Es importante confiar en ti, de forma adulta y con resortes seguros. En ellos Dios juega un papel importante
![]() |
Shutterstock - Vetlugin Evgeny Aleksandrovich |
Muchas personas quieren lograr sus metas; pero sin tener fe en sí
mismas. Se la tienen a Dios y a algunos familiares o amigos, pero no a sí
mismos.
En este artículo veremos lo importante que es confiar en ti, para
que lo apliques en tu vida diaria con éxito.
Tener fe es confiar en lo que crees, en lo que te propones. Es dar
testimonio de aquello que tienes la seguridad de que existe, o es lo que es.
Los notarios dan fe de aquello que corroboran y confirman. Por
ejemplo, de que es una copia genuina de su original, o de que es una escritura
auténtica. O dan fe de un acuerdo realizado.
Una persona religiosa es alguien que da testimonio, en sus
actos, de aquello en lo que cree, es decir, tiene fe en lo que dice y hace. Y
da ejemplo de ello.
Hay congruencia, consistencia y continuidad. Por
ello, son personas con determinación y firmeza.
Es uno de los ingredientes fundamentales para iniciar una empresa,
un viaje o una familia. Se tiene que contar con la certeza de que lo vas a
concretar. Especialmente cuando hay obstáculos o dificultades. Hay un aroma
virtuoso, de que las fuerzas de la vida conjuran a tu favor.
Ahora nos preguntamos lo contrario: ¿cómo es que se quiere
emprender un negocio o cualquier proyecto, si se carece de la fe en uno mismo?
Es darle espacio emocional a la duda,
a la incertidumbre y al miedo. Todos, elementos negativos que no
van a ayudar a luchar por lo que quieres. Pues, de inicio, no crees en ti.
Ciertamente no siempre es fácil, hay que trabajarlo y ser
constantes. Pero, cuando se tiene la fe, bien puesta, podrán aparecer muchos
problemas, pero se tiene la convicción de que vas a encontrar las soluciones
adecuadas y finalmente alcanzar el objetivo.
Se llega a sentir la confianza de que Dios te acompaña, de que el
optimismo y los vientos a favor te conducirán a tu feliz destino.
Es tomar consciencia de que al pensar en positivo y creer en ti,
son mucho mejores los aliados que al contrario.
Con fe, se puede más. Es confiar de que saldrás bien del quirófano
y que te vas a recuperar, por ejemplo.
¿Qué hacer para aumentar la confianza
en uno mismo?
En principio es no tener miedo, vencer todo tipo de fantasías que
te hagan asustarte con lo negativo que pueda suceder.
Por ello, la fe se reafirma con la convicción de que la Providencia vela
por tu causa, por tus planes, por tu salud, en fin, por el bienestar tuyo y de
tu familia.
Es estar seguro de que la voluntad de Dios está por encima de
nuestros planes. Pase lo que pase, las cosas se harán por tu
propio bien, aunque por momentos no los entendamos.
Es estar tranquilos viviendo el momento porque sabemos,
conscientemente, que estamos en sus manos.
Tener fe en ti es creer en ti, en tus
capacidades, en tu esfuerzo, en el empeño por poner todo lo que está de tu
parte, para obtener lo que quieres.
Como cualquier destreza deportiva o artística, la tenemos que
practicar con constancia. Es decirte a ti mismo que sí
puedes, que vas a lograr tus metas porque es algo bueno para ti, y que si no lo
fuera; es mejor no tenerlo.
Creer en ti también implica conocerte, valorar tus recursos y
habilidades, lo que hoy se identifica con una buena autoestima. El aprecio
realista por quien eres, sin devaluarte o hablar mal de ti. Principalmente no
darle espacio al pesimismo ni a las ideas que te lleven a creer que no vas a
lograr tus objetivos.
La motivación más fuerte
No esperes que los demás te estén motivando o aplaudiendo. La motivación
más fuerte y efectiva tiene que venir de tu propia voz interior, producto de
ese diálogo interno que nos acompaña en todo momento.
Finalmente Dios regula todo lo que nos
sucede, bueno o malo
Tengamos plena fe en su voluntad, porque nada pasa en tu vida que
Dios no lo quiera, que Él lo permita. Sólo eres dueño de tus acciones. Por ello
muchos santos han revelado que nada sucede por azar a lo largo de nuestras
vidas, Dios interviene en todo.
El profeta Isaías nos recuerda que El Señor formó la luz y creó
las tinieblas, que da la paz y crea la desdicha. El Señor es quien hace todo.
A Moises le reveló el Señor que Él da la vida y la muerte, que
hiere o sana.
Así, San Agustín nos regala una reflexión
digna de meditar:
“Todo lo que nos sucede aquí abajo contra nuestra voluntad (aunque
sea por parte de otras personas), nos nos sucede más que por voluntad de Dios.”
Tengamos fe en Él como en nosotros mismos, pues lo que suceda nos
lo envía por una buena razón.
Guillermo
Dellamary
Fuente: Aleteia