El arzobispo electo de Madrid, José Cobo, destacó tras recibir el palio que «tiene dos borlas: una, la conexión con Roma y con Pedro», y otra, «la oveja perdida»
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| Foto: Rubén Cruz |
La basílica de San Pedro acogió este jueves, 29 de junio, la celebración de
la Eucaristía en la solemnidad de san Pedro y san Pablo. En ella, el Papa
Francisco entregó el palio a los nuevos arzobispos, entre ellos José Cobo,
electo de Madrid. En declaraciones para El Espejo de Madrid de COPE,
el hasta ahora obispo auxiliar de la capital aseguró que este era «un momento
imponente de responsabilidad y de establecer puentes con Roma». Un
acontecimiento «especial», señaló, y destacó lo que más le movió el corazón al
ver el palio: «Tiene como dos borlas: una, la conexión con Roma y con Pedro,
para que no nos vayamos cada uno por nuestro lado; y otra, la oveja perdida»,
porque no está hecho con lujos «y nos evoca a los perdidos, a los que no tienen
a nadie».
Efectivamente, el palio arzobispal es una faja de lana blanca hecha de dos
corderos criados por las religiosas del convento romano de San Lorenzo, en
Panisperna. Estos animales son bendecidos el día 21 de enero, día en que se
conmemora el martirio de santa Inés, y el palio es tejido por las religiosas
benedictinas de Santa Cecilia del Trastevere. Una vez elaborados, se colocan en
un cofre de plata junto al sepulcro de san Pedro, en el llamado nicho de los
palios, donde se custodian durante un año, por lo que se consideran reliquias
de tercer grado, por contacto.
La faja mide entre 4 y 6 centímetros de ancho y está adornada con seis
cruces negras, que simbolizan las heridas del Cordero de Dios, y dos orlas de
seda negra. A diferencia del palio del Papa no es circular, sino que tiene un
rectángulo anterior y posterior. El palio lleva tres alfileres por los tres
clavos usados en la crucifixión de Jesucristo. Se colocan en las tres cruces
que se encuentran debajo del cuello, en el hombro izquierdo y en el hombro derecho,
con las cabezas hacia el lado derecho miradas desde el frente.
En la solemnidad de san Pedro y san Pablo, durante la Eucaristía en la
basílica de San Pedro, lo palios son portados por varios diáconos desde el
nicho hasta la sede de Pedro y son bendecidos por el Sucesor de Pedro —«que
quienes por tu don lleven estos palios se reconozcan como pastores de tu
rebaño»—. Los arzobispos nombrados durante el año, presentes en la basílica,
pronuncian su juramento de fidelidad y obediencia a la Iglesia y al Papa. En
definitiva, el palio representa la presencia de Cristo en el trabajo del
arzobispo; es un ornamento litúrgico signo de comunión con el Santo Padre y de
la misión del arzobispo de ser buen pastor.
32 nuevos arzobispos, cuatro de
ellos españoles
José Cobo recibió el palio
arzobispal este jueves, 29 de junio, en una Eucaristía a la que asistió, pero
no presidió, el Santo Padre, aún recuperándose de su último ingreso
hospitalario. A pesar de ello, pronunció la homilía, en la que definió a Pedro
y a Pablo como «dos apóstoles enamorados del Señor». Siguiendo el hilo del
Evangelio proclamado, cuando Jesús le pregunta a Pedro quién es para él,
Francisco reveló que «la respuesta de Pedro podría resumirse en una palabra:
seguimiento». El seguimiento de Jesús «es inaplazable, no podemos dudar, no
podemos poner excusas», y advirtió del «disfraz de espiritualidad», «como
cuando decimos: “No soy digno”». Esto «es un truco del demonio, que nos roba la
confianza en la gracia de Dios, haciéndonos creer que todo depende de nuestras
capacidades».
Si la respuesta Pedro consistió
en el seguimiento, «la de Pablo fue el anuncio, el anuncio del Evangelio». En
él, «encerrado en el orgullo de su rígida observancia», «todo comenzó por
gracia», por el encuentro con Jesús. Y cuanto más anunciaba el Evangelio,
observó Francisco, más conocía a Jesucristo. Por eso, la respuesta de quién es
Jesús en Pablo «no se responde con una respuesta intimista»; él enseña «que
crecemos en la fe» y en el conocimiento de Cristo cuanto más se le da a conocer.
«Cuando evangelizamos somos evangelizados». Esta es, afirmó el Pontífice, la
llamada a la Iglesia de hoy: poner el anuncio en el centro.El Papa concluyó
pidiendo para los nuevos arzobispos que sean como Pedro y Pablo, «discípulos en
el seguimiento y apóstoles en el anuncio».
Junto a Cobo han
recibido el palio de manos del Papa, al final de la celebración, otros 31
arzobispos, entre ellos los españoles Enrique
Benavent, nuevo arzobispo de Valencia; José
María Gil Tamayo, de Granada, y Francisco José Prieto, de Santiago de Compostela. También,
entre otros, el nuevo de Buenos Aires, José Ignacio García Cuerva; el de
Katowice (Polonia), Adrian Jósef Galbas, o el de Caracas (Venezuela),
cardenal Baltazar Porras.
Al término de la celebración,
Prieto, con un proceso parejo al de Cobo al haber accedido al arzobispado desde
su ministerio de obispo auxiliar, habló de «emoción». «Emoción de vivir un
momento como este que es un momento de comunión con Roma, con el Sucesor de
Pedro, con el Papa, y una comunión entre los hermanos obispos». A su vez,
aseguró que ahora toca «asumir una responsabilidad» que es «una llamada a un
mayor servicio», «aunque también es cierto que es mayor la abundancia de gracia
que el Señor da para llevar adelante este ministerio».
Sobre el Papa, comentó que lo ha
visto bien, que «nos conoce personalmente» y que ha «estado amable y sonriente»
con ellos. Prieto aprovechó para reiterarle su deseo de recibirlo en la ciudad.
«Santo Padre, Santiago de Compostela lo espera».
Eucaristía de inicio de
ministerio
A José Cobo se le impondrá el
palio el próximo sábado, 8 de julio, durante la Misa de inicio de su
ministerio. La ceremonia se desarrollará en la catedral de Santa María la Real
de la Almudena a partir de las 11:00 horas, y se podrá seguir también en TRECE
y a través del canal de YouTube del Arzobispado de Madrid.
El arzobispo electo monseñor José
Cobo llegará a la catedral acompañado del arzobispo emérito administrador
apostólico, cardenal Carlos Osoro, y del nuncio de Su Santidad en España,
monseñor Bernardito Auza. Los recibirá el Cabildo catedral y el Colegio de
Consultores de la diócesis. El deán de la catedral, Jorge Ávila, ofrecerá al
arzobispo, al nuncio y al administrador apostólico el lignum crucis para
su veneración, y el hisopo al arzobispo para la aspersión a los presentes con
el agua bendita. A continuación, todos acudirán a la capilla del Santísimo para
orar, y después a la sacristía para dar comienzo a la celebración.
Tras la profesión de fe, el
nuncio impondrá el palio arzobispal a Cobo. Se omite en este punto su
juramento, por haberlo realizado ya ante el Papa Francisco en el Vaticano el
día de san Pedro y san Pablo. A continuación, el nuevo arzobispo se dirigirá a
la cátedra —su asiento—, donde se sentará. Después, recibirá el abrazo de comunión
de los obispos de la provincia eclesiástica y la adhesión y obediencia de la
diócesis representada por algunos sacerdotes, religiosos y fieles laicos.
La Misa seguirá la con la
liturgia de la Palabra y se desarrollará con normalidad, presidida ya por el
nuevo arzobispo de Madrid. La celebración concluirá con su alocución y la
veneración e incensación de la Virgen de la Almudena, en la que estará
acompañado por los dos arzobispos eméritos de Madrid, cardenal Antonio María
Rouco Varela y cardenal Carlos Osoro Sierra.
Infomadrid
Fuente: Alfa y Omega






