El presidente de la Conferencia Episcopal pide a los gobernantes que aborden "los verdaderos y urgentes problemas sociales" como la exclusión social o la baja natalidad
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Ecclesia |
"El aborto se consolida
como un derecho en España". Con estas palabras, el cardenal Omella ha
mentado que el Congreso de los Diputados ha aprobado este jueves definitivamente la ley orgánica por la que
se modifica la Ley del aborto, que permite a los menores de 16 y 17 años
interrumpir el embazado sin el permiso paterno y
elimina los 3 días de reflexión.
Una ley que, entre otros puntos, omite la información sobre las ayudas a las madres y permite que se pueda llevar a cabo en hospitales públicos. Por el contrario, el purpurado siente que "nuestros gobernantes" no abordan los verdaderos y urgentes problemas sociales: "13 millones de españoles en situación de exclusión social y una de las más bajas tasas de natalidad de la UE. Oremos por nuestros gobernantes".
Defensa de los más débiles
Fue el paso 9 de febrero cuando
la CEE se pronunció a través de los obipos de la Subcomisión Episcopal para la
Familia y defensa de Vida sobre la decisión, después de 13 años, del Tribunal
Constitucional de recharzar la
ponencia que declaraba inconstitucional la “Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual
y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”.
Una decisión que permite entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres humanos "que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad", expresaron los pastores. "Esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. Es triste que la legislación y la política instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles", dijeron.
No se puede negar que existe una vida
Como Iglesia,
concluyeron, "solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo
resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de
sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto
no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas
para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado,
acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A
su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con
el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán
consuelo y esperanza".
Por Sara de la Torre
Fuente:
Ecclesia