En su encuentro con los desplazados internos de Sudán del Sur, el Papa Francisco pidió, con “el corazón en la mano”, la colaboración para alcanzar la paz en el país africano
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Niña de Sudán del Sur en la visita del Papa Francisco. Crédito: Gianluca Teseo/EWTN |
En la tarde de este sábado 4 de
febrero, el Papa Francisco se reunió con los desplazados internos de Sudán del
Sur, personas que debido a la devastadora situación provocada por la guerra
y los desastres naturales se han visto obligadas a abandonar
sus hogares.
El encuentro tuvo lugar en el llamado
“Freedom Hall”, donde diferentes refugiados contaron al Santo Padre sus
testimonios e hicieron algunas preguntas sobre el porqué de su situación.
El Sucesor de Pedro lamentó que
“en este país martirizado ser desplazado o refugiado se ha convertido en una
experiencia normal y colectiva”.
Por ello, hizo de nuevo un llamado “a
que cese todo conflicto” y pidió “retomar seriamente el proceso de paz para que
finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera
digna”.
Reiteró la urgencia de la paz y la
justicia y aseguró que “no podemos esperar más” para cambiar esta
situación.
El Santo Padre
recordó también que “al menos cuatro millones de hijos de esta tierra han sido
desplazados con inseguridad alimentaria y malnutrición que afectan a dos
tercios de la población”.
A
continuación, el Papa Francisco defendió que “las madres, las mujeres son la clave para
transformar el país”.
“Si reciben las oportunidades
adecuadas, por medio de su laboriosidad y su actitud de proteger la vida,
tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur y de proporcionarle
un desarrollo sereno y cohesionado”, aseguró.
En esa línea, volvió a pedir que “la mujer sea protegida, respetada, valorada y
honrada. Por favor, protejan, respeten, valoren y honren a cada mujer, niña,
adolescente, joven, adulta, madre, abuela. Si no, no habrá futuro”.
El Pontífice destacó también la
esperanza y “el corazón lleno de fe” de los desplazados, a quienes dijo que son
“la semilla de un nuevo Sudán del Sur”.
Asimismo,
señaló que “en Sudán del Sur los jóvenes crecen atesorando los relatos de los
ancianos y, si bien la narrativa de estos años estuvo
caracterizada por la violencia, es posible, más aún, es necesario inaugurar una
nueva a partir de ustedes: una nueva narrativa del encuentro”.
El Papa también puntualizó que “aunque
los conflictos, la violencia y los odios hayan arrancado los buenos recuerdos
de las primeras páginas de la vida de esta República, sean ustedes los que
vuelvan a escribir la historia de paz”.
Además, agradeció a los misioneros,
las organizaciones humanitarias e internacionales y a las Naciones Unidas “por
el gran trabajo que realizan”.
Para el Papa Francisco, es importante
asimismo “acompañar a la población en la vía del desarrollo, por ejemplo,
ayudándola a adquirir técnicas actualizadas para la agricultura y la ganadería,
de manera que se facilite un crecimiento más autónomo”.
“Les pido a
todos, con el corazón en la mano: ayudemos a Sudán del Sur, no
dejemos sola a su población, que tanto ha sufrido y sigue sufriendo”, expresó
el Santo Padre.
Por último, recordó a los numerosos refugiados sursudaneses que están fuera del
país “y a cuantos no pueden regresar porque su territorio está ocupado”.
“Estoy cerca de ellos y espero que
puedan volver a ser protagonistas del futuro de su tierra, contribuyendo a su
desarrollo de manera constructiva y pacífica”.
Al concluir,
el Papa Francisco dirigió una bendición especial a los niños de Sudán del Sur y
pidió que, con ella, “les llegue la bendición de tantos hermanos y hermanas cristianos en
el mundo, que los abrazan y alientan sabiendo que en
ustedes, en su fe, en su fuerza interior, en sus sueños de paz resplandece toda
la belleza del ser humano”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa