14 – Junio. Miércoles de la X semana del Tiempo Ordinario
Misioneros digitales católicos MDC |
Evangelio según san Mateo 5,
17-19
No creáis que he venido a abolir
la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En
verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse
hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos
menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en
el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino
de los cielos.
Comentario
Jesús les enseña el valor perenne
del Antiguo Testamento porque es palabra de Dios y goza de autoridad divina.
Al mismo tiempo proclama una ley
más elevada que es la ley del Amor, la ley del Espíritu que resuena en cada
corazón humano: “no he venido a abolir la Ley o los Profetas sino a darles su
plenitud”.
Les enseña que ha venido a
promulgar de manera definitiva la ley de Dios. Todo lo realiza mediante su
predicación y sobre todo mediante su ofrecimiento en la Cruz.
Así enseña Jesús cómo llevar a
cabo la voluntad de Dios. Será grande quien la realice y, al contrario, será el
más pequeño quien no los cumpla. “El que quebrante uno solo de estos
mandamientos incluso de los más pequeños, y enseñe a los hombres a hacer lo
mismo, será el más pequeño en el Reino de los cielos. Por el contrario, el que
los cumpla será grande en el Reino de los cielos”.
La ley del Señor es la ley de la
libertad porque es la ley del Amor y, en el amor hasta lo más pequeño tiene una
enorme importancia. Así enseñaba San Josemaría en Camino: “Las almas grandes
tienen muy en cuenta las cosas pequeñas”[1].
[1] San
Josemaría, Camino n. 818
Javier Massa
Fuente: Opus Dei