Con el lema «Generar esperanza«, la Iglesia celebra el 4 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, dedicada a la vida contemplativa
![]() |
CEE |
¿Cuál es el mensaje de los
obispos?
Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada
resaltan que en el “luminoso horizonte” de la vida contemplativa
“está «generar esperanza», que es el lema de la Jornada de
este año.
Un lema que pone el foco en la esperanza ante
una realidad en la que “no es difícil encontrar motivos para la tristeza y la
desazón: amanecemos cada día con noticias de violencia, injusticia,
egoísmo, exclusión, pobreza y sinsentido”. También, a una escala más personal,
“al mirar con sinceridad nuestro interior y el conjunto de nuestras relaciones, nos
topamos con heridas y sinsabores que pueden ir sumiéndonos poco a poco en un
desaliento paralizante”.
Los obispos lamentan que “esta percepción
amarga” parece haber contagiado incluso a los más jóvenes,
“entre quienes también se detectan altas dosis de desmoralización y
abatimiento, e incluso un preocupante aumento de suicidios”. A ellos,
recuerdan, se dirige con frecuencia el papa Francisco para “instarlos vivamente
a la esperanza”.
Así lo hizo en su mensaje a los jóvenes cubanos en 2015: Invito
a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo
profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y
los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una
aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo
grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como
la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor”. […] La
esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las
pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse
a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna».
La vida contemplativa
alienta nuestra esperanza
Estas palabras -recogidas años después en la encíclica Fratelli
tutti- “pueden ayudarnos a reconocer, celebrar y orar por
aquellos hermanos y hermanas que, abrazando la vida contemplativa, alientan
nuestra esperanza y la requieren”. Ellos y ellas, matizan los
obispos en su mensaje, “al renunciar al espíritu mundano y entregar
radicalmente la vida «a querer tocar lo grande […], la verdad, la bondad y la
belleza, la justicia y el amor», se convierten en parábola de la esperanza
última para la Iglesia y para toda la humanidad”.
En cada convento y
monasterio “la esperanza que brota de la fe en la realidad última de Dios se
hace carne cotidiana” al cultivar la oración y la
celebración; la fraternidad y la reconciliación; la hospitalidad y la caridad;
el trabajo y el descanso. Así, “cuantos caminamos tratando de dar respuesta a
la sed de una vida lograda en medio de tantas desdichas agradecemos el
testimonio de la vocación contemplativa, que se goza en buscar y esperar cada
día al Señor que viene para que todos tengamos vida, y vida en abundancia; para
que tengamos esperanza”.
Los contemplativos “también lanzan su mirada al resto del pueblo
de Dios, deseando recibir los dolores y las alegrías de este mundo para poder
esperar por todos y con todos”. Por eso, en esta Jornada Pro Orantibus “no
dejemos de acercarnos, si tenemos ocasión, a nuestros hermanos y hermanas
contemplativos, con el fin de compartir entre todos los consuelos y las fatigas
de los hombres y mujeres de esta tierra. Comprometámonos
juntos en la misión de generar esperanza donde haga más falta, donde más
urgente sea el anuncio del Señor resucitado. Y recemos también
por ellos, para que puedan recibir el sostén de nuestra plegaria sincera ante
Dios y se vean apoyados en su deseo de peregrinar sin desfallecer a la luz del
rostro del Señor”.
Fuente: Conferencia Episcopal Española