El sacerdote David Michael Moses tiene una interesante reflexión sobre los beneficios de tener familias numerosas
A finales del
año 2022, las Naciones Unidas anunciaron que el mundo había alcanzado una
población de 8.000 millones de personas. Un número asombroso que ha hecho que
algunos se cuestionen el tamaño de su familia o su deseo de tener hijos.
De hecho, si
miras las últimas décadas, el número de familias numerosas ha ido disminuyendo
constantemente. Tanto que si tienes solo tres hijos en Francia y España, ya se
considera que tienes una famille nombreuse o «familia numerosa». A mí
que somos nueve hermanos, esto siempre me ha hecho reír.
Entonces, dado
que las familias numerosas se consideran un poco «no-no» en estos días, los que
tienen más de dos hijos a menudo tienen que soportar críticas.
Afortunadamente,
al sacerdote David Michael Moses se le ocurrió la respuesta perfecta en las
redes sociales sobre qué decirle a alguien que cuestiona tus decisiones
familiares:
Es sencillo.
¿Qué es lo que más necesita el mundo en este momento? Creo que está bastante claro:
necesitamos buenas personas. Gente santa. Personas íntegras y de alto carácter
moral. Personas alegres, esperanzadas y valientes. Y no solo necesitamos
algunas de estas personas, necesitamos muchas de ellas. Por lo tanto, ten un
montón de hijos y edúcalos para que sean personas buenas, santas, alegres y
valientes, que algún día se convertirán en los esposos, esposas, madres,
padres, sacerdotes y hermanas que nuestro mundo necesita tan desesperadamente.
Ten un montón de hijos, y críalos para que sean buenos, y habrás hecho del
mundo un lugar mejor”.
La respuesta de
David Michael es un reconocimiento de que si los padres crían una familia en la
fe, sea grande o pequeña, estos niños pueden ser «levadura en la masa»,
haciendo del mundo un lugar mucho mejor.
Esto es algo de
lo que se hizo eco el Papa Francisco, quien compartió en 2015: «Las familias
saludables son esenciales para la sociedad. Nos da consuelo y esperanza ver
tantas familias numerosas que acogen a los niños como un don de Dios. Saben que
cada niño es una bendición».
Cerith
Gardiner
Fuente: Aleteia