El Papa Francisco indicó este lunes 17 de abril que la fuerza de la vida consagrada reside en el “compartir la vida fraterna, la oración y el servicio al prójimo”
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| Audiencia del Papa Francisco con la Comunidad de las Bienaventuranzas este 17 de abril. Crédito: Vatican Media |
Así lo afirmó el Santo Padre durante una audiencia en el
Vaticano con una delegación de la Comunidad de las
Bienaventuranzas en el marco de su 50° aniversario.
Al comienzo de su discurso, el Pontífice les agradeció su labor
de apostolado a favor de los jóvenes y marginados, y les recordó: “La
experiencia de Pentecostés es el corazón de vuestra vida espiritual”.
Para el Papa Francisco, esto se expresa “en la
búsqueda constante de la unión con Dios, que se realiza en
la celebración diaria de la Eucaristía, en la adoración del Santísimo
Sacramento, en la vida de oración según la espiritualidad carmelita y en la
búsqueda de la oración continua según la espiritualidad de las Iglesias
orientales”.
El Pontífice definió el servicio de esta comunidad como “un don
para la Iglesia y el mundo”, y añadió que “todo esto es motivo de acción de
gracias a Dios”.
“Es importante que los que sufren y se sienten solos puedan
encontrar lugares donde ser acogidos y escuchados, y vosotros lo hacéis
generosamente”, puntualizó el Santo Padre.
Hablando de otro
aspecto de su apostolado -el de las misiones puntuales- destacó: “Este
compromiso demuestra vuestra apertura a las necesidades de los jóvenes y
vuestra disponibilidad para llevar la Palabra de Dios a cualquier lugar y
circunstancia”.
“Vuestra comunidad, fundada en una espiritualidad de
contemplación, oración y misión, aporta una valiosa contribución al diálogo
interreligioso, a la promoción de la paz y a la defensa de los derechos
humanos, y vuestro testimonio es fuente de inspiración para muchos”, señaló a
continuación.
Por último, invitó a los presentes a que perseveren en su misión
“con
celo y sin miedo”, y les animó a mantener su “compromiso en la
formación de las jóvenes generaciones y en el diálogo interreligioso,
especialmente con nuestros hermanos y hermanas musulmanes”.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI
Prensa






