Papa Francisco manda un mensaje reflexionando sobre el hermanamiento de los santuarios dedicados a Guadalupe
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| Photo by Andreas SOLARO / AFP |
Con motivo del hermanamiento de
los dos santuarios dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe –el del Real
Monasterio de Santa María de Guadalupe situado en la provincia española de
Cáceres y la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de la Ciudad de México–,
el papa Francisco ha dirigido una hermosa reflexión sobre el significado de
este acontecimiento.
Signo de unidad y de comunión
La carta fue dirigida al
arzobispo de Toledo y primado de España, Francisco Cerro Chaves, quien, junto con
el primado de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes, celebró la ceremonia de
hermanamiento de ambos santuarios el pasado sábado 11 de febrero.
En su escrito, el Papa subraya
que María, nuestra Madre, es siempre para su Pueblo vínculo de comunión. «Tanto
la Escritura como la tradición apostólica nos la muestran convocando a los
apóstoles y a la comunidad en torno a Ella, en un clima de oración».
Luego, pone de relieve que «la
Madre de Jesús, de forma sencilla, nos sigue llamando. Esto se ha expresado en
muchos lugares del mundo con la invitación a construir un templo que fuese una
casa con las puertas siempre abiertas para todos, una casa de oración y de
comunión».
Referencia al mestizaje
Más adelante, el pontífice
argentino recuerda que la raíz etimológica de «Guadalupe» nos refiere al
mestizaje, ya que los estudiosos no han llegado a un acuerdo si su origen es
una palabra árabe, del latín o, de plano, del náhuatl.
«Pero es curioso que lo que
podría plantearse como un conflicto pueda en realidad leerse como un guiño del
Espíritu Santo que hace escuchar su mensaje de amor a cada uno en su lengua»,
añade el papa Francisco.
En árabe –continúa el Papa– la
palabra podría sonar como «río oculto», como lo estaba esa fuente de agua viva
que Jesús promete a la Samaritana, esa fuerza de la gracia que, incluso en
tiempos de rechazo e incomprensión, mantiene viva a la Iglesia.
Pero, mezclándose con el latín,
la palabra nos hablaría de un «río de lobos» y, en ese sentido, de un remanso
de paz para aquellos que están atribulados por sus propios pecados, por la
violencia, por tantas guerras internas y externas que hacen del hombre un lobo
para el hombre.
«Finalmente, combinándose con la
raíz mexicana, nuestra Señora de Guadalupe se proclama como la que vence a la
serpiente, con una tocante evocación al protoevangelio del Génesis», dice la
misiva fechada el 11 de febrero en San Juan de Letrán.
Madre de todos los que viven
En este sentido, dice el Papa,
«la Inmaculada es así la verdadera madre de todos los que viven; de los que han
sido convocados hoy en este santuario, junto a sus pastores, para proclamar su
fe en el Hijo de Dios, en Aquél que, haciendo nuevas todas las cosas, ha
reconciliado consigo el mundo».
Finalmente, el Papa señala en su
carta que «en cada momento histórico, en cada cultura, el Evangelio,
permaneciendo siempre el mismo, se enriquece de significado. Lejos de
descartar, incluye a cada persona que lo acoge. Pidamos a Dios que, en cada
tiempo y lugar donde María nuestra Madre nos convoque, demos testimonio de esa
íntima unión de la que sólo el Espíritu puede ser artífice».
Jaime
Septién
Fuente: Aleteia






