1.2.23

EVANGELIO DEL DÍA

1 - Febrero. Miércoles de la IV semana del Tiempo Ordinario

Misioneros digitales católicos MDC

Evangelio según san Marcos 6, 1-6

Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: 

«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». Y se escandalizaban a cuenta de él. 

Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». 

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Comentario

Puede sorprender que la primera vez que Jesús regresa a Nazaret con sus discípulos, se le impida hacer milagros allí (cfr. Mc 6,5). Siendo Jesús el Mesías, verdadero Dios y verdadero Hombre, ¿qué podría impedirle hacer un milagro si esa fuera su voluntad?

El problema reside en la falta de fe de la gente. Solo unas pocas personas se acercaron a Él. La mayoría no fueron porque tenían sus razones para rechazarlo: habían conocido a Jesús como uno de ellos pero estaban aferrados a sus ideas preconcebidas sobre Él y no aceptaban su nueva autoridad.

"No hay profeta que no sea menospreciado en su tierra, entre sus parientes y en su casa" (Mc 6,4). Jesús compara la recepción tan escéptica en su ciudad natal con su aceptación en Cafarnaún. En ese otro lugar, la gente había respondido a su presencia aclamando su autoridad (cf. Mc 1,27), y llevándole todos los enfermos y poseídos del pueblo para que los curara (cf. Mc 1,32-34).

¿Cómo reaccionamos nosotros? Jesús también viene a nuestras vidas trayendo regalos e invitándonos a aceptar su mensaje y seguirlo. ¿Nuestro Señor nos encontrará con un espíritu abierto y acogedor o seremos desconfiados y le rechazaremos? Jesús tiene algo muy grande preparado para nosotros: "Si conocieras el don de Dios" (Jn 4,10).

Cuando alguien tiene Fe, se abre un nuevo rango de posibilidades más allá de los límites ordinarios. El pueblo de Nazaret nunca lo experimentó y no pudo -o no quiso- entender que la culpa era suya.

Andrew Soane

Fuente: Opus Dei


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