Vigésimo octavo día: Explicación de las letanías
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Aciprensa |
Regina Sacratissimi Rosarii
Reina del Santo Rosario. El
Rosario es una cierta fórmula de oraciones en la cual distinguimos quince
decenas de salutaciones angélicas, entremezcladas con oraciones dominicales. En
cada una de esas decenas meditamos sobre los misterios. Estos misterios son en
total quince, conformados en tres series: cinco misterios gozosos que son: 1)
La Encarnación, la Visitación de la Santísima Virgen, la Natividad de Nuestro
señor, La Presentación en el Templo y el Encuentro de Jesús en medio de
los Doctores 2) Cinco misterios dolorosos que son, el sudor de sangre en el
Huerto de los Olivos, al Flagelación, la Coronación de espinas, Jesús cargado
con la cruz y la Crucifixión. 3) Cinco misterios gloriosos que son: La
Resurrección, la Ascensión, La venida del espíritu santo Paráclito, La Asunción
de la Santísimima Virgen y su Coronación como reina de cielos y tierra. Se
puede dividir el rosario en tres series de quince decenas cada uno, y en ese
caso, se tiene cuidado de tomar alternativamente por asunto de meditación las
tres series de misterios.
El Termino rosario significa
corona de rosas. Era costumbre en oriente ofrecer coronas de rosas a las
personas que se proponía honrar, y los cristianos de complacían en
ofrecer estos presentes a la Santísima Virgen y a los Santos. San Gregorio Nacianceno
sustituyó la corona material de rosas por una corona espiritual. Santa Brígida,
en el siglo siguiente, tuvo la idea de poner esta corona al alcance de todos,
haciéndola componer de las oraciones más ordinarias de la Iglesia. Pero el uso
de recitar quince Pater y quince Ave María, se remonta a Santo
Domingo.
Ejemplo.
San Carlo Borromeo tenía la más
viva y la más tierna devoción por la Santísima Virgen, que recitaba todos los
días, de rodillas el rosario y el oficio de esta Gloriosa Virgen; ayunaba,
además, con pan y agua, en las vísperas de Nuestra Señora. Nadie fue más exacto
que él en saludarla a la indicación de la campana; porque si se encontraba en
la calle, aunque estuviese cubierta de barro, no dejaba de ponerse de rodillas
cuando la campana advertía que era hora de recitar el Ángelus. Quiso tener en
su catedral una capilla y una cofradía del Rosario. Mandaba hacer, además,
todos los primeros domingos del mes una procesión solemne, en la que se
trasladaba con mucha pompa una pintura de la Santísima Virgen; quiso que fuese
la protectora de todas las fundaciones que hizo; ordenó que en toda su diócesis
se honrara, con gestos de respeto, el sagrado nombre de María, ni bien se le
escuchara pronunciar; hizo colocar en todas las portadas de todas las Iglesias
parroquiales de su jurisdicción una imagen de la Madre de Dios, para hacer
comprender al pueblo que no se puede entrar al templo de la gloria eterna sin
el favor de aquella a la que la Iglesia llama puerta del cielo.
Rezando el Rosario, pensamos en los misterios del Rosario
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
Fuente: ACI Prensa