Pep Borrell empezó a asesorar matrimonios y hogares durante el confinamiento
![]() |
Dominio público |
Una de las aplicaciones estrella de la pandemia fue sin duda el Zoom. La plataforma online se
convirtió en una de las pocas formas en que familiares y amigos pudieron verse
las caras y hablar tras semanas de encierro domiciliario. No fueron pocos los
que la emplearon también para evangelizar
o mantener vivo el mensaje de esperanza cristiana o a la convivencia
matrimonial y familiar.
Así, canales como ConFenados comenzaron
a cobrar un gran éxito y afluencia online,
dedicado en este caso a hablar del matrimonio, la familia y otros testimonios
de vida. Lo que no esperaba Pep
Borrell, uno de sus creadores, es que sería el comienzo de una trayectoria
que le convertiría en autor
y conferenciante especializado en el matrimonio o la educación
cristiana de los hijos.
Se define como católico, "casado felizmente", padre de
cinco hijos y médico odontólogo. Su último paso en este camino ha sido la
reciente publicación de Bailar en
la cocina. El secreto de los matrimonios que disfrutan (Palabra).
No tiene muchas páginas, pero a lo largo de ellas confluyen y se
condensan multitud de anécdotas
matrimoniales tanto graciosas y cotidianas como educativas y
trascendentales con un ambicioso propósito.
"Mi objetivo
es cambiar las estadísticas. Esto debe cambiar. No puede ser que en España
haya tantos divorcios, que se case tan poca gente y menos por la Iglesia o que
los jóvenes tengan miedo al compromiso, al matrimonio y a la entrega",
lamenta.
Ser consciente de esta realidad es la que le ha llevado a tomar
una decisión: cambiarlo. O al menos, "ser instrumento del Señor" para
ello. Si lector está buscando un grueso ensayo doctrinal sobre los fines del
matrimonio, no es su libro. Aunque también hable de doctrina -que "no está
hecha para fastidiar al personal"- lo suyo son los consejos prácticos, diarios y
cotidianos que surgen de aplicar el mensaje de la Iglesia al día a día
matrimonial.
El autor lo toca todo. Eludiendo toda receta mágica para obtener
la felicidad, recoge cómo
es en la practica un matrimonio alegre, cómo se puede promover la felicidad matrimonial
o, si esta ya se tiene, qué hacer para no perderla. Pero si hay algún
"fundamental" en lo relativo al porvenir matrimonial, eso es "tener a Dios como el pilar donde
se sustente".
Recogemos 6
aspectos para lograrlo y llevarlo a la práctica:
1º Si dos son "una
persona", debe compartirse todo: también la fe
"La fe es una relación personal con el Señor, pero ¿no emos
dicho que somos uno? ¡Vivir la fe juntos en el matrimonio es jugar la
Champions. Seguiremos teniendo problemas, seguiremos discutiendo por el tapón
del champú, pero sabemos que el
amor que nos une, si lo ponemos en las manos de Dios y lo compartimos los tres, es algo
infinito, hasta la eternidad, algo que puede con todo", comenta.
2º Cuidado con el sentimentalismo
Borrell también advierte que aunque el amor es crucial entre los esposos, "no es lo que
salva nuestro matrimonio. Es el sacramento del matrimonio el que aumenta
nuestro amor. Es la gracia la que nos confiere el sacramento la que fortalece
nuestro amor y nuestro sí".
3º Vivir la fe en matrimonio
De las tres situaciones que podrían darse respecto a la vivencia
de fe de cada cónyuge, el autor destaca que vivirla en común es lo óptimo.
"Aunque la fe es algo personal, cuando los dos la vivimos nos
ayudamos mutuamente a aumentarla", explica. Por eso, destaca la
importancia de "vivir la
fe en matrimonio, en comunión, rezar juntos, frecuentar los sacramentos o
comentar las preocupaciones y ponerlas en manos del Señor. Confiar, dar gracias
y tenerlo siempre presente en nuestra relación. Que sea verdaderamente el pilar
que sustenta nuestro amor".
4º Hacerlo motivará a los
hijos a imitar a sus padres
Cumplir este primer paso tendrá un resultado casi garantizado: Los hijos lo verán y será un
ejemplo básico en la educación, porque estas cosas "se maman".
Ejemplo de ello es el caso de San Juan Pablo II, que decía que ver a su padre
de rodillas al pie de la cama fue la mejor catequesis que recibió en su vida.
5º ¿Y si la fe no se
comparte?
Para el autor, no está todo perdido. En ese caso, cuando la pareja
vive "una fe dispar", Borrell admite que cuando uno de los dos no la
tiene, suele ser algo que causa mucha preocupación al que sí. También por los
compromisos adquiridos en el matrimonio y en el bautismo sobre la educación
cristiana de los hijos. Por eso, lanza un consejo: "Habladlo, no discutáis, respetad y apoyad las
iniciativas del que quiere vivir la fe y que el creyente no le pegue sermones
al otro. No seas broncas,
que lo único que consigues es que se aparte todavía más".
La única manera de animarle, dice, “es que te vea muy feliz, que estés alegre y que sea tu manera de
vivir la fe lo que le admire de ti. Y poco a poco se acercará al
Señor".
Puede suceder, por último, que ninguno tenga fe y que aún así los
dos se quieran y deseen el bien. En ese caso, anima a conocerle: "Dios te
da paz, te ayuda a enfrentar los problemas que tenemos todos con otra visión,
con una visión sobrenatural de la vida".
6º Dar testimonio al que no
cree: adiós a los respetos humanos
Por último, el autor lamenta que hay muchos matrimonios que tienen fe que son
preguntados por sus conocidos y amigos por cómo sobrellevan
cristianamente los problemas o dificultades de su estado. "Y tantas veces
respondemos tonterías o remedios superficiales, o nos ponemos medallas y les
decimos que todo el mérito es nuestro. ¡Fantasmas! Siempre por respetos
humanos, porque sabemos que el amigo que nos lo pregunta no cree o no quiere
hablar de fe. No nos
atrevemos a decirle: `Mira, querido amigo, es la fe la que me ayuda a
vivir así´".
José Mª Carrera
Fuente: Religión en Libertad