La ministerialidad: este fue el punto central del discurso del Papa Francisco a los asistentes a la II Asamblea Plenaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida
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El Santo Padre se reunió con los
participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para los Laicos, la
Familia y la Vida, en el último día de trabajos. El Pontífice les ofreció una
reflexión sobre la multiplicidad de ministerios en la Iglesia, el rol de los
laicos y les exhortó a no caer en la autorreferencialidad.
La ministerialidad: este fue el
punto central del discurso del Papa Francisco a los asistentes a la II Asamblea
Plenaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, a quienes
recibió en audiencia en la mañana de este sábado 22 de abril.
Tras darles la bienvenida y
agradecer las amables palabras del Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del
Dicasterio, el Santo Padre manifestó su gratitud por el trabajo del organismo
vaticano y su compromiso en todos los ámbitos de su competencia. Estas áreas,
como observó el Papa, afectan la vida cotidiana de tantas personas, como
familias, jóvenes, ancianos, grupos de fieles asociados y, más en general, laicos
que viven en el mundo con sus alegrías y trabajos. "Son un Dicasterio
'popular', diría yo, ¡y esto es hermoso!", según Francisco. Luego, les
solicitó que no pierdan nunca ese carácter de cercanía a las mujeres y a los
hombres de nuestro tiempo.
Al referirse al tema de la
Plenaria ("Los laicos y ministerialidad en la Iglesia sinodal"), el
Pontífice puntualizó que, "cuando se habla de ministerios, generalmente se
piensa inmediatamente en los ministerios "instituidos" -lector, acólito,
catequista-, que son bien conocidos y sobre los que se ha reflexionado
mucho". "Estos ministerios -prosiguió- se caracterizan por una
intervención pública de la Iglesia -un acto específico de institución- y por
una cierta visibilidad. Están relacionados con el ministerio ordenado, porque
implican diversos modos de participar en la tarea que le es propia, aunque no
requieran el sacramento del Orden".
"Los ministerios
instituidos, sin embargo, no agotan la ministerialidad de la Iglesia, que es
más amplia y que desde las primeras comunidades cristianas concierne a todos
los fieles (cf. Lett. ap. m.p. Antiquum
ministerium, 2)". El Obispo de Roma lamentó que desgraciadamente se
habla poco de ello y celebró que le hayan dedicado la Asamblea a este tópico.
El bautismo y los dones del
Espíritu Santo
¿Cuál es el origen de la
ministerialidad en la Iglesia? A esta pregunta, el Papa propuso dos respuestas
fundamentales: la primera es el bautismo. "En él tiene su raíz el
sacerdocio común de todos los fieles, que, a su vez, se expresa en los ministerios.
La ministerialidad laical no se funda en el sacramento del Orden, sino en el
Bautismo, por el hecho de que todos los bautizados -laicos, solteros, casados,
sacerdotes, religiosos- son christifideles, creyentes en Cristo,
discípulos suyos y, por tanto, llamados a participar en la misión que Él confía
a la Iglesia, también mediante la asunción de determinados ministerios".
La segunda es: los dones del
Espíritu Santo. "La ministerialidad de los fieles, y de los laicos en
particular, brota de los carismas que el Espíritu Santo distribuye en el Pueblo
de Dios para su edificación (cf. ibid.): primero, aparece un carisma suscitado
por el Espíritu; después, la Iglesia reconoce este carisma como un servicio
útil para la comunidad; finalmente, en un tercer momento, se introduce y
difunde un ministerio específico".
La ministerialidad no puede
reducirse solo a los ministerios instituidos
El Pontífice aclaró que la
ministerialidad abarca un campo amplio. Incluso hoy, como en las comunidades de
los orígenes, ante necesidades pastorales particulares, sin recurrir a la
institución de ministerios, los pastores pueden confiar a los laicos algunas
funciones de suplencia, es decir, servicios temporales, como sucede, por
ejemplo, con la proclamación de la Palabra o la distribución de la Eucaristía.
Asimismo, además de los
ministerios instituidos, de los servicios de suplencia y de otros oficios
encomendados de modo permanente, Francisco sostuvo que los laicos pueden
desempeñar una multiplicidad de tareas, que expresan su participación en la
función sacerdotal, profética y real de Cristo, no solo dentro de la Iglesia,
sino también en los ambientes en los que están insertos.
Compromiso social y testimonio
cristiano
Francisco destacó el trabajo de
los laicos en las necesidades asociadas a las antiguas y nuevas formas de
pobreza, así como a los migrantes, que requieren con urgencia acciones de
acogida y solidaridad. "En estos ámbitos de la caridad, pueden surgir
muchos servicios que toman la forma de verdaderos ministerios", subrayó,
evidenciando que constituyen un gran espacio de compromiso para quienes desean
vivir concretamente, hacia los demás, la cercanía de Jesús que a menudo han
experimentado en primera persona. De este modo, el ministerio se convierte,
además de en un simple compromiso social, en un hermoso y personal testimonio
cristiano.
La familia
El Papa también aludió a la
familia, visto que en el encuentro del Dicasterio se habló sobre los desafíos
de la pastoral familiar, como las situaciones de crisis matrimonial, los problemas
de los separados y divorciados y de los que viven en una nueva unión o han
contraído un nuevo matrimonio.
"En Christifideles
laici se afirma que hay ministerios que tienen su fundamento
sacramental en el Matrimonio y no solo en el Bautismo y la Confirmación (n.
23). En Familiaris
consortio se habla de la misión educativa de la familia como
ministerio de evangelización, lo que la convierte en lugar de verdadera
iniciación cristiana (cf. n. 39). Y ya en Evangelii
nuntiandi se recuerda que la naturaleza misionera intrínseca a la
vocación conyugal se expresa también fuera de la propia familia, cuando ésta se
convierte en "evangelizadora de muchas otras familias y del ambiente en el
que está inserta" (cf. n. 71)".
Apartándose del texto escrito,
Francisco afirmó:
"Me detendré aquí un
momento, porque he citado la Evangelii Nuntiandi. Esta exhortación de
San Pablo VI, está en vigor hoy, es actual. Por favor: retómenla, reléanla, es
muy actual. Con tantas cosas que cuando uno las vuelve a encontrar (dice): 'Ah
mira, el clarividente Montini'. Ahí se ve esa clarividencia del gran santo que
guió a la Iglesia".
"Nunca deben volverse
autorreferenciales"
Bergoglio confesó que se enfada
cuando ve a ministros laicos que se jactan por hacer este ministerio.
"Esto es ministerial, pero no es cristiano", advirtió.
"Son ministros paganos, llenos de sí mismos, ¿no es así? Cuidado con
eso: nunca deben volverse autorreferenciales. El servicio es unidireccional, no
es de ida y vuelta: no va", aseveró.
A su vez, alertó que la finalidad
de los ministerios, los servicios trasciende a las personas, y es llevar
"los valores cristianos al mundo social, político y económico" de
nuestro tiempo (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 102). Esta es la
misión confiada sobre todo a los laicos, cuya acción no puede limitarse "a
tareas intraeclesiales sin un compromiso real de aplicación del Evangelio a la
transformación de la sociedad" (ibid.).
Mirando a los diversos tipos de
ministerio que enumeró, el Papa resaltó los dos aspectos que tienen en común:
la misión y el servicio.
"En efecto, todos los
ministerios son expresiones de la única misión de la Iglesia y todos son formas
de servicio a los demás", agregó. Y, en particular, subrayó que en la raíz
del término ministerio está la palabra minus, que significa
"menor", lo cual consideró "un pequeño detalle, pero de
gran importancia". Francisco apuntó que Jesús lo había dicho. "Que el
que mande, sea el más pequeño, porque, si no, no sabes mandar", señaló.
Quien sigue a Jesús no teme
hacerse "inferior", "menor" y ponerse al servicio de los
demás. Jesús mismo, de hecho, nos enseñó: "El que quiera hacerse grande
entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes
será esclavo de todos" (Mc 10, 43-44). "Aquí radica la verdadera
motivación que debe animar a todo creyente a la hora de asumir cualquier tarea
eclesial, cualquier compromiso de testimonio cristiano en la realidad en la que
vive: la voluntad de servir a los hermanos y, en ellos, servir a Cristo. Solo
así cada bautizado podrá descubrir el sentido de su propia vida, experimentando
con alegría que es "una misión en esta tierra" (ib., 273), llamada,
de modos y formas diversas, a "iluminar, bendecir, vivificar, levantar,
sanar, liberar" (ib.).
Al concluir su intervención, les
agradeció de nuevo el trabajo que realizan al servicio del Santo Pueblo Fiel de
Dios.
"Que la Virgen los acompañe
y les obtenga los dones del Espíritu Santo. De corazón los bendigo y por favor,
les pido que recen por mí", finalizó.
Sebastián Sansón Ferrari - Ciudad
del Vaticano
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