Durante el regina coeli, el Papa ha pedido a los responsables de las naciones que «escuchen el deseo de la gente que sufre y quiere la paz» en Ucrania
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Francisco saluda a fieles y peregrinos al terminar el rezo del Regina Coeli. Foto: Vatican media |
Unas 20 mil personas han acompañado al Santo Padre desde la plaza de San
Pedro durante el rezo del regina coeli. Francisco ha reflexionado en torno a la
lectura evangélica de esta jornada para explicar que Jesús nos precede en el
camino hacia la casa del Padre, donde seremos acogidos «para siempre con el
calor de un abrazo»: «Jesús no se ha separado de nosotros, sino que nos ha
abierto el camino, anticipando nuestro destino final: el encuentro con Dios
padre, en cuyo corazón hay un puesto para cada uno de nosotros. Entonces, cuando
experimentemos cansancio, desconcierto e incluso fracaso, recordemos hacia
dónde se dirige nuestra vida».
«Nuestra patria, en cambio, está en el cielo»
Por eso, Francisco ha invitado a no perder de vista las preguntas finales
como adónde vamos o por qué vale la pena vivir, ya que sin estas preguntas solo
vivimos el presente y «pensamos que debemos disfrutar la vida lo máximo posible
y terminamos por vivir al día, sin un objetivo, sin una finalidad». «Nuestra
patria, en cambio, está en el cielo», ha insistido.
Para encontrar la senda de esa finalidad y saber cómo actuar en la vida, el
Santo Padre ha recomendado escuchar la respuesta de Jesús, «Yo soy el camino y
la verdad y la vida»: «Jesús mismo es el camino a seguir para vivir en la
verdad y tener vida en abundancia. Él es el camino y, por tanto, la fe en Él no
es un paquete de ideas en las que creer, sino un camino a recorrer, un viaje
que cumplir, un camino con Él. Es seguir a Jesús, porque Él es el camino que
conduce a la felicidad que no perece. Es imitarlo, especialmente con gestos de
cercanía y misericordia hacia los demás».
Por último, Francisco ha explicado que la brújula para alcanzar el cielo es
amar a Jesús «convirtiéndose en señales de su amor en la tierra».
Conchita Barrecheguren, admiración y consuelo
Después de la oración mariana, el Pontífice ha recordado la beatificación
de Conchita Barrecheguren que tuvo lugar este sábado en Granada presidida por
el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal
Marcello Semeraro. «Esta nueva beata se convierte para todos nosotros en un
modelo a imitar. Sobre todo, a quien se encuentra en el sufrimiento y en la
prueba, la beata Conchita, con el ofrecimiento de su joven y breve existencia y
con la confianza total en Dios, muestra cómo la conformación a Cristo, en el
amor crucificado, transforma la sustancia de la vida, aún la más compleja y
difícil», aseguró el purpurado durante su homilía en la catedral.
La niña santa de Granada murió con solo 22 años después de haber padecido
tuberculosis. El padre de la joven, Francisco Barrecheguren, también está en
proceso de beatificación. «Soportó el sufrimiento con gran fuerza espiritual
suscitando en todos admiración y consuelo», ha dicho este domingo el Papa
refiriéndose a la nueva beata.
Francisco también ha recordado que estamos inmersos en el mes de la Virgen
y, por ello, ha invitado a todos a rezar el rosario pidiendo a la Madre de Dios
el don de la paz sobre todo por la martirizada Ucrania. «Que los responsables
de las naciones escuchen el deseo de la gente que sufre y quiere la paz», ha
exclamado Francisco.
Ángeles Conde Mir
Fuente: Alfa y Omega