La coordinadora de la RCC de Sevilla, Mercedes Vidal, ha explicado que el afán de esta organización es "llevar a todos los hombres a un encuentro personal con Jesús"
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Ecclesia |
“¡Un
nuevo Pentecostés, un soplo renovador para toda la Iglesia y para todos los
hombres! Eso fue lo que se pidió en el concilio y que fue el preludio de la
Renovación Carismática. Cuando terminó el concilio, comenzó la renovación”, con
estas palabras se ha expresado Mercedes
Vidal, coordinadora de la Renovación Carismática Católica (RCC) de
Sevilla desde mayo de 2016, en una entrevista concedida a la propia archidiócesis
sevillana.
En
referencia a si tienen los miembros de la Renovación Carismática una vocación
específica dentro de la Iglesia, Vidal explica que “desde que esta corriente de
gracia fue suscitada por el Espíritu Santo hace ya 46 años, su único afán ha sido
llevar a todos los hombres a un encuentro personal con Jesús, ayudándolos a
tener una experiencia de un pentecostés personal mediante la predicación del
Kerigma o primer anuncio y el bautismo en el Espíritu”.
“Gracias a Dios”
Sobre
su experiencia con el bautismo del Espiritu, afirma que “supone vivir con la
alegría y la paz que da saber que tu vida ya no depende de ti, sino de Dios,
experimentando en carne propia que la Palabra de Dios se hace vida en tu vida,
que es verdad y que puedes fiarte de ella sin quedar jamás defraudado. Aprendí
que todo me ha sido dado sin mérito alguno por mi parte, por eso intento vivir
cada día dándole gracias y alabando y bendiciendo su nombre”.
Están
expandiéndose seminarios de vida para jóvenes. A la pregunta sobre si podríamos
hablar de un renacer incluso para la propia Renovación Carismática, Vidal
expresa que “yo creo que sí, pero más que un renacer de la
propia Renovación Carismática, es un renacer de la propia Iglesia que se estaba
convirtiendo “en mayor” y parecía que no iba a haber relevo generacional. Pero
el Espíritu Santo va siempre por delante guiando a la Iglesia hacia su triunfo
final. Los jóvenes están ávidos de experiencias fuertes y no hay experiencia
mayor, más fuerte y tumbativa que el encuentro con Jesús, con un Dios que está
vivo, que es cercano, al que no le eres ajeno y que te creó porque te ama”.
“Experiencia de un encuentro con Jesús”
Por
último, explica que “en
el corazón de la Renovación Carismática lo que nos encontramos es la
experiencia de un encuentro con Jesús que está vivo. Otras
características, además del don de la oración de alabanza, es el ejercicio de
los carismas que el Espíritu concede según su voluntad para crecimiento de la
comunidad y para evangelizar con poder. Él
que convierte el corazón es el Espíritu de Dios. También la intercesión y la
adoración son importantes dentro la Renovación Carismática”.
¿Cómo surgió la Renovación Carismática?
La
Renovación Carismática Católica nació dos años después de terminar el Concilio
Vaticano II. El concilio concluyó el 7 de diciembre de 1965 y la RCC como
corriente de gracia para toda la Iglesia nació en febrero de 1967. El fin de
semana del 17 al 19 de ese mes, un total de 25 jóvenes de la Universidad
Católica Duquesne del Espíritu Santo, en Pittsburg (Pensilvania) fueron
convocados a un retiro, cuyo tema central fue el estudio del libro de los
Hechos de los Apóstoles. Cada sesión de estudio la comenzaban recitando el
himno Veni Creator Spiritus.
En la noche del sábado, la mayoría de los jóvenes se encontraban en la capilla
de la casa de ejercicios en actitud de oración y adoración; y como ocurrió en
el Cenáculo el día de Pentecostés, experimentaron el bautismo en el Espíritu y
quedaron sumergidos en Él: fueron inundados por el amor de Dios y el poder de
su Espíritu. Uno de los profesores que dirigió este retiro de Duquesne escribió
a un amigo: “No necesito creer en Pentecostés, lo he visto”.
Fuente: Ecclesia