El Papa exhortó a los cristianos en su último día en Hungría a ser “puertas abiertas” de caridad, amor y diálogo para toda la sociedad durante la Santa Misa que presidió en la Plaza Kossuth Lajos, en Budapest, Hungría, este domingo 30 de abril
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El Papa Francisco presidió la Misa en la Plaza Kossuth Lajos. Crédito: Daniel Ibañez / ACI Prensa |
Asimismo, recordó en su homilía que existen en algunas
comunidades eclesiales “puertas cerradas” al que “no está en regla”, al que
“anhela el perdón de Dios”.
“Por favor, ¡abramos las puertas! También nosotros intentemos
—con las palabras, los gestos, las actividades cotidianas— ser como Jesús, una
puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una
puerta que permite entrar a experimentar la belleza del amor y del perdón del
Señor”.
“Repito esto sobre todo a mí
mismo, a los hermanos obispos y sacerdotes; a nosotros pastores. Porque el
pastor, dice Jesús, no es un asaltante o un ladrón; no se aprovecha de su
cargo, es decir, no oprime al rebaño que le ha sido confiado; no ‘roba’ el
espacio de los hermanos laicos; no ejercita una autoridad rígida”.
El Papa llegó esta mañana al altar en silla de ruedas para
celebrar la Misa ante 50 mil personas, entre ellas más de 30 mil en la plaza
Kossuth Lajos, según las autoridades locales.
A las 9.30 a.m (hora local) el Santo Padre presidió la
Celebración Eucarística del IV Domingo de Pascua.
Al final, durante
el rezo del Regina Caeli con los fieles presentes en la plaza Kossuth Lajos, el
Pontífice rezó por la paz para Europa.
“Santísima Virgen, mira a los pueblos que más sufren. Mira sobre
todo al cercano y martirizado pueblo ucraniano y al pueblo ruso,
consagrados a ti”.
“Tú eres la Reina de la paz, infunde en
los corazones de los hombres y de los responsables de las naciones el deseo de
construir la paz, de dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no
de guerra; un futuro lleno de cunas, no de tumbas; un mundo
de hermanos, no de muros”, agregó.
Cristianos, sean facilitadores de la gracia
Por tanto, en su predicación animó a los cristianos a “ser
puertas cada vez más abiertas; ‘facilitadores’ de la gracia de
Dios, expertos en cercanía, dispuestos a ofrecer la vida, así como Jesucristo”.
Llegado a este punto, explicó que “nuestro Señor y nuestro todo,
nos lo enseña con los brazos abiertos desde la cátedra de la cruz y nos lo muestra
cada vez en el altar, Pan vivo que se parte por nosotros”.
“Lo digo -prosiguió- también a los hermanos y a las hermanas
laicos, a los catequistas, a los agentes pastorales, a quienes tienen
responsabilidades políticas y sociales, a aquellos que sencillamente llevan
adelante su vida cotidiana, a veces con dificultad: sean puertas
abiertas”.
El Papa anunció que es importante que los cristianos dejen
entrar en el corazón al Señor para luego “salir y ser, nosotros mismos, puertas
abiertas en la sociedad". “Ser abiertos e inclusivos unos con otros,
para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad, camino de la paz”.
El redil de Jesús es “inclusivo y nunca
excluyente”
En otro momento, señaló que la catolicidad es difundir el amor
de Jesús, Buen Pastor, para que “su redil sea inclusivo y nunca excluyente”. Lo
explicó el Papa ante los obispos y los sacerdotes, los religiosos y los fieles
laicos.
“Por eso, -sostuvo- todos estamos llamados a cultivar relaciones de fraternidad
y colaboración, sin dividirnos entre nosotros, sin considerar nuestra comunidad
como un ambiente reservado, sin dejarnos arrastrar por la preocupación de defender
cada uno el propio espacio, sino abriéndonos al amor
mutuo”, abundó.
“Hermanos y hermanas, mientras estamos aquí esta mañana,
sentimos la alegría de ser pueblo santo de Dios. Todos nosotros nacemos de su
llamada; Él es quien nos ha convocado y por eso somos su pueblo, su rebaño, su
Iglesia”, afirmó el Pontífice.
“Dios -continuó- nos ha reunido aquí para que, aun siendo
diferentes entre nosotros y perteneciendo a comunidades distintas, la grandeza
de su amor nos congregue a todos en un único abrazo”.
El Papa destacó que es “hermoso” compartir la alegría del amor
inclusivo de Dios “junto con las Delegaciones ecuménicas, los jefes de la
Comunidad judía, los representantes de las Instituciones civiles y del Cuerpo
diplomático”.
Fiesta y testimonio de una familia mexicana
Antes de la ceremonia, la multitud recibió esta mañana al Papa
Francisco con cantos, banderas húngaras, vaticanas (algunas ucranianas) y
alegría.
El papamóvil ha dado una vuelta entre los fieles congregados en
la Plaza antes de la Misa. El Santo Padre estuvo acompañado por el Arzobispo de
Esztergom-Budapest, Cardenal Péter Erdő; varios padres y madres alzaban a sus
niños para la bendición.
En conversación con ACI Prensa, una familia de México y
Hungría destacó que, con la visita del Papa, “en los medios se puede hablar de
tu fe”.
“Ahora todo el mundo está declarando su fe, que Dios es nuestra fortaleza, y
para mí es genial que por fin todo el mundo hable de eso”.
Asimismo, destacaron que el Papa en Budapest “llama la atención de los que no están necesariamente cerca de la Iglesia, pero que igual están pensando en acercarse”.
La presencia de Hilarión
Durante la Santa Misa también estuvieron presentes varias
autoridades civiles y religiosas, entre ellas la presidente húngara Katalin
Novák y el primer ministro Viktor Orbán.
Además, participó una delegación ortodoxa, de la cual el
Vaticano destacó la presencia del Metropolitano del Patriarcado
de Moscú Hilarión, cuya cruz pectoral besó ayer el Santo Padre
durante un encuentro "cordial" en la
Nunciatura Apostólica en Budapest.
El Regina Caeli: Paz para Ucrania y
Europa
Al final de la celebración, el Cardenal Péter Erdő, dirigió un
saludo y una acción de gracias al Santo Padre.
A continuación, el Papa Francisco dirigió el rezo del Regina
Caeli con los fieles presentes en la plaza Kossuth Lajos. El Pontífice pidió a
la Santísima
Virgen, la paz para Europa y Ucrania:
“Mira a los pueblos que más sufren”.
Antes de la oración mariana, el Papa aprovechó para agradecer al
Cardenal Erdő sus palabras y “a todo el amado pueblo húngaro por la acogida y
el afecto que he sentido en estos días”.
“A todos les digo: köszönöm, Isten fizesse! [¡Gracias, que Dios
los recompense!] Un recuerdo especial por los
enfermos y los ancianos, por quienes no han
podido estar aquí”, anotó.
“Es hermoso que las fronteras no representen barreras que
separan, sino zonas de contacto; y que los creyentes en Cristo pongan en primer lugar la caridad que une y no las
diferencias históricas, culturales y religiosas que dividen”.
“Queridos hermanos y hermanas, les deseo que difundan la alegría
de Cristo: Isten éltessen! [¡Felicidades!]. Agradecido por estos días, los
llevo en el corazón y les pido que recen por mí. Isten áld meg a magyart!” [¡Que Dios
bendiga a los húngaros!].
Tras el rezo del Regina Caeli y la bendición final, el Papa
Francisco regresó en coche a la Nunciatura Apostólica en Budapest, donde
almorzó en privado.
Por Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: ACI
Prensa