8 – Mayo. Lunes de la V semana de Pascua
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Evangelio según san Juan 14, 21-26
El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?».
Respondió Jesús y le dijo: «El que me
ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada
en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis
oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora
que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que
enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya
recordando todo lo que os he dicho.
Comentario
“Haremos morada en él”
Lo de Dios con nosotros es algo que supera los límites del
amor. Aunque parece que el amor no tiene límites a la hora de amar.
Eso le sucede a nuestro Dios, que es Amor. No contento con
crearnos como personas humanas, con inteligencia, voluntad, sentimientos,
libertad… no contento con enviarnos hasta nosotros a su propio Hijo, Jesús de
Nazaret, para enseñarnos el camino que conduce a la plenitud… no contento con
regalarnos su propia vida divina y hacernos de verdad hijos suyos… es capaz de
llamar a nuestra puerta, y, si le dejamos, instalarse en nuestro interior. “El
que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos
morada en él”.
Pero si le dejamos que se instale en nuestro corazón no es
para tenerlo ahí como una pieza decorativa en un museo. Es para escucharle,
hablarle, dejar que guíe nuestra vida y, por supuesto, vivir con Él una
historia de amor, la de unos hijos con su buen Padre.
Fuente: Dominicos O.P.