En un hecho histórico, el Papa Francisco se embarcará en un viaje de cuatro días a Mongolia, una nación situada entre las potencias mundiales de China y Rusia
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Papa Francisco. Crédito: Neneo - Shutterstock |
El viaje, previsto del 31 de
agosto al 4 de septiembre, es un testimonio del compromiso del Papa por
fomentar el diálogo y la unidad en lugares donde la presencia católica es
mínima, pero profundamente significativa.
La República de Mongolia, un país
sin salida al mar con una población aproximada de 3,32 millones de habitantes,
alberga actualmente una pequeña comunidad católica de unos 1.300 fieles, frente
a los 14 que había en 1995, según el Vaticano. Aun así, esto representa una
pequeñísima fracción de los habitantes del país.
La Prefectura Apostólica de Ulán
Bator, dirigida por el Cardenal Giorgio Marengo, se ocupa de las necesidades
espirituales de la comunidad católica de Mongolia.
A pesar del reducido número de
fieles, el Cardenal italiano de 49 años, nombrado por el Papa Francisco en
agosto de 2022, señaló esta semana que existe una larga historia de relaciones
papales con Mongolia, que se remonta a varios siglos.
La próxima visita papal, cuyo
lema es "Esperando juntos", subraya la importancia de fomentar
la esperanza, una virtud profundamente arraigada en la tradición cristiana pero
también universalmente reconocida, destacó el Vaticano.
El lema también resalta lo
significativo de la cooperación bilateral entre la Santa Sede y Mongolia, que
encarna el espíritu de este viaje apostólico.
La presencia del Santo Padre es
vista como un faro de esperanza y aliento para la pequeña población católica de
Mongolia, según el Vaticano.
Además, se considera un signo de
esperanza para la Iglesia universal, sobre todo teniendo en cuenta la
proximidad de Mongolia a China, donde se calcula que viven 7,53 millones de
católicos.
Por Anian
Christoph Wimmer
Fuente: ACI Prensa