14 – Marzo. Martes de la III semana de Cuaresma
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Evangelio según san Mateo 18,
21-35
Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces
el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné
porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu
compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo
entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con
vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Comentario
Hoy el Señor nos habla de la
necesidad del perdón sirviéndose de una conversación con el Apóstol Pedro.
Pedro se acerca a Jesús, con
confianza, para preguntarle: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi
hermano cuando peque contra mí?
La convivencia estrecha de Jesús
con los Apóstoles le da pie a Pedro a preguntarle por una actitud que ha
encontrado en Jesús y que le resulta costosa: el perdón a los demás.
Pedro le propone a Jesús si
perdonar muchas veces: hasta siete. ¿He de perdonar siete veces a mi hermano?
En el lenguaje de la Biblia siete indica perfección. Esa es la mirada de Pedro.
Una mirada generosa en su modo de ver las cosas. Pedro reconoce la necesidad de
pedir perdón. No mantiene ante la culpa una actitud defensiva de la que hay que
huir porque impide recibir el perdón.
Jesús le contesta que ha de
perdonar setenta veces siete. Es decir, siempre. Que no ha de haber límite en
el perdón. Esa es la mirada de Dios. Una mirada de plenitud.
Luego, Jesús, pone el ejemplo del
servidor al que su amo le perdona la deuda. Una deuda enorme: 10.000 talentos,
una cantidad astronómica.
Y, en cambio, aquel servidor no
perdona luego a su compañero una cantidad insignificante en comparación con lo
que le había sido perdonado a él.
La enseñanza acaba con unas
palabras de Jesús en las que relaciona el perdón a los demás con el perdón
recibido del Padre celestial. “Del mismo modo hará con vosotros mi Padre
celestial, si cada uno no perdona de corazón a su hermano”. Si perdonamos Dios
nos perdona, si no perdonamos no recibimos el perdón de Dios.
Con este ejemplo nos quiere hacer
entender el Señor que el perdón a los demás procede del perdón que Dios nos
concede siempre. Así como Dios nunca se cansa de perdonarnos, nosotros hemos de
luchar por perdonar siempre a los demás.
Seguimos recorriendo el camino
Cuaresmal y hoy nos encontramos, en el Evangelio, con la enseñanza sobre el
perdón. Contemplemos despacio la maravilla del perdón que Dios nos da a manos
llenas en el sacramento de la penitencia y, agradecidos luchemos, con la gracia
de Dios, para comportarnos así con nuestros hermanos cuando nos ofendan.
Javier Massa
Fuente: Opus Dei