1 – Marzo. Miércoles de la I semana de Cuaresma
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Evangelio según san Lucas 11,
29-32
Estaba la gente apiñándose alrededor de él y se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres
de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la
condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay
uno que es más que Jonás.
Comentario
Leemos hoy unas palabras duras
del Señor. Jesús y los discípulos se encuentran ya camino de Jerusalén. Durante
el viaje, muchos acogen el mensaje del Evangelio con la apertura de la fe pero
hay también otros muchos que lo rechazan abiertamente. Contra estos últimos van
dirigidas las palabras del Señor que escuchamos.
Jesús les recuerda a quienes le
oían dos historias. Por un lado, la de Jonás, hijo de Amitay (Jon 1,1). Este
personaje del Antiguo Testamento ha cautivado la imaginación de la piedad
popular a través de los tiempos por el fabuloso relato del profeta que fue
tragado por un gran pez y posteriormente arrojado sobre tierra firme.
Sin embargo, no es por esto por
lo que Jesús lo menciona, sino por lo que pasó después de ser lanzado por la
ballena. Jonás fue enviado a predicar la conversión a los habitantes de Nínive
tal como Jesús estaba anunciando el Evangelio a los Israelitas. Los ninivitas
escucharon al profeta y se convirtieron. Quedaba por ver cómo reaccionarían los
oyentes al mensaje de Jesús y queda por ver aún cómo reaccionamos nosotros.
La segunda historia, la que se
refiere a la Reina del Sur (cf. 1Re 10,1-13) subraya la misma idea. Narra el
primer libro de los Reyes que “la Reina de Sabá, al enterarse de la fama que
Salomón tenía en nombre del Señor, vino para ponerlo a prueba con enigmas”. A
pesar de su desconfianza, la Reina escucha a Salomón con actitud abierta y
reconoce en él la sabiduría que le había sido dada de lo alto.
El Señor nos advierte hoy que
tenemos que vigilar para saber reconocerlo en las distintas circunstancias. No
siempre es evidente el modo de presentarse de Dios, pero si sabemos escuchar
como los Ninivitas y estar con los oídos atentos como la Reina del Sur, de
seguro sabremos reconocer que estamos delante de Jesús que nos habla.
Martín Luque
Fuente: Opus Dei






