Décimo séptimo día: Explicación de las letanías
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Aciprensa |
Virgo fidelis
Virgen fiel. María, siempre
fiel a la ley del Señor, lo fue también a los designios de la providencia. Dios
le hizo saber, de un momento a otro, por su esposo José, que había que huir con
el niño Jesús a Egipto. María no busca en lo absoluto comprender la voluntad del
Señor, y sin razonar sobre los obstáculos que parecen presentarse en un viaje
tan penoso, largo y peligroso, María obedece, parte, y la orden de Dios le
sirve de razón. Instruida por las profecías acerca de los tormentos que
Jesucristo, su Hijo debía soportar, tenía el alma triste, pero la sumisión
estaba de acuerdo con la voluntad de Dios Altísimo. ¡Fidelidad preciosa de
María! ¡Quién podrá admirarte suficientemente, cuando la condujiste al pie de
la cruz y a recibir los últimos suspiros de su Hijo!
Speculum justitiae
Espejo de justicia. María es
el espejo de las virtudes más perfectas, porque, destinada a la gloria de ser
la Madre de Dios, cuya dignidad supera incomparablemente todas las
grandezas humanas, y que es la más alta a la que puede ser elevada una
criatura, debió ser enriquecida con las virtudes que convenían a esta sublime
elevación, y si según Tomás de Villanueva, san Juan, sólo por causa de su
calidad de precursor del Mesías fue santificado en el seno de su madre e hizo
cosas tan extraordinaria, que entre todos los hijos de las mujeres, según el
testimonio del Salvador, no hubo nadie más grande que Juan Bautista.¡Qué decir
de la santidad de aquella que concibió y llevó en seno al autor de todas, la
virtud de la santidad misma, en fin, el Verbo Eterno que es Dios!
Ejemplo
Un soldado, apellidado
Beau-Séjour, rezaba todos los días siete Pater y siete Ave, en honor de las 7
alegrías y de los siete dolores de la Santísima Virgen. Nunca se olvido de
satisfacer esta obligación, y si se acordaba, luego de haberse acostad, que no
lo había hecho, se levantaba al instante y rezaba esta oración de rodillas. Un
día de batalla, Beau Séjour se encontró en la primera línea de combate, en
presencia del enemigo, esperando la señal de ataque, se acordó que no había
dicho su oración acostumbrada; de inmediato comenzó a decirla haciendo la señal
de la cruz. Sus compañeros, dándose cuenta, empezaron a burlarse y las burlas
pasaron de boca en boca, pero Beau-Séjour, sin inquietarse, continuaba su
oración. Una vez terminada ésta, los enemigos hicieron la primera descarga; y
Beau Sejour, sin haber recibido no un solo disparo, quedó solo en la línea. Vio
muertos, a sus lados, a todos aquellos que antes de reían de él y se burlaban
de su devoción. No pudo dejar, estremecerse ante tal vista y, de
reconocer la mano de la poderosa Protectora que lo había. El resto de la
batalla y aun de la campaña, que mató mucha gente, no recibió ni una sola
herida. Habiendo recibido finalmente su baja, volvió a su casa y publicó por todos
lados las alabanzas de María, de quien se reconocía deudor de vida y salud
(Récits d’histoires).
Seamos fieles a nuestros ejercicios de piedad hacia María y nos será fiel a la hora del peligro.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
Fuente: ACI Prensa