“Esperamos el fruto más grande: la conversión de Rusia”, asegura el P. Taras Zheplinsky, jefe de la oficina de información del Patriarcado Greco-Católico de Ucrania
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Imagen referencial. Crédito: Enrique Lorca/Pixabay |
Así lo indicó
el sacerdote en una entrevista concedida a ACI Prensa -gracias a la colaboración
de la ONG Ucrania Resiliente y a la traducción de Victoria Tsaider- en el marco
del primer aniversario de la consagración que hizo el Papa Francisco de Rusia y
Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
El P.
Zheplinsky destacó que “el primer fruto y el más importante es que la Virgen
ayudó al pueblo ucraniano a resistir, defendiéndose durante todo el año de la
agresión rusa a gran escala. Y el fruto que está por venir es la conversión de
Rusia del mal por el que está poseído, y que ha traído a la tierra ucraniana”.
El sacerdote
recordó asimismo que “consagrar el mundo entero, y especialmente Rusia y
Ucrania, a su Inmaculado Corazón fue la petición de la misma Virgen en Fátima”.
“El Papa dijo
durante la consagración -el 25 de marzo de 2022- que bajo la Cruz, junto con la
Virgen, se encuentra una humanidad asustada y cansada, especialmente los pueblos
ucraniano y ruso. Su Santidad llamó al pueblo ucraniano y al pueblo ruso ‘dos
naciones diferentes, dos pueblos, de pie bajo la Cruz’”, continuó.
El P.
Zheplinsky resaltó también que, cuando se apareció en 1917 a los tres
pastorcitos videntes, la Virgen de Fátima pidió que Rusia sea consagrada a su
Inmaculado Corazón.
“Esta distinción es muy importante, porque
Rusia tiene una visión diferente con respecto a esta situación. Esta guerra es
consecuencia de la negación a Ucrania de su derecho a la existencia. Rusia no
reconoce el derecho a la existencia del pueblo ucraniano como tal”, declaró el
presbítero.
“Para los
rusos, que han cometido una agresión injusta contra los ucranianos, somos
considerados una especie de rusos herejes a los que hay que reeducar. Y con su
agresión esperan reeducarnos para que seamos rusos de verdad”, prosiguió.
El jefe de la
oficina de información del Patriarcado de Ucrania también indicó a ACI Prensa
que “esto es lo que han denominado uno de los objetivos de una guerra a gran
escala, como ellos la han llamado: la ‘desnazificación’ de Ucrania. Y es esta
negación del derecho a existir del pueblo ucraniano como tal”.
“Así que el
hecho de que el Papa consagre dos pueblos al Inmaculado Corazón de María es muy
importante, porque lo que está diciendo es que el pueblo ucraniano existe, a
pesar de que los rusos le nieguen el derecho a existir”, afirmó el sacerdote.
“Hoy en
Ucrania intentamos comprender el significado de nuestro dolor. Y nuestra
victoria y la derrota del agresor dependen de si comprendemos por qué sufrimos
y quién nos da fuerza”, aseguró.
El sacerdote
manifestó asimismo que la Iglesia Católica como estructura, “los sacerdotes y
obispos que permanecieron con el pueblo, al principio incluso de la ocupación y
luego fueron expulsados, mostraron la presencia del Dios vivo entre su pueblo”.
“Nosotros,
como Iglesia, vemos en las heridas del pueblo ucraniano las heridas de Cristo
mismo. Creemos que en el cuerpo de Ucrania hoy el agresor está crucificando a
Jesucristo mismo. Nos ayuda a ver el sentido de nuestro dolor, ver que Dios
mismo sufre con nosotros”, lamentó.
“Nótese que
después de esa consagración comenzó la liberación de las tierras ucranianas de
las botas mortíferas del agresor ruso. A partir del 1 de abril, las afueras de
Kyev fueron liberadas paso a paso, seguidas de Zhytomyr, Kyiv, Chernihiv, Sumy,
Kharkiv y la parte derecha de Kherson. Bajo la protección de la Santísima
Virgen María, Ucrania marcha hacia la victoria”, precisó el P. Zheplinsky.
Por lo que “la
renovación de la consagración, que el Papa pidió la víspera, es importante,
porque la guerra continúa, y muchas más tierras del pueblo ucraniano esperan la
liberación. También esperamos el fruto más grande: la conversión de Rusia”,
indicó.
Por Ana Paula Morales
Fuente: ACI Prensa