El carisma de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados es el "Evangelio de la misericordia en acto"
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Fotografía: Yolanda Lancha. Dominio público |
Fundada
por el venerable español Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet, la congregación nació el 27 de enero de
1873 cuando diez jóvenes tomaron el hábito en la capilla del Seminario de
Barbastro (España). Teresa Jornet fue nombrada superiora general y ocupó el cargo hasta su muerte en
1897.
Siempre fieles
"Fieles
al ejercicio constante de la virtud de la caridad cristiana en los ancianos más
vulnerables, acogiéndolos
en un ambiente de familia y atendiendo todas sus necesidades:
materiales, de afecto y espirituales", dicen sus estatutos, y así lo han
cumplido hasta hoy, incluso en momentos tan difíciles como la pandemia del Covid 19, cuando
permanecieron junto a sus ancianos y varias
hermanitas fallecieron al haber sido contagiadas.
La
misión de las hermanitas se lleva a cabo en casas llamadas "Hogares"
donde se fomenta la familiaridad en un servicio humilde, paciente, caritativo, amable y bondadoso;
desinteresado, sacrificado y abnegado –que comporta una espiritualidad oblativa
al servicio de los ancianos–, sin
discriminaciones de ninguna clase porque la caridad, decía el padre
Fundador, es el medio más eficaz para convertir los corazones.
Las
religiosas tienen un especial cuidado con los ancianos enfermos de gravedad,
para alentar su esperanza, fortalecidos
con los santos sacramentos, bendición apostólica, recomendación del alma,
absolución sacramental y santo viático. Ellas velan, como madres solícitas,
para que el anciano no se
encuentre solo en los últimos momentos de su vida, acompañándole con
una presencia cercana y afectuosa que le conforte, alivie y ayude a su
encuentro definitivo con Dios.
"Es
un Instituto religioso caritativo, capaz de socorrerlos y asistirlos en todas sus necesidades
corporales y espirituales; consolarlos, instruirlos, catequizarlos y por
último prepararlos para una muerte tranquila y cristiana", describe
el padre fundador en el opúsculo que escribe en Huesca en 1878 titulado
Instituto Religioso Caritativo de las Hermanitas de los pobres Desamparados.
A
los 14 años de su fundación, la Iglesia reconoció el Decreto de aprobación de
la Congregación: "Estas Hermanas, además de su propia santificación tienen
por especial objeto el ejercer las obras de caridad y misericordia para con los ancianos
desamparados, y prestarles refugio, alimento y cuidado, recogiéndolos en
sus casas con el fin principal de prepararlos para una buena, tranquila y santa muerte".
Fieles
a su carisma, 150 años después las hermanitas transmiten el amor de Jesús hacia
los ancianos, cumpliendo su principal misión: "Cuidar los cuerpos para salvar las almas" (Santa Teresa Jornet, fundadora).
Fuente: ReL