dolorosamente conscientes de que varias sillas quedarían vacías en
la cena de Navidad de ese año.
Al escuchar la melancolía de
aquellos que, lejos de casa, no pueden hacer otra cosa que soñar con una
Navidad «como las que yo conocí», era inevitable que uno pensara en aquellos
soldados del frente, rodeados por los horrores de guerra y en constante peligro
para la vida.
Pero eso no es todo: en la
melancolía de quienes lamentan las navidades de un tiempo perdido, muchos
vieron un llamado a los refugiados de guerra que se habían visto obligados a
abandonar sus hogares para salvarse de los bombardeos o para escapar de la
persecución racial.
Y, en este sentido, el hecho de
que el propio Irving Berlin tuviera orígenes judíos parecía sugerente: el
compositor había vivido en América desde que era un niño, por lo que nunca se
había visto afectado directamente por las leyes raciales. Sin embargo, esta
coincidencia ayudó a fortalecer aún más la asociación entre White
Christmas y el sufrimiento de quienes, a causa de la guerra, ven
arrebatada su vida cotidiana.
Éxito arrollador
Y así, aquella canción navideña
se convirtió en un éxito arrollador: las emisoras de radio se inundaron de
solicitudes para transmitirla varias veces al día. A tal punto, que muchos
discos terminaron destruidos físicamente por el desgaste.
Se cantaba durante las colectas
de fondos que se hacían a favor de los refugiados que emigraban a los Estados
Unidos. Muchas iglesias y muchas escuelas la enseñaron a los niños, sugiriendo
que la cantaran pensando en sus compañeros menos afortunados.
Y la asociación mental entre la
guerra y la canción permaneció durante mucho tiempo en el imaginario colectivo.
A partir de la década de 1950, muchas producciones cinematográficas la
utilizaron como banda sonora en películas de ambientación militar. Durante las
guerras de Corea y Vietnam, varios jóvenes la cantaron de forma polémica, en
clave de protesta.
La canción perdió sus
connotaciones más bélicas recién en las últimas décadas, cuando muchas naciones
pusieron fin al servicio militar y en casi todas partes se hizo la ilusión de
que el estruendo de los cañones ya podía reclasificarse como un recuerdo del
pasado.
Lamentablemente, la historia
reciente nos ha demostrado que estas esperanzas no estaban tan bien fundadas. Y
nuevamente este año muchas familias se encontrarán lamentando dolorosamente sus
Navidades habituales, que ya no están allí.
Por lo tanto, no estará de más
dejar que nuestros pensamientos corran hacia ellos cada vez que escuchemos las
notas de White Christmas sonando en la radio. Sin duda espléndidas y
preciosas canciones de tema sacro se han dedicado a la Navidad… Pero, a veces,
incluso la música «profana» puede ser un punto de partida para la reflexión y
la oración.
Lucía Graziano
Fuente: Aleteia






