Una belleza incomparable, la verdad o ser testigo del Cielo en la tierra son algunas
(Foto: Margot Pandone/Unsplash). |
"¿Por qué
empecé a formar parte de la Iglesia Católica?": es una de las
reflexiones que más se plantea el converso Dennis Knapp, autor del blog The Latin Right en Patheos,
especialmente desde que debate con el apologista Matt Graham. Como todo
converso, hubo de hacer frente a no pocas dudas durante su proceso de
acercamiento a la Iglesia y sobre todo encontrar motivos que le llevasen a tomar la decisión.
A raíz de estas reflexiones, Knapp se dirige a todos los que, como
fue su propio caso, piensan que Dios existe pero no encuentran motivos para la conversión o su
regreso a la fe. Ofrece cinco razones de peso:
Verdad: la única Iglesia fundada por Cristo
A la hora de plantearse formar parte de la Iglesia católica o
encontrar motivos para regresar, Knapp considera como converso que una de las
principales razones es "que Jesús la fundó" y que "así como Jesús es la imagen del Dios
invisible, la Iglesia visible refleja el cuerpo de Cristo". La unidad
de la Iglesia se vio duramente golpeada por el surgimiento de los primeros
cismas y herejías, pero "estos individuos y sus creencias fueron abordados
por obispos, sínodos, concilios ecuménicos y declaraciones papales". Es
decir, "Jesús dio la
autoridad a sus apóstoles para dirigir la Iglesia, y estos escogieron a su
vez a sus sucesores para gobernar la Iglesia cuando ellos no estuviesen",
explica.
Por todo ello, cuando la Iglesia se pronunciaba sobre cualquier
aspecto teológico recibía el asentimiento de los fieles. Algo que comenzó a
cambiar primero con el Cisma de Oriente y después con los líderes de la reforma
protestante, "convencidos
de que su autoridad era superior a la de la Iglesia de Cristo".
"Lo que comenzó con Martín Lutero como una ruptura se
convirtió en miles de ellas durante los siguientes 500 años. Así como Jesús llamó a los primeros
cristianos hace 2.000 años, también te llama a ti ahora", explica.
Bondad: el reino de Dios en
el mundo
Knapp también se refiere a la bondad como uno de los principales
motivos que puede llevar a muchos a plantearse regresar a la Iglesia o formar
parte de ella, ya que de la misma Iglesia "nacen personas santas con grandes logros que manifiestan el reino de
Dios en el mundo". "De ella han surgido algunas de las
personas más grandes de la historia universal, a las que la Iglesia llama
santos. Vivieron solo para Jesús e hicieron cosas asombrosas que trajeron una inmensa bondad al mundo",
explica.
De los muchos que podría citar, menciona a San Camilo de Lelis, converso
y exponente en la atención a los enfermos cuya labor perdura hasta el día de
hoy. También menciona otros que "dieron forma a la civilización
occidental" como San
Agustín de Hipona o Santo
Tomás de Aquino, o a San
Juan Pablo II, "que ayudó a derrotar el comunismo a través de su
santidad". "Lograron obras grandiosas a través de la gracia de Dios,
que reside en la Iglesia, y te invitan a venir y experimentarla por ti
mismo".
Belleza, irresistible e
incomparable
También cree que "la belleza no debe pasarse por alto como razón de entrar o regresar a la
Iglesia", ya sea en su arquitectura, el arte o la música, si
contribución a la belleza "sigue siendo incomparable y ninguna otra
institución ha contribuido más a reflejar, en pequeña medida, la belleza
venidera del Cielo".
Y precisamente esta belleza ha motivado no pocas conversiones o
fortalecimientos en la fe, como es el caso del converso Peter Kreeft al visitar
la catedral de San Patricio de adolescente. Caminando por el imponente edificio,
le preguntó a su padre protestante cómo podían estar los católicos tan
equivocados y tener unas iglesias tan bellas. De esa experiencia surgiría su
célebre afirmación años después de su conversión: "La verdad es fácilmente
resistible, somos muy buenos para engañarnos a nosotros mismos. La bondad es
resistible y podemos fácilmente silenciar nuestras conciencias. La belleza es irresistible".
La Eucaristía, misterio
divino en la tierra
Aunque numerado en tercer lugar, Knapp observa que esta "debe
ser la primera razón" para regresar a la Iglesia o formar parte de ella.
Para los católicos, "la Eucaristía significa la participación en la divinidad de Dios y también une a todo el
pueblo de Dios como uno solo. Además, en la Eucaristía, los católicos
participan de la liturgia celestial y experimentan un misterio eterno en la
tierra. Por el contrario, cuando un católico es excomulgado, se le impide
recibir y participar de la Eucaristía, que representa un signo de unidad con la
Iglesia".
Una comunidad que camina
unida al Cielo
Entre otros motivos, Knapp añade la experiencia comunitaria que los fieles viven desde su nacimiento en
la fe hasta su muerte junto a los cristianos, sus hermanos, a través de los
sacramentos.
Así, desde el "comienzo de la vida" con el bautismo, "la
comunidad acoge a todos, jóvenes o ancianos, en la Iglesia".
"Los dos siguientes sacramentos de iniciación, la eucaristía y la confirmación,
continúan uniendo a los católicos a la comunidad de la Iglesia, pues todos los
que desean confirmarse deben elegir a otro miembro confirmado para que
los apadrine. El matrimonio une
a la comunidad de manera especial, donde la pareja y no el sacerdote son el
medio por el cual se confiere la gracia de Dios". A este le sigue el
sacramento del orden,
"donde la Iglesia nombra a los líderes de esta comunidad y continúa la
obra de Jesús y los apóstoles a través de la sucesión apostólica". Le
sigue el de la confesión,
"en el que los católicos experimentan la reconciliación con Dios y la
comunidad". El último, la unión de enfermos continúa "uniendo a la comunidad
en el sufrimiento y la sanación".
J. M. C.
Fuente: Religión en Libertad