La localidad sevillana de Utrera, donde la tradición campanera se mantiene durante siglos, espera que esta declaración de la UNESCO traiga más apoyos: "La Iglesia sola no puede"
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| Ecclesia |
El repique de las campanas es, desde hace unos días, patrimonio cultural
inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Si hay un lugar donde
se ha celebrado especialmente este reconocimiento es en la localidad sevillana
de Utrera, donde desde hace más de 500 años sobrevive la
tradición de los campaneros.
El
presidente de esta asociación en el municipio hispalense, Jesús Quesada, ha
valorado en ECCLESIA el reconocimiento de la UNESCO, ya que supone “entrar en
una lista de salvaguarda de buenas traiciones y tradiciones que están a punto
de su extinción”, ha indicado.
Quesada
ha reivindicado el trabajo de los campaneros de Utrera, cuya tradición han sido
capaces de mantenerla durante “muchísimos años” con dificultades, por lo que
ahora esperan mayor apoyo público: “Somos voluntarios y luchamos por esto una
serie de incondicionales y tratando de que esto no se pierda.
Con este reconocimiento me imagino que nos tomarán más enserio”.
Y es que fueron los campaneros de Utrera quienes comenzaron a
movilizarse para que la UNESCO reconociera esta tradición como patrimonio de la
Humanidad. Un proceso que se inició en 2011, aunque no fue hasta 2014 cuando el
Ministerio de Cultura comenzó a estudiarlo: “Luego se unió toda España en 2019 porque
nos pidieron que nos aleccionáramos para que fuese el toque manual de las
campanas de todo el país. Se ha podido llevar durante la convención de
la UNESCO y se ha aprobado sin problema”, ha explicado.
"Las
campanas necesitan un mantenimiento"
Esta
declaración, espera Jesús Quesada, podría implicar mayores fondos económicos para el mantenimiento de
las campanas. Una labor que, hasta ahora, corre a cargo de los propios
campaneros con la ayuda de hermandades o ayuntamientos: “En Utrera tenemos
bronces que datan del año 1493, en conmemoración de la Reconquista de Granada,
pero esto
necesita un mantenimiento porque la Iglesia no puede con todo el patrimonio”,
advierte el presidente de la Asociación de Campaneros de Utrera.
Quesada
en la actualidad tiene 57 años. Desde los catorce lleva en este mundo, cuando
comenzó a acercarse a los mayores del pueblo que subían al campanario en días
de fiesta. Algo que no hacía mucha gracia a sus padres, ya que se trata de una
actividad de riesgo.
Pero A
Jesús Quesada poco a poco le fue interesando más este 'mundillo'. Empezó, como
todos, desde abajo, observando, barriendo el campanario o como chico de los
recados:
“Aprendes viendo, esperando que un día falte alguien y te dejen una cuerda
pequeña de la campana y, poco a poco, te vas haciendo tu sitio en el
campanario”, ha detallado.
¿Hay
interés entre los jóvenes por esta tradición de repicar las campanas?
Los
tiempos han ido cambiando, y cada vez más difícil encontrar a jóvenes que se
interesen por esta tradición en Utrera. No obstante, la asociación se moviliza
para mantenerla viva: “Acudimos a las charlas en los colegios, en las
hermandades, bandas de música y del mundo de la Iglesia para reclutar gente.
Los invitamos a subir arriba y se lo ponemos fácil”.
La Inmaculada, el Día de Reyes, el Domingo de Ramos o en la onomástica de La Consolación, la patrona de Utrera son días grandes para para los repiques. Por tanto, este jueves, 8 de diciembre, es jornada grande en Utrera: “Son días en los que no falta nadie y los nuevos se echan a un lado porque cuando ven a los veteranos y les dan hasta miedo, porque impone”, apunta en ECCLESIA el presidente de los Campaneros utreranos.
Por José Melero Campos
Fuente: Ecclesia






